Pico y pala para la cuarta victoria

Tres de tres en Sar; cuatro de cinco en total. Es el dulce bagaje del Monbus Obradoiro en un arranque soñado de temporada, después de batir al Gipuzkoa (85-76) en un choque que dominó en todo momento aunque no pudo rematarlo hasta las últimas posesiones. Tras el duro tropiezo en Bilbao y el parón de dos semanas sin jugar, el conjunto santiagués recupera sensaciones con un buen partido que lo refuerza para el frenético tramo de calendario que le espera ahora.

Pese al dominio y al marcador, fue un triunfo de pico y pala, en el que el Obra precisó trabajarse cada posesión para evitar la reacción de un GBC que nunca se entregó. Confirmada la baja de Mike Daum (está por ver si llega a la visita al Real Madrid del martes a las 21.15 horas), los de Moncho Fernández se apoyaron en la brillantez de Birutis (27 de valoración con 20 puntos y 6 rebotes) y en la solidez de Chris Czerapowicz (10 tantos y 8 capturas) o Pepe Pozas (7 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias), claves para conducir la victoria.

Ya desde el inicio mandó el Obradoiro. El plan parecía claro: atacar a Jaime Echenique, pívot colombiano que se ha revelado como una de las sorpresas de la Liga Endesa. Así, el cuadro santiagués empezó buscando a Birutis en la pintura y la segunda personal del pívot del GBC llegó ya con 8-0 en el marcador (min. 3).

Su compatriota Beliauskas también confirmó su gran momento martilleando la canasta donostiarra. Con él de principal ejecutor ofensivo, Birutis imponiendo su presencia en la zona, Pepe Pozas mandando en la dirección, Czerapowicz ejerciendo del pegamento perfecto y Cohen buscando aún su sitio, el Obra empezó a dispararse en el marcador (15-3, min. 6).

Moncho Fernández cambió de golpe a un quinteto ya agotado y el recital ofensivo se fue diluyendo, mientras el GBC consiguió agarrarse al partido cuando más complicado parecía. Así, a pesar de su nefasto primer cuarto en cuanto a puntería (4/16 en tiros de campo) y con notable diferencia en las pérdidas (dos locales, cinco visitantes), todo permanecía abierto después de diez minutos (22-12).

El duelo estaba lejos de ser un paseo para el Monbus Obradoiro. Primero, porque las prestaciones locales de los primeros cinco minutos fueron bajando. Segundo, porque el Gipuzkoa supo mantener la cara al partido desde el inicio hasta el final. Y tercero, porque por momentos el duelo se convirtió en un correcalles que no beneficiaba a quien tenía el control del resultado.

A golpe de triples el Obra conservó una buena renta (33-23, min. 15), pero los errores en el tiro y la multiplicación de las pérdidas propiciaron que el GBC volviese a situarse a una distancia respetable. Al descanso, el marcador se antojaba demasiado corto (42-35).

ARREÓN. La pausa le sirvió al plantel de Moncho Fernández para resetearse. Regresó al plan inicial: buscar a Birutis en la pintura y generar a partir de ahí. Y aunque los focos se los lleva el gigante lituano, no sin razón, no es menos importante la labor de Pozas o Czerapowicz. El base, eligiendo en cada momento la opción correcta y liderando la presión en defensa. El alero, estando en todas partes: atrás, en el rebote y, ahora también, en la anotación.

El sueco demostró que su condición de jugador total está justificada y, aunque de nuevo el Obra exhibió el reparto coral en el que todos aportan, lideró la ofensiva del tercer periodo, que volvió a despegar al cuadro local ante un GBC que se iba quedando sin respuestas. Se sumó también Álex Suárez con dos triples importantes para estirarse, mientras Jake Cohen no acaba de encontrar las buenas sensaciones, en ocasiones pecando de precipitación. La aparición de Kassius Robertson, que empezó negado pero fue claramente de menos a más, contribuyó a que la diferencia alcanzase los 18 puntos, fruto también de la mejor selección de tiro, de la reducción de las pérdidas a la mínima expresión y de que la propiedad del rebote ya era completamente local. Tocaba remar durante un cuarto más (69-53, min. 30).

RESPUESTA. Si algo tiene este Gipuzkoa es que nunca se rinde, y al segundo golpe recibido respondió agarrándose al cuadrilátero. En un par de minutos limó la diferencia hasta los 12 puntos (71-59, min. 32). Aunque esa distancia seguía siendo importante, el Obra se concienció de que no tendría un final plácido.

El conjunto santiagués miró hacia sus hombres clave en ataque aunque pecó de cierta relajación en defensa, lo que comprimió el marcador porque los de Marcelo Nicola no se rindieron. Ni con un +14 para el Obra arrojaron la toalla (80-66, min. 36), ni con un +13 a poco menos de dos minutos del final con un triple de Robertson (85-72, min. 39). El average, siempre importante de cara a lo que pueda ocurrir a final de temporada, también estaba en juego.

Así se entiende que, ya con la victoria hecha, Moncho instase a los suyos a atacar en la última posesión cuando Robertson amagó con agotar el tiempo. El triple de Pozas no entró y la diferencia se quedó en nueve puntos. Escasos para los méritos de un Obra que mandó en el encuentro de inicio a fin, aunque justos por la garra que demostró un Gipuzkoa que compite en cada jornada.