Tiempo al tiempo
Baskonia Vitoria-Gasteiz ha sufrido muchos cambios en su plantilla este verano, sobre todo con las salidas de hombres clave la pasada temporada como Pierria Henry o Achille Polonara, pero también ha incorporado jugadores de calidad como Simone Fontecchio o Wade Baldwin IV. El objetivo de los baskonistas no ha cambiado, pero el rumbo no ha empezado con buen pie. Derrotas consecutivas en Liga ACB y en Europa denotan el mal arranque competitivo con lesiones, además de los engranajes tácticos que aún están por asentarse en la filosofía de juego de Dusko Ivanovic.
Este partido tiene una lectura de guion mucho más complicada que en anteriores enfrentamientos. La irregularidad ofensiva está lastrando al equipo en comparación con el trabajo en campo propio. Ahora mismo son de los mejores en rebote defensivo y recuperaciones; esa intensidad va en el ADN baskonista que les permite sujetar cuartos en los que pierden más balones que puntos anotados y ser uno de los mejores equipos protegiendo su aro. No obstante, su talento en cada puesto les hace mantener esa polivalencia para plantear diferentes opciones dentro del mismo esquema en ataque.
Quizás el ritmo es el aspecto más determinante a tener en cuenta. La acumulación de faltas lastran esa velocidad en sus transiciones para generar llegadas en uno contra uno, castigando una posible renta negativa en el marcador que deriva en alternancias defensivas con las zonas.
El Monbus Obradoiro nos ha brindado de muchos más minutos de una calidad excelsa con cuartos de ensueño que levantaron a toda la afición, a base de un juego coral generoso y un balance de toma de decisiones verdaderamente alto.
Ante un rival de este calibre, es vital que continúen con ese espíritu de trabajo en los básicos del juego que han ido mejorando a lo largo del mes de competición que llevamos.
La referencia ha sido el rebote ofensivo, donde el conjunto gallego es líder de la liga con 13 capturas por partido. Un dato de matrícula de honor que refleja la actividad y ocupación de espacios que genera un aumento de posesiones tremendamente elevado.
El entrenador compostelano Moncho Fernández continúa explorando sus opciones ofensivas encontrando el perfecto equilibrio con la defensa. El mayor control de balón les garantiza una seguridad y confianza que será clave para lograr el triunfo frente a un bloque de jugadores de talla Euroliga.