El son cubano del ‘Profeta’ y la ‘Sombra’
CUBA ES tierra de muchas cosas pero sobre todo de son y boxeo. Y de exilio. También de apodos. Sobre el género musical todos coinciden en que se nota la influencia española. El maridaje entre Bebo o Chucho Valdés con Diego el Cigala es el último de muchos ejemplos. Lo de Antonio Machín es una mezcla de todo: son cubano y bolero, exilio y boxeo. Música y pugilato, con sus dosis de emigración, se asocia al gran Pepe Legra, que bailaba mientras esquivaba o golpeaba, según tocara.
La isla fue siempre tierra de boxeadores. La primera andanada la formaban aquellos que anteponían el Kid (el chico) a su apodo y entre ellos sobresalió Kid Chocolate aunque el peso welter Kid Gavilán se hizo un nombre en EEUU. Mantequilla Nápoles era todo menos de mantequilla y mantuvo el récord de victorias en el campo amateur, la revolución no permitía el profesionalismo, hasta que irrumpió Teófilo Stevenson, considerado el mejor boxeador cubano de todos los tiempos. Ganó tres oros olímpicos y dejó una racha de diez combates consecutivos en los Juegos tumbando a sus rivales por KO. El gran Don King siempre quiso enfrentarlo a Cassius Clay pero Fidel Castro ponía precio y condiciones desorbitadas.
Este viernes dos cubanos se jugarán el pase a disputar las medallas en Tokio. Enmanuel Reyes, El Profeta, vive en A Coruña y defiende a España mientras que Julio César La Cruz, La Sombra, oro en Río sigue fiel a su isla. Antaño sería una lucha encarnizada pero ahora hasta puede acabar bailando juntos un son cubano. Para celebrar una medalla gallega, la del profeta. ¡Ojalá!