Un Obra sin ‘rookies’ por vez primera en casi una década
El Monbus Obradoiro arrancó este lunes su pretemporada, y por primera vez en una década lo hizo sin un rookie (o novato) en su plantilla. Desde la incorporación de José Luis Mateo como director general y deportivo, en 2012, el club santiagués ha convertido en una de sus señas de identidad la apuesta por talento sin testar a nivel profesional, un rasgo al que la pandemia ha impedido dar continuidad. Por el retraso de las fechas de la NBA y la extensión de sus contratos duales, el Obra ha decidido no esperar y cerrar su plantel antes de iniciar la pretemporada.
El mercado siempre está en movimiento, y aunque las doce fichas del plantel santiagués están ocupadas, el club nunca deja de rastrear lo que sucede alrededor y hay casos que lo demuestran (Jordan Bachynski o Kyle Singler). Mientras tanto, salvo giro de los acontecimientos el Obradoiro empezará la Liga Endesa sin rookies en sus filas, algo inédito desde el curso 2012/13.
La temporada de la NBA bajó su telón el 20 de julio, un mes más tarde de lo habitual. Por eso se pospusieron el Draft y las Ligas de Verano, que aún se están disputando, y un buen número de jugadores todavía apuran sus opciones de encontrar hueco allí cuando otros años a estas alturas ya tendrían las puertas casi cerradas. Tampoco ayuda la extensión de los contratos duales que permiten compaginar la NBA y su Liga de Desarrollo en unas condiciones cada vez mejores. Ante esa situación el Obra optó por variar su método y completar el plantel sin pescar en ese caladero de quienes acaban de cerrar su ciclo universitario.
Es la forma de acceder al talento de ejemplos como Robbie Hummel o Mike Muscala, que un año después de sus respectivos fichajes (o menos, en el caso del segundo) ya formaban parte de la NBA. O de Matt Thomas, que vivió un año intermedio con la camiseta del Valencia Basket antes de incorporarse a los Toronto Raptors.
Son los tres casos paradigmáticos, los tres jugadores que llegaron al Obra directamente desde la universidad y que poco después eran reclamados por la competición más importante del mundo baloncestístico. Pero hay más, y precisamente por esa inexperiencia y bisoñez también se produjeron fichajes que resultaron menos fructíferos de lo esperado, y que o bien tardaron en despegar o bien acabaron quedándose por debajo de las expectativas.
LARGA LISTA. La racha empezó con Robbie Hummel y William Buford, los dos novatos de la temporada 2012/13 que terminó con la disputa del play-off de la Liga Endesa por primera y única vez en la historia del Obra. Al verano siguiente llegaron Mike Muscala, Nick Minnerath y Durand Scott, con resultados diametralmente opuestos. El primero fue un referente desde el primer día y en febrero dio el salto a la NBA, el segundo no cuajó y abandonó Santiago en enero aunque después destacó en otros clubes europeos, y el tercero terminó la temporada sin sacar a relucir todas sus virtudes.
Daniel Miller fue el rookie del curso 2014/15, y aunque su rol fue el de pívot suplente claramente fue de menos a más con el paso de los meses. Le siguieron Tyler Haws, en el verano de 2015, y Rosco Allen, en 2016, y en el periodo estival de 2017 Mateo y Moncho firmaron a Matt Thomas antes de que su actuación en las Ligas de Verano lo situase en el radar de clubes mucho más poderosos. Un año más tarde se unieron Kendall Stephens, que disputó cinco partidos antes de rescindir su contrato, y Vladimir Brodziansky; y tomaron el relevo Fletcher Magee y Mike Daum (19/20).
Steven Enoch es el último en una lista de rookies que por el momento deja de crecer. El pívot, precisamente, está disputando las Ligas de Verano con los Milwaukee Bucks y apunta a ser el siguiente pasajero del tren NCAA-Obradoiro-NBA, otro reclamo para seguir fichando en un mercado al que la pandemia ha puesto más trabas este verano.