Jacobo Táboas | Santiago
El turismo de calidad, sostenible, ligado a la naturaleza, el patrimonio, la cultura o la gastronomía y respetuoso con el paisaje y las poblaciones, también forma parte de la oferta nacional y mira a Europa para ser competitivo. Ejemplo es la Estrategia de Turismo de Galicia 2024-2030, una comunidad considerada ejemplo de planificación, que demanda a la UE continuar construyendo puentes para seguir impulsando políticas de turismo más responsables, incluidos “factores como la sostenibilidad, el desarrollo económico inclusivo y el respeto al medioambiente”, tal y como se adoptó en la Agenda Europea para el Turismo 2030.
El Gobierno central, dentro de su Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que guía la ejecución de los fondos europeos Next Generation EU, dedica un programa específico al sector turístico, dotado con 3.400 millones de euros, con el objetivo de avanzar, precisamente, hacia un modelo más sostenible, más rentable y de mayor calidad para todo el país.
En ese contexto que acerca el interés estratégico nacional y el europeo hace unos días, en Suecia, en la asamblea general de NECSTour -la Red de Regiones Europeas para un turismo sostenible y competitivo- el director de Turismo de Galicia, Xosé Merelles, compartía el abanico de distintas herramientas sostenibles que Galicia usa para gestionar su oferta turística: la regulación de flujos en lugares como la Playa de las Catedrales, en el Parque Nacional das Illas Atlánticas o la Catedral de Santiago estuvieron sobre la mesa. Hubo además mención al Observatorio de Sostenibilidad gallego, que permitirá actualizar metodologías y monitorizar la evolución de los destinos en el territorio a través de un sistema estadístico de observación integral.
Además, en la Ruta Jacobea ya están en marcha diferentes medidas para preservar el valor patrimonial, natural y cultural, con acciones como la certificación forestal y catalogación de árboles en el Camino o el análisis de la accesibilidad en los distintos itinerarios. También se evalúa su impacto socioeconómico en el rural y con la instalación de sensores en diferentes puntos del Camino se mide una posible masificación en temporada alta.
Todo esto no significa que esta autonomía escape de la turistificación. El Camino de Santiago, embajador a nivel mundial de la marca Galicia, ha sido capaz de atraer a más de 440.000 peregrinos en 2023 y ha impactado de tal manera en Santiago, especialmente en su casco histórico, que ha llevado a su ayuntamiento a proponer la regularización de los flujos turísticos en las zonas de mayor afluencia de visitantes.
Buena parte de los habitantes de la ciudad se han visto desplazados por efectos negativos del turismo, provocando una notable pérdida de población a lo largo de los últimos años en la zona monumental de la capital gallega y puntuales enfrentamientos entre vecinos y peregrinos. Pese a esta realidad, que también existe, Galicia ha abierto una puerta sostenible que se mira con interés.
