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TECNOLOGÍA

Nvidia sacude Silicon Valley al adquirir un 4% de su rival Intel por 5.000 millones de dólares

La histórica alianza entre rivales, que combinarán esfuerzos en diseño de chips, supone un salvavidas para Intel, que ya llegó a un acuerdo con el gobierno de EE.UU. para que este adquiriese una participación del 10%

Invertir en Intel, TSMC o Samsung: la "idea creativa" de Trump para que Estados Unidos recupere el liderazgo global de los chips de IA

Archivo - Logo de Nvidia en unas oficinas.

Archivo - Logo de Nvidia en unas oficinas. / Andrej Sokolow/dpa - Archivo

Jaime Mejías

Jaime Mejías

Muy lejos han quedado los tiempos en que las tecnológicas estadounidenses mantenían una feroz competición entre ellas. Con la amenaza de China, que robustece a pasos agigantados su industria de fabricación de chips, las empresas norteamericanas han resuelto tender puentes para crear un puente común. En esta estrategia, auspiciada en gran medida por la administración Trump, se enmarca el anuncio de que Nvidia va a invertir 5.000 millones de dólares en Intel, una de las compañías pioneras en la industria tecnológica estadounidense y uno de sus rivales en el mercado nacional, con una compra masiva a 23,28 dólares por acción.

La compañía presidida por Jensen Huang controlará aproximadamente el 4% de Intel, y esta utilizará la tecnología gráfica de Nvidia en sus próximos chips para ordenadores, Además, Intel proporcionará sus procesadores para productos de centros de datos basados en hardware de Nvidia. Los 5.000 millones suponen un salvavidas para el histórico fabricante de chips, que de un tiempo a esta parte atravesaba horas bajas al haber perdido la hegemonía en la industria de la que hace un tiempo gozó. Los mercados estadounidenses, que aún permanecen cerrados, han reaccionado con entusiasmo ante el anuncio de la inversión, con las acciones de Intel disparándose un 30% en el intercambio preapertura.

En palabras de Huang, "esta histórica colaboración une estrechamente la inteligencia artificial y la pila de computación acelerada de Nvidia con los procesadores de Intel y el vasto ecosistema x86, una fusión de dos plataformas de talla mundial", tal y como afirmó el directivo tecnológico en un comunicado al anunciar el acuerdo. "Juntos, expandiremos nuestros ecosistemas y sentaremos las bases de la próxima era de la computación", apostillaba.

La decadencia de un gigante

Los últimos meses de Intel han sido, cuanto menos, intensos. El pasado mes de marzo la compañía anunció el nombramiento de un nuevo CEO, Lip-Bu Tan, que no arrancó con buen pie en su andadura al frente de la histórica organización. Tan tenía la difícil misión de revitalizar las operaciones de la compañía, que desde el mandato de su anterior CEO, Pat Gelsinger, que fue cesado antes de poder culminar su plan estratégico para rejuvenecer a Intel, no atravesaba por un buen momento.

Sin embargo, el nombramiento de Tan no fue bien recibido por el gobierno de Estados Unidos. Su presidente, Donald Trump, pidió a principios de agosto la "dimisión inmediata" de Tan, acusándolo de estar "en un conflicto de intereses" a causa de sus lazos con empresas chinas en su pasado como inversor tecnológico. Además, Trump puso en tela de juicio la capacidad de Tan para revertir la delicada situación que atravesaba la compañía.

A pesar del mal comienzo, Tan comunicó públicamente su disposición a entenderse con Trump, rebatiendo al mismo tiempo las acusaciones del presidente. «Mi reputación se ha construido a través de la confianza, en hacer lo que digo que voy a hacer, y hacerlo de forma correcta... esta es la manera en la que estoy liderando Intel», declaró, afirmando estar totalmente dispuesto a reunirse con Trump para acercar puntos de vista.

Un acuerdo histórico

Dicha reunión se produjo, y efectivamente, y los dos involucrados la abandonaron entendiéndose mejor de lo que podrían haber esperado. A la salida del encuentro, Trump, que había hecho público su rechazo a Tan, expresó que la historia del directivo tecnológico era "increíble", mostrándose mucho más abierto a aceptar su posición como principal espada de Intel. La semana siguiente, el propio Trump confirmó que su gobierno e Intel habían llegado a un acuerdo de inversión, a través del cual EE.UU. acumularía una participación del 10% en la compañía tecnológica, lo que supuso un acuerdo histórico en la industria y un verdadero espaldarazo financiero para la compañía.

Trump buscaba fortalecer a la empresa para hacer frente a China, que ya ha elegido a la compañía por la que apostar para hacer frente a Nvidia: Cambricon. Ante la fuerte apuesta de la potencia oriental, Estados Unidos necesita más que nunca un sector interno robusto y preparado para mantener su posición hegemónica en la industria de fabricación de chips. La inversión de Nvidia, la compañía más valiosa del mundo por capitalización bursátil y el rey de los chips en la actualidad, se entiende desde este prisma: colaboración antes que competición, para formar una industria nacional fuerte.

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