Verea, tradición familiar en la mayor empresa de teja en manos españolas
Fundada en 1967 en la localidad gallega de Mesía, se mantiene como referente del sector pese a la zozobra internacional. En 2024 facturó 20 millones y emplea a 80 trabajadores

Manuel Verea, director comercial de Tejas Verea / ceida

En el corazón del rural coruñés, en el municipio de Mesía, se levanta una de las fábricas de teja cerámica más modernas de España. Allí nació en 1967 Tejas Verea, fruto de la iniciativa del abuelo de la familia, que adquirió una cantera de arcilla y decidió levantar sobre ella una pequeña industria local. Casi seis décadas después, esa empresa mantiene su esencia familiar y presume de ser, según subraya su dirección, la única gran compañía del sector de la teja del país en manos 100 % españolas y de capital íntegramente familiar.
El crecimiento ha sido progresivo y siempre de la mano de la familia. Hoy la empresa está gestionada por la tercera generación, con tres miembros incorporados a puestos de responsabilidad y con el relevo asegurado. Manuel Verea, actual director comercial, lo resume con sencillez: «Queremos seguir profesionalizando la gestión, pero sin perder nunca el sello familiar que nos ha permitido llegar hasta aquí». Esa impronta, añade, es la que ha dado a la compañía la agilidad necesaria para tomar decisiones rápidas en un sector sujeto a vaivenes constantes.
Ser una empresa familiar en un mundo dominado por fondos de inversión no es solo una etiqueta sentimental. Tiene consecuencias prácticas. Mientras las multinacionales deben canalizar cualquier movimiento a través de complejas estructuras de decisión, Verea puede reaccionar con rapidez. «La mayoría de la familia comemos juntos a diario», ilustra Manuel. Esa cercanía ha sido determinante para modernizarse a tiempo.
El ejemplo más claro llegó en 2004, cuando la empresa dio el salto a la robotización. En un momento en que la mayor parte del sector seguía trabajando con sistemas semimanuales, Tejas Verea invirtió en maquinaria avanzada y en procesos automatizados. Fue una apuesta arriesgada, pero resultó clave: «Fuimos pioneros en tecnificar el proceso y eso nos permitió resistir cuando muchas fábricas desaparecieron tras la crisis de 2010». Hoy, esa decisión se recuerda como el gran punto de inflexión de la compañía.
La empresa produce en torno a 6.000 metros cuadrados de teja diarios, aunque con las dos plantas operativas la capacidad puede superar los 10.000 metros cuadrados al día. En 2024 alcanzó los 20 millones de euros de facturación y dio empleo a entre 75 y 80 trabajadores, una cifra que fue aún mayor en 2022 y 2023 tras ampliaciones de personal ligadas a inversiones.

Linea Gama Eternal de la fábrica de Verea en Mesía / cedida
Más allá de la dimensión económica, Verea se ha convertido en un motor de empleo y cohesión territorial en un entorno rural que, de otro modo, sufriría más intensamente la despoblación. La apuesta por contratar personal de la comarca ayuda a fijar población y a reducir la rotación laboral. «Nos interesa gente que quiera vivir aquí, que no vea la fábrica como un paso temporal, sino como un proyecto a largo plazo», explica la dirección.
Los retos del mercado internacional
Si la historia familiar explica la supervivencia, el contexto internacional dibuja los retos. Hasta 2019, la exportación suponía el 60 % de las ventas de Tejas Verea. Hoy esa proporción se ha invertido: el mercado nacional representa ya el 65 % de la facturación, mientras que la exportación ha bajado al 35 %. El cambio no se debe a una renuncia de la empresa, sino a la inestabilidad global.
El caso de Argelia es paradigmático. En apenas tres años, pasó de ser el segundo destino en exportaciones de teja española, con operaciones de 8 o 9 millones de euros, a desaparecer completamente del mapa por un conflicto diplomático. Francia, tradicional comprador de teja, ha sufrido una caída de más del 60 % en dos años. Y Estados Unidos, que sigue siendo un mercado prioritario, también refleja síntomas de ralentización en la construcción. «Hemos pasado de un sector muy estable a un escenario en el que un simple tuit puede modificar aranceles y alterar por completo un mercado», advierte Manuel Verea.
La ubicación de la fábrica, próxima al puerto de A Coruña, ha condicionado también el perfil exportador. Mientras las fábricas del Mediterráneo concentran sus envíos hacia el norte de África y Oriente Próximo, Tejas Verea orienta su salida hacia América, Reino Unido y Portugal. La costa atlántica facilita el acceso a Estados Unidos y Latinoamérica, donde la estética y tradición arquitectónica favorecen la teja cerámica española.
Automatización y sostenibilidad
El futuro inmediato pasa por dos grandes ejes: automatización y sostenibilidad. La escasez de mano de obra especializada es ya un problema en toda la industria. Cubrir puestos es cada vez más difícil y obliga a invertir en procesos automatizados que reduzcan la dependencia del factor humano. Al mismo tiempo, la empresa apuesta por fabricar tejas más ligeras y resistentes, con el objetivo de abaratar el transporte, que puede representar hasta un 35 % del precio final en destino.
El tercer frente es medioambiental. La reducción de emisiones de CO₂ y la mejora de la eficiencia energética en los hornos de cocción son prioridades. No solo responden a un compromiso con la sostenibilidad, sino también a una exigencia creciente de los mercados internacionales, que cada vez más condicionan las compras a criterios ecológicos.
Tejas Verea admite que 2025 está siendo un año «complicado» y con «malas perspectivas», pues espera una caída de hasta un 20 % de las exportaciones. Aun así, su determinación es clara: mantenerse como un referente del sector. «Somos una empresa familiar que compite en un mundo de gigantes. No podemos luchar en costes con las multinacionales, pero sí en servicio, en rapidez y en cercanía con el cliente», resume Manuel Verea. Esa ha sido, hasta ahora, la fórmula que les ha permitido sobrevivir y crecer. Y es también la apuesta para el futuro: mantener el timón en manos de la familia, apoyados en la modernización tecnológica y en la capacidad de adaptación que, desde Mesía, les ha llevado a plantar cara en mercados tan lejanos como Florida o California.
- Una bodega gallega se cuela entre las 100 mejores del mundo para visitar
- El peaje Santiago-Vigo pasará de 12,5 euros desde enero y hasta a A Coruña costará 8,8
- Una bañense con cáncer a los 43 años logra más de 42.000 firmas para que adelanten el cribado
- Crónica social compostelana | El Secreto de San Lázaro: desayunos, vinos y cócteles con alma compostelana
- La Guardia Civil incauta más de 1.500 plantas de marihuana en dos naves de Oroso y O Pino: seis detenidos
- Urovesa entregará en 2026 los primeros prototipos del blindado VERT destinados al Ejército
- Entra en vigor el encierro de aves de corral en 40 concellos por la gripe aviar
- Santiago calienta motores para el 'As Cancelas Music Fest' con Nena Daconte, Cepeda, Ortiga y Menta Poleo