Proyecto supervisor
El BCE retrasa a 2026 la guía con la que instará a los bancos a tener presidentes no ejecutivos e independientes
El supervisor no puede imponer el doble requisito, pero quiere presionar a entidades como Santander, BBVA, CaixaBank o Sabadell

Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt (Alemania). / Sebastian Gollnow/Dpa

Desde que asumió la vigilancia de los grandes bancos europeos en 2014, el Banco Central Europeo (BCE) ha mostrado claramente su preferencia por el modelo de gobierno corporativo británico, en el que los presidentes de las entidades financieras solo tienen funciones institucionales y de control de los gestores, mientras que el día a día del negocio lo lleva el consejero delegado. Para dar una nueva vuelta de tuerca en esa dirección, el organismo supervisor publicó el año pasado un proyecto de 'Guía sobre gobernanza y cultura del riesgo' para los bancos. Pero el proceso se está retrasado más de lo esperado: la institución ha desvelado que no prevé aprobar la versión definitiva hasta "bien entrado 2026".
El objetivo del BCE es empujar a los bancos a que sus presidentes carezcan de poderes ejecutivos y tengan la categoría de consejeros independientes. Un propósito que despierta enormes recelos en buena parte de la banca europea en general y la española en particular. Ese doble requisito, así, no lo cumplen ninguno de los cuatro grandes bancos del país (Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell), ni tampoco algunas entidades medianas y pequeñas. De hecho, el sector se movilizó y presentó alegaciones al proyecto de la guía a través de las patronales europeas, como desveló EL PERIÓDICO el pasado diciembre.
El borrador de la guía fue sometido a consulta pública entre el 24 de julio y el 16 de octubre del año pasado y recibió unos 1.000 comentarios de en torno a 30 partes interesadas. Esa es una de las razones por las que oficialmente se ha retrasado la publicación de su versión definitiva. La otra es que el BCE quiere esperar a que la Autoridad Bancaria Europea (más conocida como EBA por sus siglas en inglés) complete la revisión de sus 'Directrices sobre gobernanza interna' de las entidades para que la guía del supervisor sea coherente con los principios del organismo regulador.
Tres niveles de obligatoriedad
Frank Elderson, miembro del comité ejecutivo del BCE y vicepresidente de su Mecanismo Único de Supervisión, lo argumentó la semana pasada en Florencia: "Hemos recibido comentarios muy valiosos del sector y, con el fin de garantizar la coherencia, evitar solapamientos y capas innecesarias de complejidad, también tendremos en cuenta el resultado de la consulta pública de la EBA sobre la revisión de sus propias 'Directrices sobre gobernanza interna'. Esperamos que esto retrase la publicación de la guía definitiva hasta bien entrado el año 2026".
El banquero central, además, fue un paso más allá y dedicó buena parte de su intervención a tratar de despejar las "dudas" de los bancos "sobre la naturaleza jurídica" de las guías del BCE. En esta línea, subrayó que contienen tres tipos de contenidos: obligaciones vinculantes (derivadas de leyes europeas y por tanto ineludibles), expectativas de supervisión (mediante las que el BCE "desea orientar la actuación de los bancos en una dirección concreta", pero que "no crean nuevas obligaciones vinculantes") y buenas prácticas (que "ilustran ejemplos de enfoques que han funcionado bien en determinados contextos", pero que no implican que sean la única forma de alcanzar los objetivos).
Se trata de una cuestión muy relevante para los bancos, ya que deja claro que el borrador de la guía no busca ni puede imponer a los bancos las características de sus presidentes (por falta de base legal), sino que les empuja a que no sean ejecutivos como una expectativa de supervisión y les recomienda que sean un consejero independiente como una buena práctica. Y en el caso de que sean o no ejecutivos, el borrador de guía incluso dejaba margen de actuación: "El BCE considera que esta no es la mejor práctica y recomienda que se revisen los casos existentes. Cuando el presidente tenga funciones ejecutivas, se recomienda que se establezcan medidas mitigadoras".
Los cuatro grandes
Anticipándose a ello, tanto la patronal de los bancos españoles (AEB) como la de las antiguas cajas (CECA) alegaron en contra del proyecto de guía a través de las federaciones europeas a las que pertenecen. Actualmente, Ana Botín (Santander) y Carlos Torres (BBVA) son presidentes ejecutivos, mientras que Tomás Muniesa (CaixaBank) es consejero dominical en representación de la Fundación La Caixa, y Josep Oliu (Sabadell) tiene la categoría de consejero otro externo (no representa a ningún accionista, pero tampoco puede ser considerado independiente por hacer sido presidente ejecutivo del banco entre 1999 y 2020).
El pasado abril, el Banco de España ya anticipó que no veía motivos para imponer a las entidades españolas presidentes no ejecutivos e independientes. Su directora general de supervisión, Mercedes Olano, argumentó que la "gobernanza de la banca española es de las mejores de Europa y tiene los mismos niveles que los sistemas del norte" del continente. La guía, minimizó, "simplemente refuerza el lenguaje" en la dirección en que el BCE intenta "influir en las entidades", pero las "normativas europea y española permiten que existan presidentes ejecutivos, siempre y cuando se establezcan los suficientes 'check and balances' (controles y equilibrios) que permitan asegurar que el comportamiento de la entidad es riguroso y que el consejo de la entidad hace suficiente 'challenge' (reta) a los directivos".
El proyecto de guía del BCE ganó notoriedad en España el pasado otoño a raíz del relevo en la presidencia de CaixaBank. El entonces consejero delegado de Criteria, Ángel Simón, afirmó que su entidad estaba "en línea con lo que propugna el BCE" y apenas tres días después el banco (del que el 'holding' de la Fundación la Caixa es el principal accionista con un 30% del capital) anunció que su presidente ejecutivo, José Ignacio Goirigolzarri, había renunciado a su puesto. Pese a ello, Muniesa, su sustituto, solo cumplía uno de los dos requisitos del borrador de guía: no es ejecutivo, pero tiene la categoría de dominical. De hecho, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, negó que la salida de Goirigolzarri tuviera nada que ver con la guía del BCE.
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