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Aveiro. Variaciones del agua

Aveiro reúne como ciudad el agua de los canales : el agua disfrutada, el agua utilizada, el agua fotografiada, el agua famosa y el agua contemplada . Por eso refulge siempre en función plena. Aumentan su encanto junto al canal grande las fachadas modernistas, sensuales, de diseño elaborado en la calle principal y cerca del puente, desde donde se inicia el paseo hacia la ciudad interior , también dotada de construcciones de atracción. Aveiro es una ciudad de contrastes y donde los colores son esas apariciones frecuentes que hacen que nos detengamos ante una fachada y la aprobemos con deleite. El Museo de Art-- Nouveau es la coherencia esperada ante abundantes fachadas modernistas y también objetos de la vida cotidiana.

LAS CONVERSIONES CON FUNCIONES NUEVAS. Actualizarse, modificarse, cumplir un uso nuevo para beneficio de la comunidad es la función directa del antiguo Convento de Jesús , convertido en Museu Regional, fundado en 1.911; y una antigua fábrica de cerámica, en ladrillo, es desde hace décadas el Centro de Congresos y exposiciones. Está situado en una zona donde el canal hace curva dando un efecto de cuidada laguna que se enciende de luz en el atardecer. Así, lo antiguo quedó transformado como una utilidad para las necesidades del presente en forma de un museo riquísimo, que representa muy bien la época barroca. Y una fábrica que ejecutó muy bien la producción en serie es ahora magnífica sala de aportaciones culturales, como fué una sesión del ll Congresso do Barroco (200l), en que presenté una comunicación sobre la orientación perceptiva , Robert Smith y el barroco portugués.

Otra conversión con utilidad nueva son los moliceiros, especies de góndolas que eran usadas para recoger en duro trabajo la algas y usarlas como abono una vez secas. Entran de lleno en la llamada cultura material, en correcta denominación antropológica. Pero también los moliceiros son utilizados para relajantes paseos por la ría en tranquila complicidad con los juncos y las cañas dispersas y que perfilan el canal.

Es una seguridad garantizada ser conducido por esos expertos conductores que en cada curva de canal tocaban una bocina para no encontrarse bruscamente con otro moliceiro. El estilo pictórico para esa agua viva es el impresionismo, y con él -y por él- los rasgos líricos y descriptivos conectan con una suave gravitación marítima con oros y azules infinitos. El supremo escritor de estos mundos, de vida dura sin embargo, es Raúl Brandâo con “Os Pescadores “ (1923 ). Surge la férrea entrega a lo cotidiano desde el esforzado oficio del mar.

En Aveiro los colores marcan una separación entre casa y casa estableciéndolas en su identidad privada y cromática. Acompaña a las fachadas un espléndido trabajo de forja donde la maestría y la creatividad componen un exquisito asomo férreo a la calle desde cada balcón.

El Mercado do Peixe es el excelente templo del pescado ; pues en Aveiro el pescado es el menú obligado, el menú automático, el menú que conforma la complacencia de la jornada después de un atento contemplar. Como postre, siempre, como dulzor y deleite, es obligado el ovo mole, el primer dulce conventual de Portugal, compuesto de yema de huevo, azúcar y oblea, fundamentalmente. Es una particularidad presente en varias pastelerías.

Dos singularidades arquitectónicas invaden el espacio aveirense . Son la capilla de San Gonzalo y la Capilla del Señor das Barrocas, de planta octogonal. Destaca en ella la decoración de sus tres puertas con un primor labrado que envuelve. La capilla de San Gonzalo ostenta planta exagonal. Posee una elegante austeridad calculada. No costaría nada contemplar el dibujo -la traza, el proyecto- antes de su ejecución, porque seguro que fué pensado; su presencia sugiere reflexión y diseño. Por algo está construída en piedra de Ançá.

El día de su fiesta constituye un acontecimiento popular, pues lanzan desde arriba una enorme cavaca (galleta) que se rompe en el suelo y la gente se apresura a recoger sus trozos.

El retiro mejor inventado de Aveiro, el retiro más umbrío y preparado para conectar por un tiempo con la Naturaleza en verde, es el Parque del Infante D. Pedro, siglo XlX, cerca de la iglesia de S. Antonio. La primera característica que encontramos es la abundancia. Para empezar la abundancia de patos en su gran estanque, que es un lago artificial alimentado por un manantial y dotado de varios puentes. Espesuras generosas llenas de glicíneas, bambús de la India, un quiosco modernista de música, bancos con respaldo curvo llenos de azulejos, cenadores con decoración modernistas y resultado romántico acumulan horas de delicia y sosiego. Este Parque representa con precisión la mentalidad de los portugueses de cuidar y cultivar la Naturaleza, primero por ellos mismos, y después por la influencia, centenaria, de Inglaterra.

Al final nos acercamos al edificio de llegadas y salidas, que más bien parece un gran chalet con azulejos azules : la celebrada y renovada estación del tren.Y su lento traqueteo al comienzo era como la despedida de una experiencia real en una ciudad cuya planicie estaba plagada de sorpresas y hallazgos.

11 abr 2021 / 01:00
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