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conoce a los Espíritus de la Navidad

El Apalpador, o también Pandingueiro, de Galicia; el L’Anguleru, de Asturias; el Tientapanzas, de Écija; el Olentzero, del País Vasco y Navarra; y el Tió de Nadal, de Cataluña y Aragón, forman parte de la mitología y son personajes navideños con arraigo.

Santa Claus, Jack Frost, los Reyes Magos, Kris Kingle, Tió de Nadal... Muchos son los seres fantásticos que, en estas fechas tan señaladas, traen regalos o carbón a los niños de todo el mundo.

Llega la Navidad y, junto con las luces de colores, las cenas familiares, los deseos de feliz Año Nuevo, y los besos bajo el muérdago, los regalos son tradición. Pequeños y mayores esperan haber sido buenos el resto del año para no quedarse sin un paquete bajo el árbol.

Eso sí, no es solo Santa Claus el encargado de repartir los presentes. Cada rincón del mundo tiene su propio folclore y, por tanto, son muchos los seres que reparten espíritu navideño y regalos alrededor de todo el globo.

Santa Claus: padre de la Navidad. Aunque no sea el único que reparte obsequios, el principal encargado es Santa Claus, archiconocido padre de la Navidad inspirado en la leyenda de San Nicolás (Nicolás de Bari o de Mira), que recibe muchos nombres en cada lugar.

En la mayoría de países de América Latina (Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Perú), así como en España, recibe el nombre de Papa Noel. Allí también empieza a sonar con fuerza Santa Claus, que ya se usa en Guatemala, Cuba, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, México, Honduras, Panamá, Perú o República Dominicana. En algunos de estos países se le llama Santa o tiene también otros apodos: Viejito Pascuero, en Chile; Colacho, en Costa Rica; o San Nicolás en Honduras y Venezuela. En el resto del mundo, su nombre varía: Père Noël en Francia, Ded Moroz en Rusia, Kerstman en Los Países Bajos (compite con el tradicional Sinterklaas), Weihnachtsmann en Alemania o Joulupukki en Finlandia.

No obstante, Santa Claus es el nombre más utilizado, que convive con el resto de apodos, bien traducido a cada idioma, bien manteniéndose de la forma original.

Los reyes magos de oriente. Según la tradición cristiana, son tres magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) quienes acudieron desde Oriente a llevar oro, incienso y mirra al niño Jesús. Desde el siglo XIX, en España tienen una fecha especial el 5 de enero, noche anterior a la epifanía (festividad que, en griego, significa “manifestación” y que se relaciona, en esta caso, con el Niño Jesús, nacido el 25 de diciembre), en la que reparten regalos a los niños. Además, en todas las ciudades españolas se celebran distintas caravanas llamadas Cabalgata de Reyes, y la mañana del 6 de enero es típico desayunar con el bollo típico llamado roscón de reyes, o rosca de reyes en México. No fue hasta la Edad Media cuando se dio nombre a estos magos. Fue una l tradición medieval quien los bautizó como Melchor, Gaspar y Baltasar. Desde entonces, y con el paso de los años, se ha instaurado en nuestra sociedad y son miles de niños los que cada 5 de enero dejan sus cartas bajo el árbol, esperando que los reyes aparezcan dejando los regalos que habían pedido. Los Reyes Magos también visitan en ocasiones a los niños de México, Argentina, Uruguay, Puerto Rico, República Dominicana y Paraguay.

Jack Frost. También conocido como Padre del Invierno o Jack Frío, este elfo pertenece al folclore del norte de Europa, y su historia procede de la mitología nórdica, con tintes de mitos anglosajones.

Su trabajo no es traer regalos, sino encargarse de las nieves: hacer que caigan, que el clima sea propicio para el invierno, cuidar la escarcha y, a veces, hacer también que caigan las hojas de los árboles en el otoño. No obstante, en la ficción navideña es Jack Frost quien se encarga de llevar a cabo las condiciones para que Santa Claus pueda entregar sus regalos.

Tió de Nadal. En Cataluña, parte de Aragón, e incluso en algunas zonas de Andorra, existe una curiosa leyenda, la del Tió de Nadal, también llamado Tronca de Nadal o avidad, y La Toza. La peculiaridad es que el Tió de Nadal no es ni más ni menos que un tronco con una cara sonriente pintada, que habita en cada casa durante las fiestas, al que dan de comer cada noche antes de Navidad y cubren con una manta para que no pase frío.

Finalmente, los niños golpean al simpático tronco con palos mientras cantan el “cagatió” para que, literalmente, defeque regalos bajo la manta el 25 de diciembre. En otras tradiciones, se le arroja al fuego.

La Befana. Esta bruja italiana, que viaja volando sobre una escoba, visita a los niños la noche del 5 de enero (igual que los Reyes Magos), para dejar en sus calcetines regalos y caramelos si han sido buenos, o carbón si han sido malos.

El Olentzero. Un carbonero perteneciente a la mitología del País Vasco y Navarra (norte de España), el Olentzero, es el encargado de llevar los regalos de Navidad a los niños de esa zona geográfica. De hecho, igual que a Santa Claus y a los Reyes Magos, los pequeños le escriben cartas para pedirle sus regalos.

Grýla y Jólakötturinn. Como si de una antítesis de la Befana se tratase, Grýla es una malvada bruja de la mitología islandesa que vive en las montañas en compañía de un malvado gato, el Jólakötturinn. La bruja Grýla baja cada Navidad a las casas para capturar a todos aquellos niños que no han sido buenos y comérselos. Por su parte, el Jólakötturinn se come durante las Navidades a todos aquellos que no hayan recibido ropa nueva, porque a los niños pequeños se les asustaba con que no les regalarían ropa si se portaban mal.

Frau Perchta. Esta es la versión germana de la Befana. Frau Perchta es una bruja que, en el folclore de Austria, repartía monedas de plata a los niños y jóvenes que se habían portado bien. En la actualidad, lo que reparte son regalos, durante los doce días que hay entre Navidad y la Epifanía, pero especialmente el 5 de enero.

El Apalpador. Al Apalpador también se le conoce como Pandigueiro y Apalpa Barrigas, y pertenece al folclore de Galicia. Al igual que el Olentzero, se trata de un barbudo carbonero siempre ataviado con una boina. El Apalpador baja las noches del 24 y 31 de diciembre (Nochebuena y Año Viejo), y toca el vientre de los niños para comprobar si han comido suficiente. En caso afirmativo, como han sido buenos, deja para ellos castañas, dulces y regalos, y les desea un Feliz Año Nuevo. El Apalpador (en Tierra de Trives, en Ourense, recibe el nombre de “pandigueiro” y en la zona lucense de Monforte de Lemos se le conoce como “apalpabarrigas”) con las funciones atribuidas de carbonero, es decir, cortador de árboles, proveedor de fuego y recolector de castañas, posee de esta forma las mismas virtudes antropológicas puestas en aquellas quemas de leña: buscar la protección, los cuidados comunitarios populares en una forma de alianza con la buena fortuna.

Es una persona que trae cariño y no solamente juguetes, y que da de comer a los niños allí “por donde va para que se porten bien y tengan un año lleno de felicidad”, explica el experto Lois Pardo. “En Ancares se decía que esta figura bajaba del monte a las aldeas a dejar castañas asadas -y regalos- a los niños”, apunta Anxo Moure, que desde hace unos años recorre toda Galicia contando historias. Explica que en su caso entró en esto por propia petición de los vecinos de Doncos, lugar situado en Os Ancares, quienes le pidieron que hiciese de ‘Apalpador’. Desde entonces, recorre todos los pueblos y centros escolares de Galicia acercando a los niños las historias del apalpador, este personaje proveniente de las montañas, con una barba rojiza y de aspecto grueso, con botas, de buen comer y beber.

En Galicia, Taboada Chivite fue uno de los primeros investigadores que aludió a la existencia del ritual propiciatorio de palpar la barriga de los niños en lo que se dio en llamar “Noite de Apalpadoiro”.

Moure asegura que vive en las tierras de O Courel y que tiene una misión ecologista además de saludable ya que sólo trae “castañas asadas a los niños que comen sano”. Acompañado por la música de las canciones tradicionales y en ocasiones por su burro Lor, hasta el momento ha recorrido más de sesenta localidades en lo que va de diciembre.

Esta previsto que en los próximos días este personaje visite el resto de Galicia cargado de regalos e ilusión.

Babushka. Gran Madre en ruso, esta figura está asociada con los Tres Reyes Magos. La leyenda cuenta que Babushka los acogió durante una noche, mientras ellos seguían la estrella que más brilla, porque su casa era la mejor del pueblo. Y, desde entonces, da regalos a los niños de Rusia que se hayan portado bien.

Kris Kringle. Personaje del folclore alemán cuyo nombre (también Christkindchen, Christkindl o Christkind) hace alusión al Niño Jesús. Surge debido a que la tradición luterana quiere reemplazar la figura católica de San Nicolás. Su aspecto es el de un querubín, un niño rubio con alas de ángel y, además de en Alemania y en Liechtenstein, reparte regalos en Austria, República Checa, Suiza, Eslovenia, y algunas zonas de Eslovaquia y el Norte de Italia. Curiosamente, también hay varios países de Hispanoamérica donde el Niño Jesús sustituye a Santa Claus en algunas casas a la hora de llevar los regalos a los niños.

Ayudantes y antítesis de Santa Claus. El ser más importante de la Navidad tiene tanto enemigos como aliados en su tarea de premiar a los niños buenos de todo el mundo.

La Doncella de las Nieves. Su nombre es Snegúrochka y, en el folclore ruso, es la hija de la helada y la primavera. Se encarga de asistir a Ded Moroz, el Santa Claus de Rusia.

Le Père Fouettard. El Padre Azotador. En algunas regiones de Francia, Bélgica y Luxemburgo, acompaña a San Nicolás en su trabajo, para repartir azotes y carbón a los niños que no han sido buenos.

Los Bendegums. Su origen es más actual, pues es una tradición que se ha creado en occidente en el siglo XX. Y es que este es uno de los nombres que reciben los pequeños duendes (en algunas versiones, elfos o gnomos), que preparan los regalos de Santa Claus en su taller del Polo Norte. Son caracterizados como duendes ancianos en su mayoría, mágicos y de pequeño tamaño que llevan gorros y botas de diferente color

Knecht Ruprecht. Ataviado con un bastón largo, cascabeles y una bolsa de cenizas, este ayudante de San Nicolás, pertenece al folclore alemán, y viaja sobre un caballo blanco. Cuando los niños han sido buenos, les dice que recibirán regalos y dulces de Santa Claus. Si han sido malos, deja sobre sus zapatos carbón y regalos feos.

Krampus. Esta figura pertenece al fólclore de Los Alpes. Tiene una apariencia demoníaca y cabría, con pelo, cuernos y garras. Y cada 5 de diciembre, castiga a los niños malos. Por eso existe en Austria la tradición de disfrazarse de Krampus pero, como está asociada a crímenes violentos, es obligatorio estar identificado con un número.

Hans Trapp. También conocido como Hanstrapp o Rubbels, es el ayudante de Santa Claus en Francia. Tiene el aspecto de un carbonero. Sin embaro, Hans Trapp está más asociado con figuras como El Coco o El Hombre del Saco, porque castiga a los niños malos.

18 dic 2022 / 01:00
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