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Cuando la música giraba por España... a pedaladas

Aunque la competición se disputó por primera vez en 1935 (con diversas interrupciones como la provocada por la Guerra Civil), no fue hasta 1977 cuando la música empezó a circular en paralelo mediante la elección anual de una canción para sus resúmenes y anuncios promocionales.

M e estoy volviendo loco, Más y más o Corazón congelado fueron algunos de los éxitos que multiplicaron su notoriedad a fuerza de girar no en tocadiscos, sino al ritmo de La Vuelta Ciclista a España, que volvió a echar a andar este sábado tras más de 40 años poniendo velocidad y sintonía a las sobremesas del país.

Con espíritu de contrarreloj, emprendemos un vertiginoso viaje por las canciones que componen la banda sonora de La Vuelta Ciclista a España, desde el añejo September de Earth, Wind & Fire hasta Como un atleta de Carlos Baute. Azul y Negro, Tino Casal, Miami Sound Machine, Hevia, Marta Sánchez o Maldita Nerea son algunos de los grupos y solistas que participan en esta auténtica vuelta musical a pedales.

La Maravillosa Orquesta del Alcohol ha sido la designada esta vez para acompañar con el tema 1932 las progresiones a los pedales de ídolos de este deporte como los españoles Alejandro Valverde, Mikel Landa y Enric Masr, el esloveno Primož Roglic, el colombiano Egan Bernal o el ecuatoriano Richard Carapaz.

Aunque la competición se disputó por primera vez en 1935 (con diversas interrupciones como la provocada por la Guerra Civil), no fue hasta 1977 cuando la música empezó a circular en paralelo mediante la elección anual de una canción para sus resúmenes y anuncios promocionales.

Curiosamente la primera escogida fue Tritsch-Tratsch Polka, una polca compuesta por Johann Strauss II, autor también del célebre vals El Danubio azul, aunque en años posteriores La Vuelta prefiriera verse reflejada en composiciones más contemporáneas.

En la búsqueda de la perfecta combinación entre las pulsaciones por minuto de la música y los kilómetros por hora de las bicicletas, las pistas de baile se han revelado como una de las mejores compañeras de viaje, véase September de Earth, Wind & Fire en 1979 y Funky Town de Lipps Inc en 1980.

El inglés dio paso por primera vez al español como lengua vehicular a partir de 1982, cuando Azul y Negro alumbraron el “maillot rojo” en esta asociación entre deporte y música: Me estoy volviendo loco.

Tal fue su éxito que este dúo de tecno-pop nacional terminó poniendo fondo a otras dos ediciones, en 1983 con No tengo tiempo y en 1993, una década después, con Two pa ka. Asimismo, el gusto por los sintetizadores se mantuvo fuerte en años sucesivos con Pánico en el Edén de Tino Casal y Take on me de A-ha.

El tropicalismo invadió La Vuelta en 1985 con Baila de Iván, el de Fotonovela, y permaneció en la siguiente edición con Conga, de Miami Sound Machine, que mostró que las pedaladas se daban mejor con ritmos latinos. Esa pauta no se repitió sin embargo hasta 16 años más tarde, cuando en 2002, el año en que dijimos adiós a la peseta, la cantante mexicana Patricia Manterola interpretó Que el ritmo no pare, invitándonos a disfrutar de la la fiesta. En 1989 La Unión había cedido a La Vuelta otro de sus grandes éxitos musicales, Más y más, publicado un año antes como parte de su célebre disco Vivir al este del Edén.

Nombre recurrente fue también el de José Ángel Hevia, quien introdujo el folk celta en 1999 con El garrotín y en 2003 con El tirador. Un predente de esa mirada al norte del país se había dado poco antes, en 1995, con la exótica fusión de Jaguarundi del gallego Víctor Coyote.

Más melodías que quedaron prendadas en la memoria al giro de los radios fueron Up & Down de los holandeses Vengaboys en 1998, en plena fiebre del eurodance, y, ya en el cambio de siglo, El cielo no entiende del dúo barcelonés OBK en el año 2000, herederos del impulso de Azul y Negro, o Corazón congelado de Pastora Soler en 2001. De esos años fueron también Con la luna llena de Melendi, que en 2004 estaba en plena vorágine de popularidad tras su debut con el rumbero Sin noticias de Holanda (2003), así como En qué estrella estará de Nena Daconte en 2006 y Merezco de Zahara en 2009, ejemplos de artistas emergentes a los que se refrendó con este altavoz privilegiado.

Con más pena que gloria ha pasado sin embargo la última década, ya sea por la pérdida de tirón mediático de La Vuelta o por una selección más insulsa y errática estilísticamente, pese a haber apostado por artistas mucho más asentados como La Oreja de Van Gogh (Día cero), Carlos Núñez (Mambo), Edurne (Amanecer), Marta Sánchez (El ganador), Carlos Baute (Como un atleta), que sonaba en la anómala edición del pandémico 2020, o Maldita Nerea (Bailarina). Dos años antes, 2018, la canción La vida son solo dos días, se convertía en la sintonía oficial de La Vuelta ciclista a España de ese año. La artista malagueña se sumaba a la lista de cantantes que ponían música a la ronda española.

Aunque si hubo una ocasión en la que la competición se pasó de frenada fue en 1996, cuando algún oído privilegiado decidió que los intérpretes fuesen los presentadores Ana Obregón y Ramón García con una pachanga veraniega, Morena, de versos inspirados como “Párate en la playa, aya, aya / cuidado con la ola, hola, ooooh!”. Entonces, Ana Obregón y Ramón García triunfaban en televisión gracias al programa ¿Qué apostamos?

15 ago 2021 / 00:30
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