El oasis de Jordi Esteva
Nuestro protagonista es un autor al que unas circunstancias determinadas circunstancias determinadas le han hecho irse fuera buscando la savia que ha reflejado en algunas de sus obras. Lo conocimos gracias y sin saberlo a Ana Mª Briongos una autora que es pionera a la hora de descubrir esos “otros mundos” que para el común de los mortales pasan desapercibidos... Cuyas obras y viajes han hecho que muchos se pongan las manos a la obra y comiencen a saborear el viaje...
Esteva ha sido fruto de unas circunstancias familiares en un momento en que hablar del “otro sexo” o de homosexualidad era motivo para ir a un psiquiatra nada más empezar.
Nacido en la Barcelona de 1951 acabó convirtiéndose en un escritor al que le gustaba la fotografía y en un escritor al que le gustaba el cine. Supo reunir esos tres elementos pero dado lo que sucedía su principal cometido fue viajar a mundos más abiertos y ver otras culturas quizás para conocer la suya... Se rodeó de lo encontró en ese momento haciendo verdaderos amigos en su peregrinar...
En el País Aguilar publicaría “Mil y una Voces” donde a través de distintos personajes nos aclaraba en sus entrevistas algunas dudas a los lectores que oíamos hablar del mundo árabe y de los árabes y por esas entrevistas parece no haber pasado el túnel del tiempo. Todo lo contrario... Muchos autores como ha sido el caso ofrecen títulares y los mismos en la distancia y con la perspectiva que da el tiempo acaban siendo verdad...
En su “Viaje al País de la almas” un texto bajo el sello de Pre-textos con una edición en formato grande con grandes fotografías se nota el Amor del autor por el blanco y negro. “Me admiraba una cultura cuyos principales depositarios del saber eran mujeres. Una cultura que respetaba los bosques y conocia sus secretos, las plantas medicinales y que únicabamente tomaba las hojas, raíces o cortezas estrictamente necesarias. Una cultura, sobre todo, que en vez de marginar al diferente sabía aprovechar y encauzar las extraordinarias energías de aquellos que en otras latitudes serían condenados al ostracismo o encerrados por locos, para convertirlos en los despositarios de una sabiduría ancestral a la que solo se accedía en estado de trance. Los rituales y las historias de los genios me fascinan porque eran bellas metáforas, los komian se dejaban poseer por algo que ya se encontraba en su interior, y mediante el dominio de las técnicas del trance lograban que aflorara una parte oculta de sí mismos. Lo sagrado, por llamarlo de algún modo...” Tras el tiempo y la espera viene el silencio “Mientras esperaba el día propicio para la ceremonia del bosque, me dedique a ordenar más mis notas y a conocer algo más al pueblo. Trabé amistad con los percursionistas y la gente del santuario...”
A estas obras le seguirían otras en donde el texto y la fotografía parecen formar una pareja y nos hace preguntarnos algo muy devaluado actualmente. ¿Cómo puede ser que se publiquen buenos textos y malas fotografías o al revés?
A través de Pepe Verdú, que en aquel momento dirigía la prestigiosa revista Altair, nos llegó su “Árabes del Mar” un libro que como toda su obra atrae tan solo al comenzar a leerlo... “Un relato de viaje de ida y vuelta. La ida, en 1977, al Mar Rojo en busca de los árabes del mar imaginados en la infancia a través de Las aventuras de Simbad. La vuelta en 2002 es un reencuentro con aquel mundo”
Narrativa, cine y fotografía y algo imprescindible en este autor son sus viajes al mundo árabe, a esos oasis que ahora se pueden visitar de una manera turística pero en ese momento no había eso... Con el editor Jacobo Siruela publicó en Atalanta “Socotra. La isla de los genios” una obra que fue presentada en el Instituto Cervantes en Nueva Delhi donde Esteva quizás reabrió de nuevo la puerta de sus andanzas por la India y allí se encontró con dos jóvenes españoles Jordi Carot y José Saénz de Heredía junto al profesor Óscar Pujol todos enamorados seguramente de las cosas bien hechas y del mundo del cine y de la narración.
Pero si un país ha marcado la trayectoria de nuestro autor ha sido el magnífico Egipto en donde estuvo cinco años y parece volver una y otra vez al mismo. Con José Ribas fue redactor de la mítica revista Ajo Blanco entre 1987 y 1993 con unos números de tanta calidad que harían disfrutar a muchos de sus lectores...
“Cuando llegamos a la etapa de la “madurez” nos sorprende con una nueva aportación en donde cuenta algo de su vida.
Por su infancia, por su vida de adulto y por ese aire nómada que ha tenido desde un principio contando anécdotas de como intentaba buscar un canal radiófonico para escuchar a otros hablar en un árabe que con el tiempo llegó a entender... Y narró los vericuetos que le llevaron a viajar a lugares como Sudán o Yemen y su Egipto que le llevaría a publicar “Los oasis de Egipto” donde
Buscaba la hora, perseguía las sombras y esperaba el momento. Quería atrapar el espíritu del lugar”
Escenas, cuentos, amor, desigualdad, malos entendidos o personajes como su primo Jacinto que lo quiso encontrar pero ya se había marchado o su amiga Marta que habiendo trabajado en los Estados Unidos lo acompañó en algunas de sus aventuras... Hasta un cantante revolucionario llamado Cheij Imam de quien guarda entre sus múltiples fotos una como recuerdo. Sus vivencias están acompañadas de Historia...
“Todavia hoy muchos arqueólogos y exploradores sueñan con dar con el ejército de Cambises”
Escribir un buen libro comenzando por el principio hasta los años recientes es lo que ha hecho Jordi Esteva y cuando termina la obra da la impresión de que no estamos en el pasado sino que él mismo al escribirlo lo está viviendo como si hubiera ocurrido hoy mismo... Esos mismos personajes en su casa de campo están entrando por la ventana.
“El impulso nómada” de Jordi Esteva es posiblemente algo que todos llevamos dentro cerrando con unas palabras del propio Esteva “Necesitaba respirar ese mundo oculto que se iba, observar, acercarme y después ya se vería” ¿Lo ha conseguido?