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En el camino

De Nueva York a San Francisco y vuelta a Manhattan pasando por Chicago, Denver, Los Ángeles... la Ruta 66 es el eje de este viaje articulado por el máximo exponente de la generación Beat, Jack Kerouac, en su novela ‘En el camino’.

Con la aparición de Dean Moriarty empezó la parte de mi vida que podría llamarse mi vida en la carretera”. Ésta es una de las primeras frases escritas por Kerouac o, mejor dicho, por su alter ego en la novela, Sal Paradise, para dar comienzo a un viaje que resumía los anhelos y representaciones artísticas de toda una generación.

El ‘roll’, como se conoce al primer borrador de la novela, escrita a máquina por Kerouac en solo tres semanas y en una misma tira de papel, se convierte así en una guía de viajes única para recorrer Estados Unidos de costa a costa, al tiempo que constituye toda una declaración de intenciones para la vida.

Comenzamos el recorrido en Nueva York, punto de origen del viaje y lugar en el que Kerouac escribió su novela más reconocida. El tunel Lincoln y su ‘extraño vacío fosforescente’ es una de las primeras referencias que se hacen en la novela a la ciudad de los rascacielos. Pero no es la única. No en vano, fue en esta ciudad donde se gestó la llamada Generación Beat.

Bob Dylan, Dylan Thomas y el propio Kerouac eran transeúntes habituales del Greenwich Village, un barrio residencial en el que el espíritu bohemio y el aliento artístico de sus más célebres habitantes ha dejado huella en las cafeterías (Caffe Reggio y Café Figaro, por citar algunas) y bares cercanos a la zona de Washington Square. El arco que preside el parque, las callejuelas que circundan la zona y la peculiaridad de sus visitantes habituales -videntes, patinadores, estudiantes de la Universidad de Nueva York, jugadores de ajedrez...- otorgan un encanto especial a este barrio de Manhattan al que se puede llegar a pie desde la Quinta Avenida.

Chicago y su arquitectura. Y de Nueva York a Chicago. Con 50 dólares en el bolsillo y en autobús salía Sal Paradise camino a esta ciudad. Una de las primeras percepciones que expresa el protagonista tras su llegada a Chicago se refiere a la “brisa matutina” procedente del Lago Michigan. En la actualidad, la oferta de barcos que navegan por la orilla del lago mostrando al visitante los secretos de la arquitectura que conforma su skyline es bastante amplia, por lo que resultará sencillo encontrar una opción que se adapte a los horarios e inquietudes del visitante.

Otra alternativa para apreciar la riqueza artística de los edificios que forman parte de Chicago es hacerlo a vista de pájaro. A una altura de casi 400 metros se encuentra suspendida The Ledge, una estructura de cristal que cuelga de las Torres Willis y que compite con el Observatorio John Hancock por ofrecer las mejores vistas de la ciudad.

Y no hay lugar mejor para acercarse a la arquitectura funcional de Frank Lloyd Wright. La Robie House, uno de los máximos exponentes de la arquitectura norteamericana, la Gressner House, diseñada por Wright en su juventud, o la casa estudio del arquitecto, cerca de Oak Park, son algunos de los puntos de interés que transmitirán al visitante la belleza y sencillez de los diseños de Wright.

Historia norteamericana en Denver. En la capital de Colorado nos acercamos al barrio de Five Points, considerado el Harlem del Oeste, la mayoría de sus habitantes son, y lo eran en la época en la que Kerouac pasó por allí, de origen afroamericano. En la actualidad, los bloques de edificios de estilo victoriano se mezclan con apartamentos de lujo de nueva construcción. Sin embargo, un pedazo importante de la Historia de los Estados Unidos permanece perenne en sus calles.

El jazz de Billie Holiday, Duke Ellington o Miles Davis sirve de banda sonora a esta barriada con clubes tan conocidos como Rossonian o la Rainbow Room. Quizá por la fuerte presencia del jazz en este área, Five Points es uno de los lugares más referenciados en la novela de Kerouac.

La visita al centro cultural The Black American West Museum & Heritage Center, dedicado a la historia de la población afroamericana en el oeste del país, y a la página Denver Story Trek, que repasa la herencia cultural de Five Points, ofrecen un rápido vistazo al legado de esta ciudad.

Llegada a Frisco y final de la Ruta 66. La bahía de San Francisco (o Frisco, como se le llama en la novela) es testigo de la llegada de Paradise. La novela está salpicada de retazos de la ciudad, pero la propia San Francisco también encuentra atractivos en los relatos del libro de Kerouac. En Russell Street se puede llegar hasta la casa de Neal Cassady (Dean Moriarty en el libro), en la que Kerouac se alojó durante un tiempo allá por 1949.

Por si la novela no fuera suficiente excusa para visitar San Francisco, Alcatraz, el Golden Gate, las casas de Alamo Square o el Palacio de Bellas Artes convierten a Frisco en una de las ciudades más hermosas y con mayor encanto de los Estados Unidos.

El final de esta primera etapa del viaje -nosotros concluimos aquí, Paradise vuelve a Nueva York pasando por Texas e Indianápolis entre otras ciudades y, después, protagoniza otros dos viajes- puede establecerse en Los Ángeles, en concreto, en Santa Mónica, donde llega a su fin la Ruta 66.

La playa de Santa Mónica, lejos de invitar al relax tras este largo viaje, anima a continuar la aventura con actividades que van del surf a las rutas en bicicleta. En su Pier, los puestos de feria y otras atracciones se mezclan con los escaparates que rinden tributo a la Ruta 66 y, sin alejarse de la playa, se pueden encontrar originales propuestas gastronómicas para reponer fuerzas y, al fin, descansar sabiéndose protagonista de un viaje digno de novela.

31 ene 2021 / 01:00
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