Las paellas de Jesús

Jesús es un alicantino establecido en Lugo por amor. Jesús destaca por ser un gran cocinero y, en poco tiempo, ya ha revolucionado el barrio de A Ponte, donde ha cogido el café bar O Cruce.

La fama de sus paellas de marisco, valencianas, fidegua, croquetas y pescaíto frito ya ha saltado al otro lado del puente Blanco y son muchos los que se acercan a probar sus delicatessen. Jesús no lo tuvo fácil. A la primera no fue la vencida y el alquiler del Monterrei en Aceña de Olga dio saldo negativo.

Ahora da gusto verlo sonreír, ilusionado, pues cada día son más las paellas que tiene por encargo, para comer en el local o llevar para casa.

Jesús, entre los humildes, está en su salsa. Tiene un Rioja, un cosechero tinto, un ribeiro, un albariño de cosecha y poco más. Su clientela no le pide un Muga o un Ribera del Duero. En A Aceña estaba obligado a tener más de diez clases de Rioja. El nuevo bar saltó a la fama cuando abrió el día antes de que Sanidade ordenase cerrarlos todos varias semanas. Fue fotonoticia de primera en El Progreso. Después su suerte quedó suspendida un par de meses por una operación en un ojo.

Ahora el bar tira que da miedo y yo me alegro por él porque es buena persona y campechano y su carácter empieza a calar entre la gente. Entre su clientela tiene al propio Chuco que regenta un bar tradicional frente al Club Fluvial.

Me ha invitado a una paella si voy acompañado de una chica y, mira por donde, cualquier día le doy la sorpresa.