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ENTREVISTA
Félix Rueda, escritor

“Me gusta escribir y el resto me suele resultar agobiante”

Nacido el año 1951 en el barrio de Poblenou de Barcelona, Fèlix Rueda es doctor en Biología y ha dedicado buena parte de su vida a la investigación biomédica. Profesor e investigador en la Universidad de Barcelona, la literatura ha sido desde bien joven su otra gran pasión y, al mismo tiempo, el contrapunto a su vida como científico.

Cuando estoy concentrado me ausento un poco del mundo que me rodea y a veces me olvido incluso de comer

La literatura, su otra gran pasión, lo ha llevado a publicar siete libros de muy variada factura: un libro de cariz humorístico sobre el lenguaje, una novela sobre la generación de los sesenta, un ensayo literario sobre la casualidad, una autobiografía sobre su vida amorosa. En fin, un autor heterodoxo, que hoy habla de sus últimas obras, que debido a la Covid-19, no ha podido presentar hasta ahora.

Café, una infusión, un refresco, vino blanco, cerveza? ¿Qué tomas mientras las musas te acompañan y estás en pleno proceso creativo?

En general nada. Cuando estoy concentrado me ausento un poco del mundo que me rodea y a veces me olvido incluso de comer. Pero tampoco le hago ascos a un buen vino, una cerveza o un café.

¿Podrías contar a los lectores quién se esconde tras el autor?

Creo que soy sincero si digo que tras este autor se esconde una persona corriente, que hace algo con lo que disfruta y si, al final, se siente satisfecho con el resultado, esto le compensa todo el tiempo que le ha dedicado al proceso creativo. Mis gustos literarios, como mis libros, son muy variados: leo novela policíaca, fantástica, psicológica, dramas rurales. Clásicos catalanes, españoles, nórdicos. En cuanto a hobbies, juego a tenis para mantenerme en forma, porque si no me pasaría el día sentado en el ordenador. ¡Ah! Y también canto en una coral (bastante mal, por cierto), sobre todo temas de jazz.

¿Qué te aporta la escritura? y, ¿se puede vivir de ella?

Empezando por el final. Algunos autores seguramente pueden vivir de la literatura, pero en general, incluso, gente con bastante prestigio, tienen que compaginar la escritura con otras actividades, ya sean cercanas, como el caso de los periodistas, pero también muchos profesionales de otros sectores. Respecto a tu primera pregunta, la escritura, a parte de la satisfacción que aportan las actividades creativas, también me permite reflexionar sobre el mundo en el que vivo, analizar nuestra historia, ser crítico con la sociedad y dejar testimonio (posiblemente un poco insidioso) de mi paso por este mundo.

¿Cómo compatibilizas la vida familiar, social y la escritura?

En la actualidad vivo solo (fané y descangayado) y estoy jubilado. O sea que me monto la vida a mi gusto. Pero en mi larga vida laboral y de pareja, pues se hacía lo que se podía. Siempre he sido bastante noctámbulo, o sea, que mientras mi mujer y mi hija dormían, yo escribía. Por lo demás, los amigos siempre han estado presentes. Creo que son una parte importante y que seguramente a ellos les debo lo que soy y lo que he hecho.

¿Qué te ha sido más complicado: ¿escribir, el marketing que hay tras hacerlo, conseguir el apoyo de la editorial y los tuyos o tu faceta como escritor?

A mi me gusta escribir y el resto me resulta agobiante. Cuando publiqué mi primera novela ya tenía acabadas otras dos y tres libros de cuentos para adultos (para adultos, no quiero decir de tema sexual) y solo pensar en el viacrucis que significa conseguir una editorial y el trabajo de promoción, los dejaba en un cajón. Pero creo que los amigos ya estaban hartos de leer mis escritos en blocs tamaño dina A4, ligados con una espiral y me animaron, o más bien me conminaron a publicar. De mis parejas algunas se han interesado mucho por lo que escribía y otras se han quejado de que la cama la mayor parte del tiempo estuviera vacía. No hay nada fácil.

¿Alguna anécdota relacionada con la época en la que escribiste tu primera novela?

No sé. Estaba trabajando en el hospital oncológico de Barcelona y me vino a la mente la idea de que había conseguido mis sueños de dirigir mi propio grupo de investigación, pero a la vez había matado al joven romántico e idealista que había sido y empecé ha escribir la novela Me quedo con la cabra (cuyo título ya lo dice todo) de un personaje que cansado de la sociedad, se va a vivir a la montaña a hacer de campesino, que seguramente es lo que debía haber hecho yo, pero somos cobardes y acomodaticios.

¿Qué van a encontrar los lectores entre las páginas de tus obras?

¡Uy! Que difícil pregunta. Porque mis obras son de temática muy variada, pero te hablaré de las que presento justo para la fiesta de Sant Jordi, la fiesta del libro y de la rosa en Cataluña. Compartiendo Suzuki es una obra escrita en un tono desenfadado, pero que trato de un problema muy serio en nuestro país, la corrupción. Los personajes son arquetipos de un mundo un poco marginal, pero les quiero dar una pátina de humanidad que los hace entrañables. Esta historia es como una especie road movie, un viaje iniciático de dos amigos que comparten una moto y una amante que se hace llamar Suzuki y que a lo largo de la novela se destapa una trama de corrupción. Esto cambiará sus vidas y en las siguientes novelas, ya son investigadores privados. La segunda de esta serie, El jardín de los miserables, repiten personajes y también el tema de la corrupción, pero empieza con unos pordioseros que son testigos de un crimen y participan en la investigación con un resultado final amable, por eso Barcelona también es el jardín de los miserables. Y no voy a hacer más spoiler.

¿Para qué tipo de lectores escribes? ¿Algún género literario que te apetezca experimentar y aún no te atrevas?

Debería contestar, para todos. Pero la realidad es que, para relativamente pocos. En general creo que los temas que trato pueden interesar a jóvenes y mayores. Siempre me hubiera gustado escribir una novela del “absurdo”, pero me temo que soy demasiado racionalista. Cuando juego con lo absurdo suelo hacerlo en el lenguaje. Como ejemplo: La boca del metro escupía una masa casi informe. O bien, aquello era una lata, pero su contenido no era comestible. Pero nada cercano a Ionesco o Beckett.

¿Has encontrado apoyo entre tus compañeros o esto de la literatura es un mundo de solitarios, como dicen las malas lenguas?

En parte es cierto, como casi todas las actividades creativas suelen tener algo de individualistas. Pero la verdad es que casi todos mis colegas han sido buenos amigos y creo que en general nos apoyamos mutuamente.

Háblanos de tu siguiente proyecto. ¿A qué género literario pertenece? ¿Con qué nos vas a sorprender?

Tengo una obra ya acabada y corregido cuyo título será: Maldito espejo. Que es la vida de una pareja explicada por cada uno. Una voz femenina y una voz masculina, este era el mayor reto. Por lo demás, son el reflejo de miles de parejas y de miles de vidas. Por otra parte, tengo en período de corrección una obra titulada: Ensayo sobre la vejez (porque ya puedo hablar del tema con conocimiento de causa), que trato temas médicos, psico-sociológicos y una ficción sobre unos viejos que no se quieren morir nunca. Y dos o tres cosas más empezadas, que no sé si se acabarán nunca.

Lo mejor que te ha pasado en tu andadura literaria y lo peor que has vivido en el camino de darte a conocer a los lectores.

Como en general somos egoístas, lo mejor es el reconocimiento de tus conciudadanos. Lo más bonito que me han dicho sobre mis obras fue un amigo que me comentó: Sabes que estaba disfrutando leyendo tu novela y me había olvidado de que era tuya. Esto te da un subidón. Lo peor han sido las editoriales. Ahora estoy en Terra Ignota editores, que a parte de editores son amigos y me siento muy satisfecho, pero he tenido algunas malas experiencias, que en algunos casos se podrían definir como fraudes.

Una novela que te hubiera gustado escribir y un autor que te haga vibrar.

La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón o La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza, que además son dos autores que me gustan mucho, pero el primero en encender la chispa fue Julio Cortázar y una autora maravillosa, Margerite Yourcenar.

Una película, una canción, un género literario, una estación del año, un color, un olor evocador, una frase que hayas oído y se te haya quedado grabada en el corazón, y un libro que te marcara desde niño

Muchas cosas le pides a un casi amnésico... La peli, el 2001 la odisea del espacio. La canción Imagine de John Lennon. El genero literario, la novela. La estación del año, la primavera o el otoño, no me gusta ni el frio, ni el calor. Un color, su ausencia, el negro. Un olor, el jazmín. Una frase, solo los locos tenemos esperanza. Y un libro que me marcara de niño, El viejo y el mar del escritor estadounidense Ernest Hemingway.

Y para terminar, un consejo que darías a un autor que se enfrente a escribir su primera novela.

Que no tenga prisa, que la rehaga tantas veces como sea necesario hasta sentirse satisfecho. Después de esto, que no le importe las críticas, porque no a todo el mundo le tiene porque gustar lo mismo. Que su primera novela puede ser buena y “fresca”, pero como en todos los oficios se madura y perfecciona trabajando, escribiendo, pintando, componiendo o construyendo paredes. Que no busque la fama, ni el éxito. En general son ellos los que te encuentran. Si lo que buscas es éxito y fama, hay muchos caminos mucho más directos, suelen encontrarse en los medios audiovisuales.

09 may 2021 / 01:00
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