Pablo d´Ors: entretener la espera

perdonen si anticipo un breve conocimiento, creo que inédito todavía: mi tesis doctoral en Filología Románica, que defendí hace muchos años en la Complutense de Madrid, llevaba por título “La crisis de las ideas en el Fin-de-Siglo” y, como sumario, “Espíritu y Cultura.al hilo de laobra de Eugeniod´Ors” (Ed. Actas, 1995).

Pido, asímismo, disculpas por volver a las andadas y a d´Ors, a recordar que el Pablo d´Ors, que hoy me sale al paso es, efectivamente, nieto de Xenius, seudónimo indeleble del primer d´Ors que hizo carrera y yo glosé hace un cuarto de siglo en la tesis citada, resumen del trabajo académico que leí y defendí ante un tribunal presidido por Alonso Zamora Vicente, filólogo y dialectólogo ilustre, quien, antes de tener la cátedra en la Complutense, enseñó en Santiago y Salamanca, por lo menos. Como amigo entrañable y madrileño castizo, frecuenté su casa en la sierra norte y próximaa la capital. ¿Temas de conversación? Sin guión. A veces recordábamos la figura de Xenius, y su conceptismo bien trabajado. Alonso lo conocía muy bien y, sobre todo, afirmaba siempre que el juego literario de Xenius era uno de los valores absolutos de la literatura, tanto catalana, ensu”Glosari”de 1906, como en castellano, a partir de las glosas publicadas, yacon casa en la calle Sacramento de la capital, convencido de la mayor riqueza expresiva y comercial de la lengua de Castilla. Se trasladó y acabó colaborando en “El Debate”, de Angel Herrera, joven abogado del Estado, que, con el paso del tiempo, acabaría siendo cardenal de la Iglesia. Si no recuerdo mal, fue su casa de la calle Sacramento, próxima a la plaza de la Villa y a la Nunciatura, la que comenzó a emitir reflejos de una forma de escribir distinta, bañada en belleza formal, ingenio y cultura de valores europeos de actualidad, pero también de profundas referencias clásicas y cristianas.

Pues bien: desde hace años tengo un nuevo d´Ors en mi horizonte de lector y de analista de estructuras literarias en sus diversas parcelas. Se llama Pablo d´Ors, es bastante más joven que yo, se ordenó sacerdote en el seno de la congregación claretiana y con ese carisma propioy educacional de los claretianos, decidió salir al mundo, mantener su sacerdocio vivo y meterse de lleno en la tarea de fomentar la escritura de entraña vocacional más humanizada, más filosófica que la habitual de su congregación. Nuestra base formativa es la misma: los años de vida nos condicionan, eso sí, pero el método del silencio y la meditación, los escenarios y las resonancias luminosas de las pulsiones del espíritu (desierto, luz, oscuridad, asombro, insinuación, paciencia, metáfora, clave musical de fa como vehículo adecuado de la ilustrada melodía que ofrece a sus millares de lectores que se multiplican con el breve paso del tiempo. Ese juego de distópicos hallazgoses lo que salva la musical prosa de este d´Ors, nieto del de mi tesis y lanzado a mayores instancias mensajeras. No tengo aún el nuevo libro,“Biografía de la luz” (Galaxia Gutenberg), pero, dada la ronda del campamento de las ideas esotéricas que practica en sus muestras anteriores, su empeño puede ser un intento de organizar el mundo del pensamiento, ahora tan disparatado, tan semejante al que encontró San Benito de Nursia en el siglo V y VI, gran reformador del monacato.

Pero la diferencia es la sustancia; Dios se va alejando cada vez más del escenario, se difumina, se convierte en sombra...Pero yo también sé que un d´Ors no está en esa vereda falta de horizonte. Esa oferta de luz que nos entrega puede ser parte de la respuesta de lo cabal a los estridentes chillidos del nuevo arte, dicen, que está agrietando el globo terráqueo. En cuanto remate a Javier Marías y su nuevo mundo del mal en el atribulado mundo de ETA, - y ya va para poco-, yaparezca la segunda edición de mi novela “La caza del cordero” el inmediato 14 deeste mes de abril,-¡vaya día aniversario de algo!- me vuelvo a la biografía de la luz.. Entretendré, pues, la espera.