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Ponte da Barca, lugar de poetas

Fué Xoaquín Lorenzo Fernández, “Xocas “, quien en su Cancioneiro popular da Baixa Limia, Ed. Galaxia. 1973, se refiere así a Ponte da Barca : “ Son correntes as mutuas visitas dos de Entrimo e Lovios e os da Ponte da Barca con motivo das festas de unha ou de outras da antigas das ditas localidades “. Eran tiempos agradables en que se asistía a las fiestas y romerías a pie o en coche de línea que iba parando por todas las parroquias. Ponte da Barca posee un rincón especial, lírico y atractivo en un espacio justo al lado del río Lima con un monumento a sus dos poetas, y que además eran hermanos : Diogo Bernardes (1526-- 1594 ) y Agostinho da Cruz ( 1540-- 1619 ). Constituyen, desde su monumento, presencias bucólicas y místicas, presencias espirituales y escrutadoras de su mundo interior, presencias del fervor profundo y de la devoción religiosa , y en el segundo una poética “ a lo divino”. Son poetas manieristas donde la honda tensión interior se conjuga con una conducta con técnica social, donde la contenida intensidad (un apretado dismulo ) se conjuga con el tormento ( de enorme interés antropológico ), y donde la exhaltación visceral y un “exceso “ de manera se alterna con el equilibrio y el orden. Nos interesa más el primer poeta, cuyos sonetos sobre el río Lima exprimen certeros versos sobre su esencia y magnitud. Me refiero a Rimas Vârias / Flores do Lima. Ed. fácsímil de 1597 .Con “Nota introductória del iolvidable Aníbal Pinto de Castro. Entresaco”: “Meu patrio Lima, saudoso e brando / Como nào sentirá quem Amor sente, / Que partes deste valle descontente, / Donde também me parto sospirando? “. El sentimiento manierista del paisaje y de los sucesos en desconcierto del alma es esencial en Diogo Bernardes. El río Lima no sólo emite poesía por sí mismo, es que también posee una ilustre literatura portuguesa.

UN ESPACIO ESPECIAL. El antiguo mercado de esta villa marca un espacio muy particular. Este espacio especial es el antiguo edificio del Mercado de la época pombalina ( 1752 ). Posee presencia plena hacia la carretera y el puente ( mediados del s. XV ) que dió nombre a la villa. Se puede interpretar como un abierto soportal sin edificio con su amplias columnas dóricas o como un pórtico abierto dispuesto para cobijar allí a los feriantes desde una directa misión práctica de protección y comodidad, sabiendo que a unos kilómetros de Ponte da Barca las montañas que rodean el castillo de Lindoso están llenas de nieve en el invierno. Esta dualidad de arquitectura y paisaje le da vivencia de seguridad. Hace contraste con la recoleta capilla de Santo Antâo (s. XVll) que posee en su fachada una entrada cubierta de columnas y asientos alrededor : espera, charla y cobijo son su función. Esto sucedía en el siglo XVlll y llegó hasta muy entrado el siglo XX. Esta señera arquitectura reúne con redondo éxito belleza y función. Ponte da Barca es una villa creada a lo largo de ella misma, y por supuesto también posee un pequeño parque--jardín surtido de atractivas terrazas de cafeterías, y frente a ellas comercios y restaurantes llenos de paseantes en pleno asueto ; y con frecuencia coches de fuera aparcan en esta zona para degustar sus conductores sabrosos dulces típicos. En esta zona se encuentran los Paços do Concelho, que es un discreto edificio pombalino. Otro espacio lleno de delicia se encuentra junto al puente: son unos altos álamos de ribera, su recoleta hechura con sus enhiestos troncos, tan hermosos que traspasan su realidad hasta convertirse o confundirse en una bucólica y amable acuarela.

ALREDEDORES ESPECIALES. Ponte da Barca posee la suerte de tener unos alrededores de excepción y de completa atracción. De una parte aparece San Salvador de Bravâes, excelso ejemplo de románico portugués. Su referencia más icónica y clásica la encontramos en Igrejas e Capelas Románicas da Ribeira Lima, 1926, del P. Manuel de Aguiar Barreiros, con asombrosas fotografías del consumado Marques Abreu. Poseen el doble valor de enseñarnos cómo eran o estaban antes, en ese año justo de la foto, y muestra además su objetivo óptico perfecto, por lo que ingresan de lleno en el realismo documental y arqueológico. Este libro posee un encanto de época ; y al lado del disfrute de un paseo en coche hacia Bravâes, se experimenta una aterciopelada ilusión no sólo de percibir “ in situ” esta iglesia, sino además de saber de ella hasta lo profundo. Se trata de la enorme riqueza del pensamiento medieval convertido en centenaria piedra labrada en sabia dirección iconográfica, simbólica, teológica, matemática y estética, y donde ,además, una explícita sensualidad y una sutil espiritualidad se van notando (y anotando) a medida que se contempla. Este es el secreto de su esplendorosa y compleja emanación.

El otro alrededor con su punto álgido es el castillo de Lindoso y todos los espigueiros (hórreos) que se encuentran en su entorno. No conozco ningún otro lugar en Portugal donde se conjugue con tanta esplendidez la arquitectuira medieval-- poderosa, recia, resistente e interesante-- y la arquitectura popular --acertada, adaptada, práctica y sabia-- representada por los 64 espigueiros formando un área comunitaria. Son aldeas de colaboración recíproca. Su contemplación traslada a una aleluya de silencios en la que la mirada y un querer tomar anotaciones y fotos dirigen la conducta del visitante. El castillo sirve muy bien como ilustración perfecta para los capítulos de la Historia de Portugal (existen varias Historias, luego varios autores ). Este magno conjunto de hórreos (o espigueiros) lleno de belleza natural le da mil lecciones al feísmo paleto --miserable espiritualmente-- de innumerables parroquias rurales de Galicia, y consentido por todos los políticos. Sin duda existirán buenos estudios etnográficos sobre estas maravillas de la construcción popular. Otro ejemplo magnífico, aunque en grado menor, es el conjunto de espigueiros de Soajo, no lejos de allí. Esta recreación de los sentidos aumenta el latido del corazón en un cambio a más y a mejor en el funcionamiento de las venas. O, dicho de otra manera, sienta estupendamente. Y siempre acompañado de una buena comida y regado por el vino verde de Ponte da Barca, tinto sobre todo.

Todo en Ponte da Barca rezuma tranquilidad y suceso diario, y provoca una alegría clara ante lo percibido como recuerdo, y la promesa de lo que vendrá para ser vivido en dulce zumo de gozo e ilusión, que es la certeza de lo que vendrá en decisión y aventura.

11 jul 2021 / 02:10
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