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Sobre como escanciar la miel sin pringarse

creo que no se ha llegado a las manos en la dialéctica de los puños (cerrados) en el Congreso de los Di(s)putados, pero la sombra amenazante del uso de los puños y los zapatones de goma del invierno es más que una tentación. Yo sé que en el hemiciclo dialéctico, convertido en ruedo tauromático, puede correr la sangre, no del toro acuchillado sino de la napia golpeada por un puño que acierta en la diana del adversario político, incapaz de moderar sus modos, nada modoso él -¿o ella acaso, por qué no, que el gimnasio hace milagros en la estructura corporal de algunos, antes cosa leve o pluma de ganso al viento, hoy Lydia Valentín levantando el mundo en gajos de acero, con los que, por supuesto, ninguno de sus señorías puede comulgar.

Pero lo hacemos los ciudadanos; el “machaque” puede con nosotros. Desgraciadamente acabamos levantando el brazo derecho sin garbo -no vaya a ser que se interprete como saludo “non sancto”- y lo dejamos pasar. Al fin y al cabo, si no es por las buenas, los prebostes acabaremos o por virus o por eutanasia servida por decreto-ley nocturno contra nuestra ya escasa resistencia. Sin pringarnos, desde luego. ¿Qué somos el sexto país en el rango de las leyes asesinas? No se preocupen; hace casi un año fuimos del primeros de Europa y del mundo en número de víctimas porcentuales de la peste o pandemia, y sólo se enteraron los pobres que se fueron al cielo como quien va a un concierto de rokeros.

¿Quién dijo aquella frase tan expresiva que el cielo no se gana sino que se conquista al asalto? El mismo que está envenenando a los... tontitos, porque, a los más pobres españolitos de andar por casa, forzados a recluirse para no presenciar los carnavales perpetuos de las residencias... Perdón, no voy a referirme a las cárceles forzosas y puede que también cariñosas de los ancianos, sino a las “Maretas”, “Doñanas” y, dentro de poco, Pazo de Meirás -en Galicia los hay hasta en mi pueblo-, y bien hermosos los tres o cuatro en los que estoy pensando. El Patrimonio Nacional, en sus mejores años, trenzaba alfombras voladoras. Pero estos lujos son para los mismos que decretan la muerte forzada de la eutanasia cuando la noche y la tormenta se quejan y rugen de vergüenza. Hoy mismo, cuando Sánchez ha vuelto a recluirse y se habrá preparado para recibir a sus parientes y allegados.

17 ene 2021 / 00:45
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