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GALICIA EN COMÚN O EL FINAL DE UNA QUIMERA.

No digas que fue un sueño

Resaca y estupor de los morados ante su desaparición del Hórreo // Crónica de un tren perdido: ocho años con tres alcaldías y 14 diputados que al final han quedado en cero

¿En qué momento se perdió la magia de las Mareas gallegas? Atrás quedan los momentos de enamoramiento con el electorado, en una auténtica historia de amor fou iniciada en 2012. Ante los teatros se formaban colas para ver los abrazos entre Yolanda Díaz y Xosé Manuel Beiras, en aquella ya lejanísima campaña autonómica. En la caravana electoral del PSdeG se desesperaban ante las imágenes de euforia de la autoproclamada Syriza gallega. Y su ascenso coincidía con el huracán Pablo Iglesias, dispuesto a asaltar los cielos desde la salvamización de la política televisada. Aquel sueño ha durado exactamente ocho años: lo justo y necesario para alcanzar tres alcaldías y perderlas, lo justo y necesario para ganar 14 escaños del Hórreo en 2016 y convertirlos en cero cuatro años después. Por el camino quedan otras tres mayorías absolutas de Feijóo... y sobre todo la resurrección del BNG, que fagocita a la izquierda rupturista.

En realidad, no descubrimos nada nuevo bajo el sol. Galicia siempre ha sido así: con eterno número 1 para un PP más centrado que en el resto de España, un socialismo moderado y un auténtico nacionalismo histórico que ahora se transversaliza con Ana Pontón. Muchos de los que antes tenían esperanzas en Díaz ahora adoran a Pontón. De nada sirve la buena fama de la abogada ferrolana como ministra de Trabajo o su carácter afable con la prensa. Las innumerables luchas fratricidas dentro de las Mareas, los incontables Caínes y Abeles dentro de la formación original y sus derivadas, el eterno ombliguismo de Madrid... Todo ha causado un cansancio terrible en el electorado de la fugacísima Galicia en Común. Harto de trapos sucios, el votante ha regresado a la ilusión nacionalista del BNG de mediados de los 90 (como tantos cronistas indican) y sin los tótems patriarcales de aquella época.

En el camino de regreso a Madrid se encuentra Antón Gómez-Reino, uno de los cerebros de Unidas Podemos que no ha sabido calar en Galicia. Como decía el poema de Cavafis, queda el consuelo de lo vivido: “Y sin embargo, no te engañes, no digas que fue un sueño, despídete de la Alejandría que pierdes”.

14 jul 2020 / 00:11
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