Cisma en la coalición

Familias y paridad: los dos nuevos test a la deteriorada relación en el Gobierno del PSOE y Podemos

Las ministras de Hacienda e Igualdad, María Jesús Montero (PSOE) e Irene Montero (Unidas Podemos).

Las ministras de Hacienda e Igualdad, María Jesús Montero (PSOE) e Irene Montero (Unidas Podemos).

Juan Ruiz Sierra

Hubo un momento, entre finales del año pasado y principios de este, en el que el PSOE pensó que Unidas Podemos quería romper. El ala socialista del Gobierno veía a Ione Belarra e Irene Montero con ganas de abandonar la coalición. Pero esta presunta intención, si llegó a existir, ha quedado en nada. Los colaboradores más cercanos del presidente, Pedro Sánchezcreen que las titulares de Asuntos Sociales e Igualdad dieron un paso atrás al comprobar qué el resto de ministros de su espacio (Yolanda Díaz, Alberto Garzón Joan Subirats) no pensaban seguirlas. 

"No habrá ruptura", insisten en la Moncloa, donde se intenta pasar página de la crisis de la ley del ‘solo sí es sí’, tras la aprobación en el Congreso el pasado jueves de la propuesta del PSOE con el apoyo del PP y el voto en contra de Unidas Podemos, y se acogen las continuas críticas de su socio minoritario casi como si no existieran. Básicamente, se ignoran en público, volcados como están los socialistas en el combate ideológico con el PP ante el ciclo electoral de este año, con autonómicas y municipales el 28 de mayo y generales, en principio, en diciembre. Pero la deteriorada relación entre las dos formaciones que integran el Gobierno tiene por delante dos nuevas e importantes pruebas: las leyes de familias y de paridad. 

La primera norma, salvo sorpresa, será aprobada por el Congreso en esta legislatura, ya que se tramitará por el procedimiento de urgencia, que permite reducir a la mitad los plazos ordinarios. La entrada en vigor de la segunda antes de las generales no está garantizada. Pero ambas iniciativas comparten dos circunstancias: abordan asuntos especialmente sensibles para los morados, con materias que dependen de los departamentos que dirigen Belarra y Montero, y ya han provocado fricciones entre los socios de la coalición, sin llegar en ningún caso al enfrentamiento abierto y cisma del ‘solo sí es sí’

Tres nuevos permisos

La ley de familias es una de las iniciativas estrella del Ministerio de Asuntos Sociales. A falta de que pueda ser modificada a su paso por el Congreso y el Senado, trae consigo importantes novedades: incluye tres nuevos permisos para el cuidado de familiares o convivientes, equipara las familias monoparentales que tienen dos hijos a las numerosas y reconoce los distintos tipos de unidades, como adoptivas, múltiples, acogedores, reconstituidas, LGTBI o con algún miembro con discapacidad. 

Sin embargo, cuando fue aprobada en segunda vuelta por el Gobierno, a finales del mes pasado, en pleno choque por el ‘solo sí es sí’, la Moncloa no permitió que Belarra compareciera para dar cuenta de la norma. Fue un detalle muy significativo del mal momento por el que pasa la relación entre los dos socios de la coalición. Tanto, que fuentes del departamento de la secretaria general de Podemos revelaron después que habían solicitado sin éxito intervenir en la tradicional rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. Privada de esa plataforma, Belarra recurrió a un vídeo de tres minutos y medio en Twitter para explicar los detalles de la nueva ley. “Me alegra mucho poder contaros que el Consejo de Ministros ha dado luz verde definitiva a la nueva ley de familias”, dijo. 

La nula participación de Montero

La ley de paridad tampoco ha sido ajena al enfrentamiento entre los socios. Al contrario. La norma, que obligará a que la representación de hombres y mujeres sea igualitaria en grandes empresas, gobiernos, listas electorales, colegios profesionales y jurados, entra de lleno en las materias que dependen del Ministerio de Igualdad. Pero Montero no ha tenido ningún papel en ella. 

La norma fue anunciada por el propio Sánchez el pasado 4 de marzo, a las puertas del 8M, en plena batalla por la ley del ‘solo sí es sí’, con socialistas y morados disputándose la bandera del feminismo. Cuando el anteproyecto fue aprobado tres días después por el Gobierno, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, confirmó que la participación de la titular de Igualdad en esta iniciativa había sido nula, elevando así el malestar del socio minoritario.