Congreso de los Diputados

Más furia, pero leyes a salvo: así han empezado el año electoral en el Congreso PSOE y UP

Desde que comenzó el periodo de sesiones, en febrero, los grupos que forman el Gobierno han blindado su agenda legislativa, pero a la vez han subido sin cesar la exaltación de sus reproches

Irene Montero y Yolanda Díaz.

Irene Montero y Yolanda Díaz. / Europa Press

Ángel Alonso Giménez

El pasado 7 de marzo, en el hemiciclo del Congreso, la diputada Lucía Muñoz Dalda, de Unidas Podemos, afirmó: “Hoy, señorías del PSOE, no les están fallando a sus votantes; les están dando la espalda a todas las mujeres de este país”. La frase fue un misil en mitad de la cruenta discusión sobre qué hacer con la ley del 'sólo sí es sí'.

Seguir los debates del Congreso inmuniza frente a las diatribas. Se sabe tarde o temprano que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Es una de las señas de identidad del parlamentarismo. Pero las palabras de Muñoz sonaron más explosivas, una seria advertencia. Digamos que fueron como ese olor que te avisa de que se han quemado las lentejas.

Que Muñoz profiriera semejante reproche al PSOE en la antesala del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en una coyuntura en la que los socios de Gobierno habían elevado a máximos su enfrentamiento por las banderas del feminismo, fue una invectiva con mensaje, sin duda. Las relaciones entre socialistas y “morados”, desde enero de 2019, han viajado de susto en susto, de ofensa en ofensa, de exabrupto en exabrupto, pero lo que sucedió el 7 de marzo franqueó una línea. 

La ley del “sólo sí es sí” se relacionará siempre con la polémica porque el Gobierno que la impulsó no ha dejado de pelearse por cómo impulsarla y porque, una vez en vigor, la cadencia de rebajas de condenas a delincuentes sexuales no ha cesado. Más de 800 ya. El PSOE ha apostado muy alto para reformarla a pesar de que su socio en el Gobierno, ERC y EH Bildu se niegan al planteamiento. Es la batalla interminable. En abril, próximos episodios.

La agenda que no para

Cómo investigar los abusos a menores cometidos en el seno de la Iglesia, cómo contener los precios de los alquileres en la ley de vivienda, cómo defender la producción independiente en la ley audiovisual, cómo tratar a los perros de caza en la ley de bienestar animal, cómo actuar contra la ‘okupación’, cómo abordar la autodeterminación de género en la ley trans, cómo acometer la relación con Marruecos y el Sáhara Occidental...

Hay más: qué hacer con los precios de los alimentos básicos, si proteger o no a la ganadería intensiva, que si poner un impuesto a los ricos, que si enviar armas a Ucrania o no, que si implicarse en la OTAN o mejor quedarse al margen, que si cambiar la escala penal de la ley del sí es sí o dejarla como está, que si llamar a Mariano Rajoy para que vaya a la nueva comisión de investigación sobre “las cloacas del Estado”

La lista es mucho más grande. La lista de las discrepancias. Es tan indisimulado el conflicto estratégico que ni siquiera es estrategia. Sin embargo, la agenda legislativa sigue, sigue y sigue. No se ha detenido. Tuvo hace poco

, que no se hará realidad esta legislatura. No se debió a un choque más entre PSOE y Unidas Podemos, sino a las reservas de ERC y EH Bildu, que decidieron votar en contra del dictamen y tumbarlo. No había una mayoría alternativa. 

La frustración con la “ley mordaza” ocupará la primera o segunda línea de la lista de “debes” del Gobierno. Puede que la primera la ocupe la ley de vivienda si socialistas y “morados” no acuerdan el mecanismo para frenar la subida del alquiler, y si ese mecanismo no suscita los apoyos de los independentistas catalanes y vascos.

. El presidente, Pedro Sánchez, sabe que se juega mucho en este partido parlamentario, lo que es una señal que apunta al entendimiento. Nada empuja más que la voluntad del líder socialista. Habrá que esperar acontecimientos.

No es ni mucho menos descabellado que abril acabe con la ruptura más iracunda en la reforma de la ley del “sólo sí es sí”, y al mismo tiempo, con la sintonía más fraterna alrededor de la ley de vivienda. Durísimas críticas; pactos trascendentales. Bienvenidos al Congreso.

Leyes a salvo

De atrás hacia adelante. El pasado día 30, la Cámara Baja convalidó el decreto de una nueva reforma del modelo de pensiones gracias a 179 votos a favor, entre los que estuvieron los del PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, Compromís, Más País… La mayoría progresista. El bloque de la investidura de Sánchez.

Más azaroso fue el tránsito de las leyes contra el maltrato animal (una ley orgánica porque reformaba el Código Penal y una ley ordinaria). El 23 de marzo, el Congreso avaló las enmiendas hechas por el Senado a ambas y las dejó listas para entrar en vigor, lo que aún tardará unas semanas. Pero el comienzo resultó arduo. 

El trámite de la ponencia en el Congreso se vio zarandeado por irregularidades procedimentales (personalidades que no son diputados/as participando en las reuniones, por ejemplo, o celebrar comparecencias de expertos con las enmiendas ya registradas, por poner otro ejemplo). PSOE y Unidas Podemos terminaron votando lo mismo para salvar al dictamen, pero se las vieron y se las desearon para construir una mayoría. Lo lograron con la ley ordinaria (174 votos) y con la ley orgánica, para lo que recabaron 178, dos más de los necesarios (176). En el Senado avanzaron los proyectos casi de milagro.

El 9 de marzo, los diputados avalaron los cambios hechos por los senadores en la nueva ley del sistema universitario. PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, PDeCAT, Más País la respaldaron. 182 apoyos en total, entre ellos los de Coalición Canaria, cuyas dos diputadas suelen estar en el bando del Ejecutivo.

presidir

Más leyes. El ritmo ha sido alto, aunque no tan exigente como el de finales de 2022. El 16 de febrero, el Congreso aprobó definitivamente la reforma de la ley del aborto. 185 votos a favor lo permitieron. De nuevo la mayoría progresista funcionó a pleno rendimiento por el ímpetu de PSOE y Unidas Podemos, que aquí no airearon sus diferencias como si no hubiera un mañana. También el 16 de febrero la ley trans superó el último trámite, el del visto bueno a las enmiendas del Senado. 191 síes pusieron fin al periplo. Entraron aquí los diputados/as de Cs, pero salieron los de EH Bildu.

El proyecto de ley de empleo arrastró consenso, al igual que la ley para proteger a los denunciantes de corrupción.

La furia

La enumeración hecha hasta ahora se centra en las votaciones finales de los proyectos legislativos; quedan excluidas las votaciones de iniciativas no legislativas.  

Las pugnas de PSOE y Unidas Podemos, sus expresiones más intensas de ira y furia, han afectado a las tomas en consideración. Son los primeros pasos del recorrido de las proposiciones legislativas que hacen los grupos. Lo que ocurrió el 7 de marzo, aquella pelea declarativa sin parangón entre los socios de Gobierno, se produjo en el debate para la toma en consideración de la propuesta socialista para reformar el “sí es sí”. PSOE, PP, PNV, PDeCAT votaron a favor. Unidas Podemos, ERC, EH Bildu, en contra.

Aunque a volumen mucho más bajo, socialistas y “morados” chocaron el 14 de marzo para admitir a trámite una proposición de ley de ERC y EH Bildu encaminada a recuperar derechos laborales anteriores a la reforma del Gobierno de Mariano Rajoy. Los socialistas la rechazaron. Unidas Podemos se abstuvo.

Chocaron también la semana anterior. Con motivo de la presentación de una iniciativa del Parlamento balear para contener el precio del alquiler de vivienda, Unidas Podemos y los demás aliados dieron su “sí” y el PSOE dio su “no”. Ganaron los de Patxi López porque en su cesta también estuvieron los votos del PP.

De baja intensidad fue la discrepancia (21 de febrero) sobre la toma en consideración de una iniciativa legislativa de ERC, destinada a regular el cannabis. Toda la izquierda, menos el PSOE, pidió tramitar la propuesta. No salió adelante, claro. 

Sí fue estridente el debate, y aún más la votación, de una proposición de Unidas Podemos para dar la nacionalidad a los ciudadanos saharauis, el 14 de febrero. Los socialistas se quedaron solos en el rechazo. 

El resumen es claro. Pongamos más ira, sí. Pongamos leyes en peligro, no. Razón: elecciones.