DURO ENFRENTAMIENTO EN EL SENADO

Sánchez y Feijóo llevan la campaña al límite tras su bronca por Bildu y los condenados de ETA

El debate más bronco vivido hasta ahora garantiza que las listas de Bildu seguirán teniendo el protagonismo de este 28-M | El PP ve traspasadas "todas las líneas rojas" y el Gobierno pasa a la ofensiva para defenderse de la derecha y recuperar la iniciativa

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Senado, este martes.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Senado, este martes. / EP

Paloma Esteban

Nada hacía pensar unas semanas atrás que el gran protagonista de la campaña de las autonómicas y municipales —ya van seis días completos— iba a ser EH Bildu. Y en este momento, aún no parece que vaya a dejar de serlo. La renuncia de los siete condenados con delitos de sangre a ser concejales tras el 28 de mayo tampoco ha servido para desinflamar el enfrentamiento entre los dos grandes partidos. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo decidieron llevar el asunto al Senado hasta las últimas consecuencias y convirtieron su cara a cara en el más duro que ambos han vivido en sede parlamentaria. 

El ruido de las bancadas, los reproches entre senadores, las interrupciones y las menciones a la historia de sus respectivas formaciones y el papel que jugaron en la lucha contra el terrorismo de ETA copó el debate como ningún asunto lo hizo antes. Ni la reforma del Código Penal ni la ley del ‘sólo sí es sí’ acaparó de esta manera la intervención del líder de la oposición, ni el presidente bajó al barro como en esta ocasión.

Los dos líderes llevaban preparados sus discursos y sabían lo que querían decir. El líder del PP, como ha hecho en todos sus mítines hasta ahora por distintas comunidades, centró los ataques en las alianzas parlamentarias del Gobierno. "Dígalo otra vez. Que no va a pactar con Bildu. Si Bildu no es decente tampoco lo son sus pactos" espetó, mientras los suyos gritaban “sí o no, sí o no”, en referencia a si la izquierda abertzale seguirá de forma preferente en la aritmética del PSOE. En Génova insisten desde hace días en que Sánchez "no podrá escapar de su propia legislatura" y señalan como ejemplo clave el hecho de que tuviera que hablar de Bildu desde la Casa Blanca tras su reunión con Joe Biden.

El PP ajustó su estrategia tras la renuncia de los siete de Bildu: seguir exprimiendo la trayectoria de pactos de Sánchez, exigir que se haga por escrito ante la Junta Electoral Central, que los otros 37 condenados por su relación con los terroristas también renuncien y, sobre todo, forzar al presidente a aclarar si pactará o no con el partido de Arnaldo Otegi. La presión se centra en Navarra, donde el PP entiende que los socialistas necesitaran a Bildu, y de cara a las generales. La sensación entre los populares es que Sánchez perdió los papeles y que sólo se preocupó por no molestar a los abertzales: "No les ha tocado ni un pelo. Es sorprendente", decían en la cúpula conservadora.

La frase que más dolió a los populares fue la de que "el PP hizo lo imposible para impedir que el éxito de que un Gobierno socialista acabara con ETA". La respuesta de la dirección fue inmediata: "Es una provocación absoluta lo que ha hecho. Decir que al PP le interesaba que no se acabara ETA es una barbaridad. Aznar fue el presidente de la democracia al que le pusieron una bomba en el coche", decían indignados los populares. 

Sánchez pasa a la ofensiva

En Moncloa ya venían advirtiendo antes de que comenzara el debate que Sánchez “hablaría claro”. En el Gobierno eran conscientes desde hace días que las listas de Bildu estaban rompiendo una campaña diseñada para vender gestión con anuncios diarios del presidente y marcando la agenda. Pero los condenados por ETA impedían cualquier debate más. Sánchez trató de zanjar el asunto desde Washington al decir que lo que había hecho Bildu aunque fuera legal no era decente. Pero no bastó. El goteo de dirigentes socialistas separándose de su socio parlamentario y la campaña de la derecha (especialmente dominada en dureza por Vox y por Isabel Díaz Ayuso dentro del PP) hizo pensar que la respuesta debía ser más clara

Y por eso Sánchez pasó a la ofensiva en un debate en el que no sólo evitó el asunto, sino que miró de frente al PP para acusarle de haber “instrumentalizado el terrorismo siempre”. “Queda patente que el PP no tiene nada más que ofrecer. Feijóo no tiene nada de moderado y ha demostrado ser de la misma calaña que Pablo Casado”, repetían en Moncloa tras el debate. El presidente sorteó, eso sí, cualquier mención directa a Bildu, como le reprochó el líder de la oposición. En el Gobierno sostienen que lo que tocaba era “decir la verdad” teniendo en cuenta que los populares seguirán utilizando el asunto en la campaña.

El presidente, afirman en el PSOE, lo que ha hecho es "contraponer un proyecto ambicioso" a la "bajeza moral" y "la vileza de alguien que solo recurre al insulto y a la descalificación". En el cara a cara Sánchez no escatimó en repetir la idea de que el PP "no soporta" que fuera el PSOE "el que derrotó a ETA". Uno de los momentos de mayor tensión se produjo en la mención al 11-M.

"Quién quiera saber hasta dónde es capaz de llegar el PP, cada vez que se acercan unas elecciones, sólo tiene que recordar los días 11, 12 y 13 de marzo. El PP, con su Gobierno al frente, mintió. Mantuvo sin descaro la mentira. Nadie podría superar aquella infamia. Usted, con sus palabras, parece decidido a igualarlo". La frase retumbó en la bancada popular, indignada por la comparación con los atentados de 2004 en la red de Cercanías de la Comunidad de Madrid.

Los socialistas se mostraron cansados de la “trayectoria moderada” de la que tanto presume el PP teniendo en cuenta la manera con la que Feijóo también se dirigió a Sánchez. Sobre todo, cuando afirmó que estaba siendo “más generoso con los verdugos que con las víctimas”. Y la mención a Alfredo Pérez Rubalcaba, que tuvo respuesta por boca de la ministra portavoz, Isabel Rodríguez: “Utiliza a Rubalcaba para atacar al Gobierno” y si todavía viviera, dijo, “sería incapaz de aguantarle la mirada en los pasillos del Senado”.

El escenario que se vivió en la Cámara Alta no puede ser de más polarización. Y, al menos por ahora, a semana y media de que llegue la cita con las urnas, el debate nacional ha eclipsado a todos los territorios. Mientras que el PSOE se muestra convencido de que los candidatos populares no deben estar nada contentos con el hecho de que Feijóo “haya metido a ETA en campaña”, el PP lo ve desde la óptica contraria: “Quien ha metido a ETA en campaña ha sido Bildu”, afirman, y defienden que en los territorios, especialmente del interior de España, son los barones socialistas “los que deben agachar la mirada”.

Este miércoles Sánchez afronta una nueva pregunta en la sesión de control del Congreso a cargo de la secretaria general popular, Cuca Gamarra. Y Bildu, otra vez, en el centro del debate.