Elecciones generales 23J

Yolanda Díaz presiona para que el acuerdo de Sumar se cierre antes de agotar los plazos

El plazo para registrar la coalición con o sin Podemos termina el viernes, pero la gallega busca cerrar entre mañana y pasado

Los partidos de izquierdas siguen sin llegar a un acuerdo para concurrir juntos en las elecciones.

Agencia Atlas

Ana Cabanillas

Yolanda Díaz negocia a contrarreloj con Podemos y otra docena de fuerzas los acuerdos que den forma a la coalición de Sumar de cara a las generales del 23 de julio. El tiempo apremia, y el viernes 9 de junio antes de medianoche tendrá que estar registrada la candidatura, pero la vicepresidenta segunda ya ha trasladado al resto de actores del espacio su intención de no agotar los plazos y aspira a que los acuerdos estén cerrados con margen suficiente para imprevistos. 

La líder gallega ha acelerado en la última semana la construcción de su candidatura. El mismo día en que se anunció la convocatoria electoral abrió una ronda con Podemos y el resto de partidos, y al día siguiente registró su partido instrumental, Movimiento Sumar, para poder articular la coalición en torno a él. Desde entonces, los contactos con las distintas fuerzas del espacio no han cesado, y han consistido en atender y calibrar las peticiones de unos y de otros. Pero el reloj sigue corriendo y Díaz quiere llegar con holgura a la meta. 

Si el límite legal para registrar las coaliciones termina el viernes, Díaz querría tener todo listo al menos un día antes, aunque la fecha ideal para cerrar todos los frentes es el miércoles. Sólo así la líder de Sumar se garantiza la posibilidad de terminar de encajar todas las piezas del puzle sin contratiempos. 

Distintos ritmos

Las negociaciones, en cualquier caso, avanzan en distintos ritmos. Izquierda Unida, por ejemplo, ha mostrado su respaldo oficial de Sumar y ha puesto a disposición de Díaz toda su organización. La relación con el partido siempre ha sido fluida y el paso atrás de su líder, Alberto Garzón, también se ha interpretado como un gesto de facilitar los acuerdos y dejar huecos en las disputadísimas listas electorales.

Se da por hecho que Izquierda Unida, el partido a la izquierda del PSOE que más implantación tiene en Andalucía, tendrá una importante presencia en las listas de este territorio donde, por otra parte, Podemos apenas cuenta con organización territorial ni cuadros. Un punto a favor que podría allanar el reparto de peso con el partido histórico y avanzar en un acuerdo que podría anunciarse de manera inminente. 

El de Compromís es un caso similar. La sintonía con el partido valencianista ha sido tradicionalmente buena, aunque han planteado peticiones de máximos como liderar las listas por las tres circunscripciones de la Comunidad Valenciana, ante la desaparición de Podemos en el territorio el pasado domingo. Si bien estas peticiones no son fáciles de cumplir, el tiempo apremia para la formación, que a su vez está formada por tres partidos valencianos que deberán votar el acuerdo antes de registrarse. Un motivo por el que el pacto podría precipitarse en las próximas horas, con la idea de que se someta a sus respectivas primarias el miércoles o el jueves, a más tardar. 

Ada Colau y Yolanda Díaz este sábado en Barcelona.

Ada Colau y Yolanda Díaz este sábado en Barcelona. / EFE

En el caso de Más Madrid, siempre han defendido que serán “generosos”, pero exigen que su representación sea acorde con sus resultados en la Comunidad de Madrid, donde lideran la oposición y donde los morados han desaparecido. Iñigo Errejón estará en las listas por la capital, las más disputadas, y todo apunta a que el partido de Mónica García tendrá al menos un representante más.

Con Catalunya en Comú juega a favor la buena relación que, como con García, guarda Yolanda Díaz con Ada Colau. Los comuns siempre han remado a favor de Sumar y han apoyado a su líder, aunque la pretensión de la gallega de

en torno a una sola candidatura, sin desgajarla en confluencias territoriales, resulta difícil de digerir en el partido de la edil de Barcelona, que siempre ha contado con una coalición propia dentro de Unidas Podemos. Con partidos minoritarios, como la Chunta Aragonesista o Més los acuerdos no deberían presentar demasiadas complicaciones.

El caso de Podemos

El más complicado es sin duda el caso de Podemos, aunque su debilidad tras el 28 de mayo podría acercar la posibilidad de un acuerdo. No sólo por los resultados en sí, que les llevaron a perder más de un tercio de su representación territorial, sino por las tensiones internas que ya son patentes en el seno del partido.

Yolanda Díaz e Irene Montero.

Yolanda Díaz e Irene Montero. / EFE

Desde el fiasco la cúpula no ha convocado al Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de dirección, y ha tomado en solitario las riendas de la negociación, pidiendo ser un actor “determinante” dentro de Sumar. Pero distintas federaciones de Podemos ya están presionando por alcanzar un acuerdo, aunque esto suponga rebajar las exigencias. 

Territorios como Madrid, País Vasco, Baleares, Navarra, La Rioja, Canarias, Asturias o Galicia ya han reclamado abiertamente un pacto entre Podemos y Díaz, aunque estas peticiones no han encontrado de momento cauces internos. La presión es enorme para la cúpula, que en caso de no entrar en la coalición de Sumar podría enfrentarse a la fractura del partido y a una desbandada de cuadros para enrolarse en las filas de Sumar.

El contexto hace favorable un acuerdo que, sin embargo, no parece fácil de alcanzar. Podemos siempre se ha caracterizado por ser un duro negociador y por llegar hasta el final manteniendo intactas sus exigencias, cediendo lo mínimo. Las dos repeticiones electorales de 2016 y 2019 dan buena cuenta de ello. 

El precedente andaluz

El acuerdo que se alcanzó en Andalucía entre distintas fuerzas de izquierda es también un ejemplo de esta praxis y siembra un peligroso precedente para las negociaciones de Sumar. Precisamente hoy se cumple un año de aquella jornada de negociación in extremis entre Podemos, IU y Más Andalucía.

Una jornada que, después de semanas de fuertes turbulencias, terminó con un acuerdo sobre la bocina, con la dirección estatal de los morados dando el ok al acuerdo a pocos minutos de agotarse el plazo, mientras representantes de distintas formaciones aguardaban en el Parlamento andaluz hasta entrada la noche para hacer efectivo el registro. Tan apurado fue el pacto que la firma de Podemos no llegó a tiempo y la formación quedó legalmente fuera de la coalición Por Andalucía.

El resto de actores dejaron huecos a dirigentes del partido en calidad de independientes, pero el pacto nació envenenado. La tensión y los reproches cruzados marcaron el alumbramiento de aquella candidatura que también fracasó en las urnas. De los 17 escaños que lograron en 2018 -cuando Teresa Rodríguez lideraba la federación andaluza del partido- a los 5 de Por Andalucía y los dos de Adelante Andalucía, el nuevo partido de Rodríguez. Un modus operandi que, coinciden todos los actores, no debe volver a repetirse.