Sumar

Podemos tensa la cuerda y lleva al límite la negociación con Yolanda Díaz

Los órdagos del partido morado llevan la posibilidad de acuerdo al filo del plazo

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra.

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. / EP

Ana Cabanillas

Podemos lleva al límite la negociación con Yolanda Díaz y entra en tiempo de descuento. El partido de Ione Belarra ha lanzado dos importantes órdagos a la líder de Sumar un día antes de que expire el plazo para el acuerdo, en un intento por elevar la presión sobre Sumar y lograr más cuota en el reparto de puestos en las listas.

Las sensaciones eran buenas hasta este miércoles por la noche. La secretaria de Organización Podemos, Lilith Verstrynge, y el jefe de Gabinete de Díaz, Josep Vendrell, pilotaban las conversaciones, que parecían avanzar. Pero las fuertes presiones internas a la cúpula para llegar a un acuerdo habían dibujado una indeseada imagen de debilidad que podía comprometer a Podemos en medio de unas negociaciones clave para la próxima legislatura. Y el partido reaccionó endureciendo sus posiciones a base de golpes de efecto.

Un cheque en blanco

A media mañana, Podemos anunciaba una consulta a sus bases para dar carta blanca a la ejecutiva a la hora de negociar un acuerdo o una ruptura. El partido se blindaba así de las críticas de los territorios, logrando un aval democrático mediante una consulta que suponía también todo un desafío a la vicepresidenta segunda.

Este movimiento era una clara advertencia: la dirección estaba legitimada para pilotar la negociación y tomar cualquier decisión. La pregunta no era casual: no se preguntaba sobre el acuerdo en sí, sino sobre delegar la decisión y los criterios al Consejo de Coordinación, el órgano ejecutivo. Los morados quitaban hierro al asunto y razonaban la consulta a una cuestión meramente estatutaria, para dar validez al posible acuerdo. Pero el cómo se planteó el asunto despertó fuertes suspicacias.

El nuevo giro de guion también suponía un desafío en cuanto a los plazos. La votación de los morados retrasaba inevitablemente un posible acuerdo al viernes, un extremo que desde Sumar querían evitar a toda costa, como habían trasladado a las formaciones implicadas.

El proceso interno de Podemos termina el viernes a las diez de la mañana, 14 horas antes de que se cierre el plazo. Los tiempos de esta votación pusieron en suspense los pactos alcanzados con otras formaciones aliadas, como Más Madrid, IU o Compromís, que querían llegar al viernes con las líneas generales cerradas. Pero hasta que Sumar y Podemos no terminen de perfilar las negociaciones para el reparto de puestos y de recursos, no podrá confirmarse lo acordado con el resto de partes. Y es que el mapa no es definitivo hasta que no estén todas las piezas del puzle.

La advertencia

Entretanto, se dio a conocer la inscripción en el Ministerio del Interior de un nuevo partido, Juntas sí se Puede, registrado por un miembro de la dirección de Podemos, y cuyo domicilio social era el mismo que la sede de los morados. Una nueva formación que se había gestado al albur de la incertidumbre, y ante la posibilidad de que no hubiera acuerdo con Díaz.

Desde Podemos defendieron que se trató de un "error" y que estaba en vías de ser "subsanado". Pero el episodio, que podría pasar por anecdótico, da cuenta del estado de Podemos, donde todas las opciones están abiertas, y lanza una clara señal a Díaz: en caso de no darse un acuerdo, hay un plan B.

El órdago

Las negociaciones, que un día antes parecían avanzar, se vieron enturbiadas por las primarias exprés de Podemos. Pero el mayor órdago de la jornada llegó a final del día. Desde el partido morado hicieron pública su propuesta para alcanzar un acuerdo, que pasaba por competir con Sumar en las tres circunscripciones de la Comunidad Valenciana mientras confluían con Yolanda Díaz en el resto del país. Una medida que razonaban desde Podemos como una forma de salvar el "veto de Compromís" a su presencia en las listas de este territorio, donde el partido quedó sin representación autonómica ni municipal el pasado 28 de mayo.

En Compromís rechazaron la existencia del veto y en Sumar se precipitaron a rechazar la propuesta. "No lo contemplamos", resumían desde el equipo de Díaz, donde aludían a un acuerdo "global". El plan de Yolanda Díaz siempre ha pasado por una única confluencia de carácter estatal, sin dividir la candidatura en coaliciones territoriales como pedían los comuns o Compromís. Esta tesis choca de plano con la petición de Podemos, que amenaza ahora con ir en solitario allá donde no se aceptan sus pretensiones.

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compromis / EFE

Los aliados de Díaz tachaban de "órdago" el anuncio de Podemos, y lo enmarcaban en su estrategia de presión para obtener más representación. Pero más allá de la propuesta en sí, cobraba relevancia otro hecho: por primera vez después de diez días, Podemos hacía públicas y de manera más o menos oficial unas negociaciones que hasta ahora se habían revestido de silencio y discreción.

Rearme ante las presiones

El mensaje también se interpreta como un claro desafío de Podemos, que con sus últimos movimientos busca rearmarse de puertas para fuera ante la frágil situación que afronta a nivel interno. La mayoría de territorios han pedido el pacto, de una manera más o menos explícita, con llamamientos a la "altura de miras, generosidad y humildad", en palabras de Maru Díaz, la que fuera líder de Podemos en Aragón hasta este jueves, cuando dimitió de todos sus cargos orgánicos e institucionales.

Otros lo han hecho llegando a pedir "un paso atrás" a quien entorpezca el acuerdo, como defendió Irene de Miguel, líder de Podemos Extremadura, o advirtiendo de la "irresponsabilidad" en caso de no alcanzarlo, como hizo , líder en Navarra, que advirtió que en ese caso tendrían que valorar "qué hacer".

La posibilidad de una desbandada en las filas moradas en una de las amenazas que se cierne sobre la organización. Después de que Yolanda Díaz haya fichado a cuadros que en otro tiempo fueron de Podemos, existe el riesgo de que, en caso de no haber entendimiento, una parte de sus cuadros se enrolen en Sumar, sin que su posición dependa del partido de Belarra. Una amenaza de colapso en las filas moradas que es patente a nivel interno y que, en las últimas horas de negociación, Podemos busca contrarrestar a base de artillería pesada.