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Entrevista | Rosa Díez Política y escritora

“Zapatero sembró las semillas del odio; Sánchez recoge la cosecha”

En esta conversación, la exdirigente socialista y fundadora de UPyD repasa los orígenes de una deriva política que, según ella, sigue marcando el presente de España.

Rosa Díez reflexiona sobre su último libro, La sombra. Memoria histórica de Zapatero.

Rosa Díez durante la presentación de "La sombra. Memoria histórica de Zapatero en Madrid"

Rosa Díez durante la presentación de "La sombra. Memoria histórica de Zapatero en Madrid" / Coli Adamuz

El aroma del café recién hecho se extiende por el aire, tibio y denso, mientras la grabadora parpadea sobre la mesa. A través del teléfono, la voz de Rosa Díez llega serena, templada, con esa firmeza que solo dan los años de convicción. Acaba de publicar La sombra. Memoria histórica de Zapatero, un libro que —como su título— proyecta una reflexión larga sobre el pasado reciente de España.

«Ahora escribo», dice con calma, «y milito como ciudadana. Participo en movimientos cívicos que hacen un trabajo positivo de movilización y pedagogía democrática. Soy, en definitiva, una militante ciudadana en el sentido más verdadero de la palabra política: somos políticos porque somos ciudadanos».

Presentación de "La sombra. Mmoria histórica de Zapatero" en Madrid

Coli Adamuz

Todo empezó con Zapatero

En la portada del libro, la silueta de José Luis Rodríguez Zapatero se recorta en un contraluz que evoca un tiempo oscuro. «Todo empezó con Zapatero», explica. «El libro quiere ser un servicio público, una respuesta pedagógica. He querido analizar con rigor cada decisión importante que tomó y las consecuencias que arrastramos hasta hoy. Como decía Camus, en tiempos de oscuridad, el silencio es complicidad. Este libro nace contra ese silencio».

Díez sostiene que el proceso de radicalización del PSOE se gestó mucho antes de 2004: «Para Zapatero, el partido fue su banco de pruebas. Radicalizó a las bases, convirtió al PP en enemigo y blanqueó a quienes serían sus futuros socios. Aquel clima hizo posible que, tras los atentados del 11 M en Madrid, las movilizaciones contra el Gobierno tuvieran éxito».

Un político que parecía joven y nuevo, aunque no lo era

Recuerda con precisión aquel Congreso socialista del año 2000, cuando ella misma fue candidata. «Había dos discursos», rememora. «Uno apostaba por el cambio como herramienta de renovación política, y otro por el continuismo de quienes creían que bastaba con presentar a un candidato que ganara elecciones. Felipe González y Alfonso Guerra, que ya no se hablaban, apostaron por Zapatero, un político que parecía joven y nuevo, aunque no lo era. Lo apoyaron porque pensaban que podrían seguir mandando. Se equivocaron».

Su análisis sobre el expresidente es implacable pero sin rencor: «Zapatero escribió el guion de lo que llamó la “segunda transición”. Buscaba romper la derecha institucional, reabrir las heridas y aglutinar a sus socios en torno al rechazo a la derecha. Para lograrlo, cuestionó la Transición y sus artífices. Legalizó a ETA como interlocutor político, sustituyendo el objetivo de derrotarla por el del final dialogado de la violencia. Eso fue igualar la violencia de ETA con la del Estado».

Si no hubiera existido Zapatero, Sánchez no podría haber hecho lo que ha hecho

El hilo de la conversación nos lleva inevitablemente al presente. Díez traza una línea recta entre Zapatero y Sánchez: «Si no hubiera existido Zapatero, Sánchez no podría haber hecho lo que ha hecho. Heredó su forma de hacer política, sus socios y su división entre españoles. Zapatero sembró las semillas del odio; Sánchez recoge la cosecha».

A Feijóo no le va a quedar otro remedio que hacer lo que tiene que hacer

Hace una pausa antes de continuar, con voz más grave pero sin perder la serenidad: «También es cierto que Rajoy, con mayoría absoluta, pudo haber corregido el rumbo y no lo hizo. Y ahora, la situación es tan tremenda y tan extrema que a Feijóo no le va a quedar otro remedio que hacer lo que tiene que hacer. Tenemos que ser capaces de tirarle de las solapas y obligarle a comportarse, a él y a la otra parte de la derecha, que tendrán que sumar, necesiten los números o no, para limpiar, para extirpar y para que España vuelva a tener un horizonte».

Vuelve el tono reflexivo: «Estamos en una situación de emergencia nacional. Ya no va de derechas o de izquierdas, sino de recuperar la democracia y regenerar las instituciones. De volver a tener una posición en el mundo que nos devuelva el respeto que hemos perdido, porque se ha perdido el respeto al presidente Sánchez».

La luz de la tarde se apaga mientras colgamos. Queda un silencio denso, el mismo que antecede a las certezas. Rosa Díez habla con la convicción de quien ha vivido la historia desde dentro, y su diagnóstico —sereno, pero contundente— resuena con la claridad de una advertencia: en tiempos de sombras, callar es una forma de rendirse.

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