Crisis en el PP
Feijóo trata de buscar una salida al polvorín de Valencia que convenza a Vox
El líder del PP habló con Mazón varias veces el domingo antes de que el aún presidente valenciano comunique su decisión final

Feijóo y Mazón, en una foto de archivo. / EP
Alberto Núñez Feijóo vivió este domingo uno de los días más difíciles de sus casi cuatro años como líder de la oposición. A última hora el Partido Popular (PP) confirmó que durante toda la jornada el presidente del partido había mantenido "conversaciones", en plural, con el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, y que este, también líder del PP valenciano, comunicaría el lunes el resultado del proceso de reflexión personal que anunció la semana pasada, marcada por el primer aniversario de la Dana que provocó más de doscientos muertos, por el funeral de Estado en el que tuvo que escuchar invectivas muy duras de las víctimas y por nuevas revelaciones que volvían a poner en entredicho su versión de lo ocurrido la fatídica tarde del 29 de octubre de 2024. Muy singularmente la que aportó en exclusiva el diario Levante, del Grupo Prensa Ibérica, detallando que Mazón, lejos de regresar inmediatamente al Palau de la Generalitat tras la comida de tres horas con la periodista Maribel Vilaplana, como dijo, aún tuvo tiempo de acompañarla al parking donde había estacionado su coche.
Que Mazón no formará parte del proyecto del PP en el futuro es ya un hecho desde el domingo, aunque quedan por dilucidar, y no son menores, los detalles. Feijóo trata de buscar una salida al polvorín de Valencia que le permita pasar página cuanto antes. El foco de la crisis es tan enorme que incluso ha conseguido opacar el que en principio era el gran asunto de la semana, el histórico juicio por presunta revelación de secretos que desde este mismo lunes afronta el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, en el Tribunal Supremo (TS), una indudable baza para la oposición a Pedro Sánchez que ahora queda parcialmente mitigada.
Si Mariano Rajoy en 2011, siendo también jefe de la oposición, logró apartar del mismo cargo a Francisco Camps, cuando el caso Gürtel golpeaba cada día al PP, Feijóo tiene una papeleta más difícil que entonces. A diferencia de lo que ocurría en aquella ocasión, Mazón no solo no tiene mayoría absoluta, sino que depende de Vox, el partido con el que logró este año pactar los presupuestos autonómicos no sin hacer cesiones de importancia, a diferencia de lo que ha ocurrido con otros presidentes autonómicos populares.
Abascal mueve pieza
Santiago Abascal no se ha privado de mover pieza, al terciar este domingo en la crisis con un pronunciamiento donde deja claro que a su juicio el "mayor culpable de la tragedia de la dana se llama Pedro Sánchez", y añade que "algunos no aprenden nunca, ni saben denunciar a los responsables ni tienen coraje para defender a los suyos". Toda una carga de profundidad contra Génova que agrava aún más las relaciones entre los dos partidos de la derecha, que no han ido sino a peor desde que en septiembre se reanudó el curso político.
Fuentes de la cúpula de Vox afirman categóricamente que no apoyarán para una eventual investidura "a nadie que no firme nuestras condiciones. Como en Extremadura", subrayan, aludiendo a la comunidad en la que la popular María Guardiola ha adelantado las elecciones autonómicas para el próximo 21 de diciembre. Los de Abascal juegan así con la idea de otro adelanto electoral en Valencia que podría alterar, y mucho, un ciclo electoral que a priori (primero Extremadura y luego, en el primer semestre de 2026, Castilla y León y Andalucía) era relativamente tranquilo para el PP y mucho más problemático para la izquierda. Apretar el botón rojo del adelanto, y es algo que el propio Mazón tiene en sus manos, podría tener unas consecuencias impredecibles. Más aún en un contexto en el que el propio Sánchez podría estar tentado de apretarlo al mismo tiempo, tras perder definitivamente, también la pasada semana, el apoyo de Junts per Catalunya.
Feijóo, por tanto, quiere quitarse de encima un problema (Mazón), pero eso puede traerle otros mayores. Las conversaciones entre ambos de este domingo se han producido a solo veinticuatro horas de la reunión en Génova de la Junta Directiva Nacional, el órgano que reúne a todos los líderes autonómicos del partido, aunque se supone que para cuando lleguen Mazón ya habrá comunicado su decisión. Un eventual sustituto de Mazón, como dicta el Estatuto valenciano, tendría que ser diputado en las Cortes. Eso excluye (como sustituto en la presidencia, pero no como futuro candidato) a Vicente Mompó, el presidente de la Diputación de Valencia y dirigente promovido desde el PP valenciano. No así a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, la opción siempre preferida por Génova, quien sí que es diputada. Como también lo es Juan Francisco Pérez Llorca, el secretario general del PP valenciano, y como tal mano derecha orgánica de Mazón, y cuyo nombre también se ha barajado.
Pase lo que pase, las perspectivas no son fáciles. Feijóo tendría que plegarse a Vox en el peor momento, cuando sus puentes con Abascal están rotos e impregnados de desconfianza desde hace meses, o en caso contrario, y aun con el compromiso de no ser candidato, seguir con Mazón de presidente, algo que ya ha quedado claro que es un problema. La posibilidad de un adelanto no es tampoco la mejor en una comunidad donde Vox crece con fuerza y donde el coste reputacional de la Dana puede dañar enormemente al PP.
Quien fue durante trece años presidente autonómico, en concreto de la Xunta de Galicia, y como tal escrupulosamente respetuoso de la autonomía de todos sus barones, tiene ante sí su primera gran crisis con uno de ellos, que le fuerza inexorablemente a inmiscuirse en el área de uno de ellos. Ya antes de la Dana las relaciones fueron tensas, pues en Génova muchos atribuyeron al apresuramiento de Mazón después de las autonómicas de mayo de 2023, en las que fue el primero en pactar con Vox una coalición de gobierno, el fiasco posterior de las elecciones generales del 23 de julio de aquel año, en las que Sánchez logró mantenerse en Moncloa tras una campaña centrada en alertar de la llegada de la extrema derecha al Gobierno. Este lunes se escribirá otro capítulo, puede que definitivo, de la relación entre ambos.
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