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VALENTINA MARTÍNEZ FERRO // Secretaria de Relaciones Internacionales del Partido Popular, Portavoz de Exteriores en el Congreso y diputada nacional.

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LA SOLEMNIDAD DEL DÍA DE GALICIA va unida a la festividad del apóstol Santiago, patrono tanto de nuestra tierra como del conjunto de España. Estas dos celebraciones nos ofrecen la oportunidad de reflexionar sobre la vocación internacional del Partido Popular, la formación política a la que desde hace décadas votan de manera mayoritaria los gallegos.

Nada menos que Goethe, el mayor hombre de las letras alemanas, sostenía que Europa se construyó peregrinando hacia Compostela. El magnífico patrimonio gallego, tanto el físico como el cultural, nos ofrece abundante prueba de esta afirmación; y es que Galicia, sin perder su identidad, permanece siempre en actitud de comunicación constante, dialogando con la nación española de la que formamos parte esencial, y dialogando también con Europa y las Américas.

Lejos de asumir dicotomías tan artificiales como empobrecedoras, nuestra disposición hacia la universalidad se encuentra en nuestra manera de ser y sentirnos, a la vez, gallegos y españoles. Esta actitud, que aúna la fidelidad a nuestras raíces históricas sin dejar de estar pendientes del futuro, delinea igualmente los raíles sobre los que transita la política internacional del PP.

En otros lugares escribir sobre el vínculo transatlántico podría resultar abstracto o lejano; hacerlo en Galicia, en cambio, casi adquiere los tintes de una obviedad por la infinidad de lazos familiares, culturales y económicos que nos unen con el otro lado del océano. Por ello, cada una de las violaciones de los Derechos Humanos y del Estado de Derecho que se producen en Latinoamérica, especialmente hoy en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua, nos duelen como propias; y desde la Secretaría de Internacional del PP nunca nos cansaremos de condenarlas con la máxima firmeza.

Luchamos por la libertad en Venezuela, exigiendo la garantía de unas elecciones libres y justas; y luchamos por los derechos más elementales de un pueblo al que se le niega todo, incluso el pan y la sal. Pedimos para los venezolanos lo mismo que queremos para nosotros. Nos gustaría contar con el apoyo inequívoco del Partido Socialista ante la terrible situación que atraviesa el país hermano. Lamentablemente no es así; las presiones de sus socios de Gobierno, hacen a los socialistas rehenes de una de las peores dictaduras del mundo.

Nuestro vínculo atlántico lo es también con los EE. UU., la mayor potencia del planeta con independencia de quien ostente la titularidad de su Administración. Defendemos con Norteamérica una relación construida sobre la idea y la marca de una España constitucional, fiable y amiga del libre comercio, ajena a la fiebre populista que recorre Europa y los propios EE.UU.

Comprendemos la lógica indignación ante el asesinato racista de George Floyd, que condenamos, pero el Partido Popular rechaza la reacción violenta que ha desembocado en la destrucción de monumentos históricos que recuerdan la presencia española en Norteamérica. Las estatuas erigidas en memoria de Cristóbal Colón, Fray Junípero Serra o Miguel de Cervantes no sólo suponen para los españoles un elemento de legítimo orgullo nacional; también representan algo más importante: el componente autóctono y mestizo -es decir; hispano- inscrito en el ADN de esta gran nación. Por tanto, difundamos nuestro legado histórico, trabajemos en mejorar la imagen de España en el exterior y no permitamos que se difame nuestra historia común y compartida. Actuando así evitaremos empobrecernos humana y culturalmente tanto a nosotros mismos como a los propios EE. UU., país que -no por casualidad- es el segundo del mundo en número de hispanohablantes.

Fijemos ahora nuestra vista en Europa. La historia de la Unión Europea y la de España en los últimos cuarenta años es la historia de un éxito. Fuimos capaces de transformar siglos de enfrentamientos y de guerras crecientes porque desterramos los valores que daban lugar a tan amargos frutos para implantar nuevos principios: los Derechos Humanos, la libertad, la solidaridad y el bienestar.

La pandemia del Covid-19 ha hecho que la UE adopte una serie de medidas dirigidas a encarar las terribles consecuencias económicas de la crisis, así como a apoyar los sistemas sanitarios. A la generosidad y solidaridad europea debe corresponderse con responsabilidad y credibilidad. Para el Partido Popular es de sentido común que los países beneficiados de tales ayudas se comprometan a adoptar las medidas necesarias que garanticen la sostenibilidad de sus cuentas públicas y la eficacia en la ejecución de los fondos que reciban. Un dinero que, en definitiva, debe emplearse con inteligencia; necesitamos realizar reformas que nos permitan mejorar España. De este modo, podremos afrontar los retos del futuro con mayores garantías.

Vivimos tiempos difíciles, sin duda, pero más difícil era la época de los Padres Fundadores de la UE. Confiamos en que la actual crisis sirva para avanzar en el proceso de modernización de Europa y, al mismo tiempo, refuerce el peso de la Unión en el mundo. El Partido Popular, en Galicia y en España, quiere contribuir a realizar esta gran misión. ¡Feliz Día de Galicia... con el mundo!

24 jul 2020 / 18:25
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