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Otro ejemplo del legado que quiso dejar Feliciano Barrera a Galicia

    "Este galardón que entregamos hoy es la primera piedra de una sucesión de premios anuales con los que queremos reconocer a aquellas personas que han dignificado a Galicia desde cualquier ámbito de la sociedad". Estas palabras fueron pronunciadas el 18 de octubre de 1990 por nuestro entrañable Feliciano Barrera, para dar a conocer las líneas maestras de estos Gallegos del Año que, siguiendo sus directrices, nacía para dar visibilidad a esas personas que no acaparan las portadas pero que son imprescindibles para que progrese un país como Galicia. A lo largo de estos 26 años se han hecho acreedores de este galardón 320 personas y 35 instituciones.

    Todas ellas, como dejó dicho nuestro, por aquel entonces, editor y se encargó de recordar hace un año el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, "paradigmas de laboriosidad, compromiso y excelencia que posibilitan el desarrollo de una sociedad". Fue esta "una iniciativa que dinamiza positivamente a la sociedad civil de Galicia en torno a sus valores más admirados" que nació, y volvemos a tomar las palabras de Rajoy, gracias al impulso del "siempre recordado don Feliciano Barrera, emprendedor sobresaliente y gallego universal".

    Esas 320 personas y 35 instituciones, todas ellas Gallegos del Año, representan el mejor ejemplo del que hizo gala nuestro Editor de Honor con "su labor en pro del pluralismo de la sociedad gallega y la puesta en valor de la rica, así como su apuesta por la Galicia integradora y moderna que es la Galicia de hoy".

    Decíamos hace un año, coincidiendo con el 25 aniversario de estos galardones que "la amplia nómina de premiados en este selecto club de los Gallegos del Año, vista con perspectiva histórica, es impresionante" y muestra palpable de la pujanza de esta tierra, rica en hombres y mujeres "bos e xenerosos", como reza nuestro himno.

    Pretendía Feliciano Barrera dar a conocer a esos ciudadanos, tantas veces anónimos, que se empeñan por hacer una tierra mejor; unos, los más, desde dentro y otros desde fuera.

    En aquella primera edición, junto al Nobel Camilo José Cela, esta casa, el Grupo Correo Gallego, dio visibilidad pública a personas como el investigador Felipe Porta Vila, el profesor Xosé Manuel Sarille o a Carmen Avendaño, la madre coraje contra la droga. Hace hoy 26 años eran seres anónimos que desempeñaban una importante labor y EL CORREO los convirtió en protagonistas siguiendo el camino marcado por don Feliciano Barrera cuando tomó la decisión de que había llegado el momento de que Galicia premiara a su sociedad civil y no solo a aquellos que ya contaban con una cómoda posición.

    Un repaso a esta larga lista el selecto club de los Gallegos del Año demuestra que aquel objetivo se superó con creces. Sirvan como ejemplo muy válido estas cuatro jóvenes investigadoras que asombraron al mundo de la aeronáutica con su innovador dron para transportar órganos: les enorgullece este primer premio que reciben en su tierra.

    Es el reto que fijó don Feliciano Barrera, con el decidido apoyo de su esposa, doña Isabel Morate, cuando lanzaron esta iniciativa. Hoy, seguro, volvieron a sentirse orgullosos de que sus hijos y nietos mantengan vivo ese legado: el de dar visibilidad a las personas que con su trabajo dignifican a Galicia.

    23 oct 2015 / 00:00
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