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El actor vigués Manuel Manquiña, nuevo miembro del selecto club Gallegos del Año

Ni el cine ni el teatro ni la televisión se le resisten a este polifacético artista, que lleva más de 30 años dedicado a la interpretación// Espontáneo y directo, se cuela en nuestras pantallas con personajes que pasan a la historia, como el de Pazos, que le valió una nominación a los Goya

Cuando Manuel Manquiña (Vigo, 1953) descuelga una mañana el teléfono y escucha que este periódico le ofrece formar parte del selecto club Gallegos del Año, el actor vigués no da crédito.

"¡Es una sorpresa, pero totalmente justificada, que conste! Porque bueno, es cierto que tengo una cierta popularidad, que gusto, pero de ahí a considerar que he hecho cosas para que sean reconocidas o destacables... Procuraré entender por qué me dan este premio", cuenta en su visita a Preguntoiro, número 29, unos días después.

Amable, espontánea, directa y cercana. Así fue la charla que mantuvimos con el actor, en la que agradeció la deferencia que las redacciones del Grupo Correo Gallego, por unanimidad, ha tenido en reconocer su polifacética y ­prolífica trayectoria.

Este año, ha retomado su faceta de entrevistador en el programa de Televisión de Galicia O gato con botas. Juega con ventaja porque "no era la primera vez que me adentraba en el género de la entrevista, ya que en un programa que había en TVE y que dirigía Suso Iglesias, Máxima audiencia, tenía una sección en la que hablaba con Luís Aguilé, Peret, Alaska, Manolo Rivas, Luis Tosar, Mariza, a Jaime Quessada, Marlango...".

Pero en O gato con botas es diferente, porque se trata de "dejar que seas tú y que los invitados lleguen a un ambiente relajado. Pero eso tiene también su dificultad porque tú tampoco tienes que dejar de hacer preguntas formales ni hacer el payaso. Es el invitado quien se tiene que lucir".

Y es que Manuel Juan Francisco del Cristo Prieto Comesaña, que así se llama realmente, es como el personaje del cuento El gato con botas, de Charles Perrault, "un tipo hábil que sabía conseguir cosas con inteligencia", como le aseguró su productor para justificar el título del espacio de TVG.

Humilde en sus planteamientos, no tiene ningún problema en admitir que "el mérito" de que una entrevista tenga éxito "no es tanto tuyo, sino de quien es entrevistado, que te hace crecer". Y cuenta muchas cosas, como que le gustaría ponerse a las órdenes de Clint Eastwood, Tarantino o Scorsese y que le gustan por igual el cine, teatro y televisión.

"Y necesito los tres justamente para escapar de los otros dos. ­Demasiado tiempo en algo me aburre por el miedo a la ­monotonía".

Sobre si se siente más valorado dentro o fuera de Galicia, reconoce que "fuera nos tienen mucha consideración. Lo he hablado con otros compañeros actores". El medio audiovisual gallego es respetado. "Y aquí mismo hace años que nos sentimos tratados y queridos, pero como somos los gallegos, con una confianza como si realmente te conocieran y es que, claro, entras en casa de los ­espectadores".

Y llegados a este punto, cuenta la primera de una larga serie de anécdotas que, lamentablemente por falta de espacio, no podemos reproducir en esta página.

"Es cierto que a veces se produce un choque, como un día, que estaba en la playa, pensando algo mirando a la arena y oigo una voz: "¿Qué Manquiña, pensando?". Y te dan ganas de decirle: "Sí, coño (risas)", pero claro, no puedes. Yo me quedo parado, tampoco disimulo y digo: "Pues sí, aquí pensando, pero aquí estase ben. Non?". Entonces tuve que dejar de pensar y emprendí una conversación con ese señor, que resultó muy simpática. Y ahora tengo un amigo más, que se llama Valentín, que tiene un año más que yo, que también es de agosto, él del 16 y yo del 2, somos Leo... y así un montón de cosas gracias a dejar de pensar".


"NO PUEDES DECEPCIONAR". Porque no todo el mundo re­acciona así. "Eso me dicen (risas). Tienes que tener reflejos rápidos porque no puedes decepcionar".

A pesar de todo, Manquiña siempre se ha caracterizado por decir lo que piensa. "Si no, ­menudo rollo", dice ante la taza de café que nos tomamos en sede de EL CORREO. Además, ha dado más de un zarpazo a la izquierda, teniendo en cuenta que la idea de que su gremio se inclina más ­hacia ese lado es sobradamente conocida.

"Sí, bueno. A lo mejor no tanto. Muchos no lo reconocen. Vivir en el fingimiento a mí me parece incómodo porque yo por fingir cobro, pero para vivir mi vida no estoy dispuesto", asegura.

Y... sin saber por qué, nos ponemos filosóficos -y serios- al hablar de los políticos. "No tengo una gran fe en el género humano como ser bondadoso, no tengo una gran fe en las cosas que pasan ni en la solución a los problemas del mundo porque quien tendría que solucionarlos es básicamente gente perversa, corrupta. No creo en nada de eso. Todos tenemos nuestro puntito impuro".

Tras unos minutos hablando de lo divino y de lo humano, hace una definición de sí mismo, una ­mezcla entre risas y la dura realidad del ser humano.

"Me veo como una persona que a veces tiene que plantearse si está hablando él -se entiende yo- o si es uno de mis personajes. Y a veces me confundo porque a veces él o yo son ellos (risas). Aunque creo que hoy hablé yo, o sea, él (risas)".

"Hay un hilo -ahí se pone serio- que nos mantiene como si fuéramos una marioneta, que es el alma. Y eso es la prolongación del niño, que desconoce el funcionamiento de la vida. Y para poder ­defenderse en ese camino va recogiendo armas y escudos. A veces la utilización de esas armas tiene un precio, que es la pérdida de autenticidad y donde aparecen la mentira y el disimulo. Y en esos caminos te puedes perder. Y ahí está el personaje principal que debe saber distinguir al resto de personajes" que llevamos todos dentro.

CARRERA PROLÍFICA

Algunos títulos. Largometrajes, cortos, música, teatro, series y programas de televisión. No hay género que se le resista. En más de tres décadas participó en más de 40 títulos en la gran pantalla como Sol y luna, Rey gitano, O apóstolo, El lápiz del ­carpintero, Entre las piernas, Torrente , el brazo tonto de la ley o Airbag, por la que fue nominado al Goya al mejor actor ­revelación por su personaje, Pazos. También intervino en series como Olmos y Robles, Águila roja o El Códice, y presentó los programas A bailar con Xabarín o Gran Casino. Giró por España con Siniestro Total e hizo Monólogos inocentes en teatro.

"¡Este premio es una sorpresa! Es cierto que tengo una popularidad, pero de ahí a considerar que he hecho cosas para que sean destacables..."

"Digo lo que pienso. Si no, menudo rollo. Yo por fingir cobro, pero para vivir mi vida no estoy dispuesto"

"No tengo una gran fe en el género humano como ser bondadoso. Todos tenemos nuestro puntito impuro"

07 dic 2020 / 07:29
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