La psicóloga y voluntaria Amalia Campo, nueva incorporación a los Gallegos del Año

Para cualquier mortal sería un auténtico ejercicio de sacrificio renunciar a su tiempo libre solo por el hecho de ayudar, sin percibir ninguna remuneración, a personas que viven con alguna discapacidad o con problemas funcionales. La calidad humana de la psicóloga Amalia Campo ­Fernández (1957) es admirable. Y su entrega a los demás, un ejemplo ­permanente.

Por ello, las redacciones del Grupo Correo Gallego no han tenido ninguna duda a la hora de elegir a la nueva incorporación del club Gallegos del Año, una mujer que se considera "amante de la lectura, del senderismo y de proyectos personales que me ­apasionen". Cuenta a este periódico que se siente "sorprendida por el premio, porque yo me considero muy normalita. Pero al mismo tiempo estoy muy ilusionada porque creo que quienes tienen que ser ­visibles son las ­personas con las que me muevo. Va por ellos. Eso es lo más ­importante".

Y es que debe reconocerse que esta especialista en Lenguaje y máster en Mediación Familiar, está hecha de otra pasta, "pero eso es así porque ya lo viví en mi familia. Creo que hay unos valores que se han ­trasmitido... y para mí es algo natural, no podría vivir de otra manera".

A lo largo de su vida, siempre llevó a cabo labores de impulso de actividades de integración de personas con discapacidad. Por todo ello, en 2013, el Ayuntamiento de A Coruña reconoció su labor concediéndole el Galardón a la ­Mujer Voluntaria.

Amalia Campo hace la vida más fácil a los demás. Valiente, escogió un sector complejo como el de la discapacidad intelectual. "Yo no voy solo a ayudar, vamos a divertirnos y mi meta ahora mismo es que sean visibles, que estén incluidos en todas las actividades que podamos hacer los demás, porque a veces a ellos les hace falta alguien que los impulse en el trabajo, en su vida diaria... Yo me siento bien con ellos, y ellos conmigo. Yo no lo veo como un sacrificio, ese es el problema", asegura.

"HAY TIEMPO PARA TODO". Madre de cuatro hijos, trata de inculcarles ese valor, pero, sobre todo, "que hay tiempo para todo".

En el año 1982 fundó el Centro Psilo, un gabinete donde ofrece tratamientos en el ámbito terapéutico y de la mediación.

Aunque el proyecto estrella, pionero en Galicia, es Son Capaces, un plan de integración laboral de la empresa Supervisión y Control. ITV que en la actualidad acoge a veinticuatro personas, que supone un 6 % aproximado de la ­plantilla de la empresa. A través de este programa realiza labores de coordinación y seguimiento del desempeño en el puesto de trabajo, así como de mediación en el ­entorno de la familia, persona y empresa. Asimismo, es interlocutora con ­Fademga (Federación de Asociaciones en favor de Personas con Discapacidad Intelectual de Galicia) y promueve actividades de convivencia extraempresariales entre compañeros.

Campo relata que "este es un proyecto que ­encontré fenomenal, que encaja en mi vida y que me gusta. ­Estoy superilusionada. Para mí es un orgullo que estas personas estén trabajando, que ganen su dinero, que todo eso haya cambiado sus vidas, que algunos ­hayan optado por tener ­pareja o poder sacar el carné de conducir. ¡Para mí eso es aportar a la familia y a la sociedad!". Porque, de esta manera "se sienten organizadores de su vida, empiezan a ser activos y a tener un lugar dentro de su propia familia, ganan en independencia, en confianza, en autoestima, viven los problemas de otra manera... ¡Son el color de las empresas!".

Humilde, a Amalia le cuesta definirse, pero afirma ser "una persona leal y generosa". Su referente, su madre, "muy religiosa, muy de fe, que siempre me decía: 'Si tienes un problema, métete en la iglesia y Dios te ayudará'. Yo creo que sigo así. Esa es la otra pata de mi vida", confiesa emocionada.