Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h
MARINA SALGUEIRO ÁLVAREZ / Redactora Jefa / Tendencias

De la máquina de escribir al teletrabajo

Cuando llegué a EL CORREO GALLEGO, no voy a decir la fecha por coquetería aunque será fácil aproximarse a ella por lo que voy a contar, me llamó la atención el ensordecedor ruido de las máquinas de escribir en aquella apiñada redacción en el primer piso del emblemático edificio de la rúa del Preguntoiro. A aquel bullicio de teclas se unía alguna tarde el de la rotativa que, según contaban, acunaba por las noches a los vecinos, pero a mí me rompía la cabeza los días que tiraba suplementos con antelación. A todo llega una a acostumbrarse, al poco tiempo, ni cuenta me daba, supongo que porque yo también formaba parte de aquella ruidosa orquesta informativa que, bajo un espeso humo de tabaco, apuraba la confección de los artículos para no pasarse de la hora de cierre.

Casi conmigo, unos meses después, aparecieron los ordenadores, se informatizó la empresa y la vida laboral cambió. El miedo a perder los textos, el desconocimiento de lo que estábamos utilizando y el proceso de adaptación dieron lugar a más de una simpática anécdota. Alguien gritaba “error del dos”, horrorizado porque creía que iba a perder todo lo que había escrito, cuando no tenía mayor importancia, a lo que algún ‘experto’ contestaba: “F5 gu, resetea”, que solo servía para guardar los textos y reiniciar el equipo. Cuantos apuros, cuantas prisas, pero también cuantas noticias, entrevistas, gente singular, acontecimientos... mucha vida.

Todo fue mejorando con el paso del tiempo, nos adaptamos a los cambios y las novedosas tecnologías nos permitieron realizar con más calidad y color no solo el periódico del día, nuestro mayor objetivo siempre, sino especiales, anuarios, agendas, fonotecas y bibliotecas, un sinfín de proyectos que reforzaban la oferta de Editorial Compostela y en los que nos implicábamos incluso con maratonianas jornadas, que si bien había sistemas informáticos no eran como los actuales y todo llevaba su tiempo. Sirvan de ejemplo las noches electorales que se hacían eternas esperando resultados, sobre todo los datos que procedían de los concellos de Galicia.

Hoy trabajo en un amplio espacio, lleno de luz, con muchas botellas de agua, sin malos humos aunque con discusiones por el termostato, en un sistema en línea con mis compañeros, en fin, con comodidad aunque a veces diga un taco porque me echa el sistema sin perder lo trabajado... ¡cuánto hemos avanzado!

Hubo cambios y los sigue habiendo, cada vez más positivos, facilitan nuestra tarea que se ve recompensada con el apoyo de los lectores y nuestra influencia mediática.

Si había ilusión, ahora también, incluso a veces más, porque todo va muy deprisa facilitando el cosquilleo de ir a un ritmo vertiginoso marcado por la cantidad de información que se genera y por la inmediatez que demanda la sociedad. Y lo fantástico es que lo podemos hacer desde nuestra sede de Costa Vella o desde nuestras casas. Ya ven, no quería confesar la edad y cuento que he pasado de la maquina de escribir al teletrabajo, que los avances han sido espectaculares... Pero también hay cosas que no cambian, y espero que nunca lo hagan, como es el ambiente de nuestra redacción, la atmósfera de nuestro periódico, con el ruido de los teclados más suavizado, aunque a veces alguno lo aporree con fuerza.

16 jun 2020 / 01:23
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito