Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h
JOSÉ LUIS BARRERA MORATE / Exconsejero y editor

Mi etapa de editor

Fui nombrado editor de EL CORREO GALLEGO, en sustitución de mi padre, Feliciano Barrera, el 3 de junio de 2011, una fecha histórica marcada por la gran crisis económica y financiera mundial que afectaba gravemente a todos los sectores de la producción. Anteriormente, en junio de 2009, había sido nombrado consejero del periódico. Mi padre había trabajado ya muchos años, no sólo en EL CORREO, sino en las otras empresas del grupo, y los viajes a Galicia se hacían más esporádicos aunque la conexión con el periódico continúo de forma permanente por otras vías. Siempre estuvo informado de lo que ocurría y tomaba decisiones estratégicas para el buen funcionamiento de la empresa. El compromiso con ‘su Correo’ y con Galicia siempre lo tuvo muy presente. Aun así, creyó necesario dar paso a nuevas personas que colaboraran con los asuntos empresariales y, particularmente, con el periódico. La circunstancia de la crisis bancaria, producto de la gran crisis financiera e inmobiliaria del año 2008, generó un pánico económico que desató, entre otras cosas, una contracción de la liquidez, una restricción del crédito y una caída de la inversión.

Yo, viviendo en Madrid, y ejerciendo mi profesión de geólogo, había seguido la marcha de Editorial Compostela desde hacía años e incluso había colaborado frecuentemente con el periódico en bastantes ocasiones. Siempre tuve una relación muy estrecha con los periodistas de esta casa, que me parecían unos grandes profesionales y que, incluso en los periodos más difíciles, sacaban su trabajo adelante con rigor y profesionalidad.

En abril del año 2010, el año anterior a mi entrada de editor, se inauguró la nueva rotativa alemana en el polígono de Costa Vella. Una inversión que mejoró la calidad de edición, un nuevo proyecto de futuro, pero que supuso un nuevo peso al endeudamiento de la sociedad. Con este panorama tan oscuro me encontré cuando accedí al cargo. La empresa tenía bastante dependencia de las entidades financieras y el colapso en el mercado del crédito vino a complicar mucho más la gestión económica. Era evidente que, de manera primordial, había que reducir gastos de todo tipo para seguir con el proyecto. La partida más difícil y siempre dolorosa fue la del ajuste del personal. La plantilla del periódico era un equipo humano muy profesional y conjuntado, y prescindir de alguien era doloroso. A pesar de ello, se fue equilibrando la situación que, además, debía continuar con un proyecto que también necesitaba pasar a la era digital si se quería sobrevivir. Ya se había comenzado hacía un tiempo con la versión digital del periódico pero había que continuar con la nueva situación tecnológica. En caso contrario, la prensa como se conocía en ese momento desaparecería.

Mis obligaciones profesionales en Madrid me requerían cada vez más mi atención, era el vicepresidente primero del Colegio Oficial de Geólogos y editor de su revista. Ante esa situación, en junio del año 2012, cese voluntariamente como editor y como consejero del Grupo Correo, solamente cuatro meses después de que falleciera mi padre y, con él, se cerró una etapa de las más grandes que haya conocido el periódico.

Hoy vemos que la empresa sigue adelante con el esfuerzo de todo el actual equipo y con las nuevas tecnologías. Les deseo lo mejor para todo el grupo que trabaja ahora en él, para Santiago y para Galicia. Esta cabecera siempre ha sido un referente de la vida política, social y empresarial de todos ellos y deseo que continúe hasta más allá de los 100.000 números. Felicidades.

16 jun 2020 / 01:29
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito