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PALMIRA ROO CREO / Subdirectora comercial

Sentimiento de orgullo

Primero de mayo de 1984, mi primer día de trabajo. Recuerdo los nervios que me oprimían y la ilusión con la que me presenté en Preguntoiro, 29, a las 8 de la mañana. Recuerdo también el olor a papel recién impreso que todavía quedaba en el aire y aquella vieja rotativa, que ocupaba el espacio preferente en la entrada por la calle Altamira; el primer contacto con los compañeros y compañeras y el hechizo que me causó aquel edificio y toda la historia del periódico que había detrás y que todavía perviven en mi memoria.

Trabajábamos cada noche sin descanso para adaptarnos al nuevo sistema que acababa de implantarse, con ordenadores que medían algo así como un metro y medio de alto. Se acababan de retirar las linotipias y los estupendos linotipistas de toda la vida tenían que aprender el nuevo teclado, tan diferente al que siempre habían manejado. La jornada se prolongaba hasta las 3, 4 e incluso 5 de la mañana, cansados pero satisfechos por haberlo conseguido.

Cuando algún tiempo después pasé a la Administración, más de una mañana y de dos fue preciso echar una mano a los repartidores y repartidoras para embuchar los periódicos que la vieja rotativa demoraba más de la cuenta en sacar a la luz a causa de sus repetidas averías. Todo con el bienintencionado propósito de ganarle tiempo al tiempo y poder llegar a los kioscos lo antes posible. Incluso algunos kiosqueros, como el entrañable Lito, de Plaza de Cervantes, se acercaban personalmente a buscar sus ejemplares para la venta. Eran tiempos duros pero maravillosos. Los volvería a vivir, sin dudarlo, si tuviera otra oportunidad.

El periódico contaba entonces 107 años de existencia y 37.000 números publicados. Hoy, trece mil números después, mirando las impresionantes nuevas instalaciones y las veces que hemos cambiado el sistema para adaptarnos en cada ocasión a las últimas tecnologías y poder disponer de los medios más vanguardistas me parece haber vivido en dos realidades muy diferentes.

Posteriormente vino mi incorporación al Departamento Comercial y, en consecuencia, también a la organización de Carreira Pedestre, Minibásquet, Carreira Costa da Morte, Gallegos del Año, o nuestra colaboración con El Peque de la Casa y Jóvenes Modelos de El Corte Inglés, entre otros eventos y actividades destacables. Todas ellas me han aportado experiencias y momentos inolvidables, que me enriquecieron como trabajadora y como persona.

Una característica empresarial vigente en todos estos años es la forma del trato a los trabajadores. Aquí nadie es un número, ni un frío puesto de trabajo. Todos somos escuchados y se nos conoce por nuestro nombre e incluso por nuestros problemas personales. Siempre hay una puerta abierta para ser oídos y brindársenos una solución, por difícil que sea.

También aquí hice parte de mis mejores amigas y amigos, junto a clientes que con el paso del tiempo pasaron a engrosar la nómina de aquéllos y que a día de hoy tengo la fortuna de seguir conservando.

Lo más doloroso fue el obligado adiós que hubo que dar a algunos queridísimos compañeros-amigos, que nos dejaron prematuramente, en lo mejor de sus vidas. Tristes despedidas que nos valieron para forjar aún más el valor principal de la empresa, un espíritu de equipo que une a toda la plantilla frente a las adversidades, por más duras que resulten. Todos remamos en la misma dirección y con el mismo sentimiento de orgullo por pertenecer a este Grupo que es toda una institución en Santiago y Galicia.

16 jun 2020 / 01:25
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