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La legislatura que nunca llegó a ser

El 12 de julio de 2020, Galicia votó con mascarilla en unas elecciones autonómicas que marcaron el inicio de un mandato que tendría que llegar hasta hoy, pero en el que acabaron pasando demasiadas cosas fuera de guion. Tantas, que la legislatura se agitó, se aceleró y se acortó. Y ya nunca fue la legislatura que estaba llamada a ser.

Los gallegos votaron hace cuatro años en plena pandemia, lo que redujo la participación

Los gallegos votaron hace cuatro años en plena pandemia, lo que redujo la participación / ecg

Martín García Piñeiro

Martín García Piñeiro

Santiago

Hace exactamente cuatro años, los gallegos acudían a votar con distancia y mascarilla para elegir la Presidencia de la Xunta. Iban a hacerlo el 5 de abril, pero la explosión de la pandemia de covid obligó a retrasar los comicios hasta el verano, con una situación sanitaria ya más despejada, aunque no evitó una bajísima participación -menos del 50%-. Arrasó el PPdeG de Alberto Núñez Feijóo e inició así su cuarta legislatura, que con cuatro años de duración tenía que llegar hasta hoy. Sin embargo, ocurrieron demasiadas cosas fuera de guion que aceleraron y acortaron el mandato, sin duda uno de los más anómalos de la Galicia autonómica.

El cuarto mandato de Feijóo tendría que haber llegado hasta hoy, pero pasaron demasiadas cosas fuera de guion

El cuarto mandato de Feijóo tendría que haber llegado hasta hoy, pero pasaron demasiadas cosas fuera de guion / ECG

Para empezar, Feijóo aprovechó el efecto bandera de la política, ese por el que los votantes, en el momento de explosión de una crisis -y la del confinamiento por covid lo fue- se encomiendan al líder del momento para que los saque del apuro. Según explica un colaborador de aquella campaña del PP, fueron unas elecciones atípicas en casi todo. “Por un lado, los sondeos invitaban a la tranquilidad; pero por el otro, la incertidumbre de cómo votaría la gente en pandemia o si directamente acudiría o no a votar nos mantenía en vilo”.

El triunfo de Feijóo tuvo consecuencias políticas de enorme calado en Galicia de forma instantánea. Por un lado, las mareas que habían irrumpido en 2012 con Age desaparecieron del Parlamento, pese a que llegaron al 12-J como segunda fuerza con 14 escaños. Y por el otro, el BNG “sorpassó” al PSdeG, incapaz de captar ni un solo voto de esas mareas, lo que puso en marcha un movimiento interno en el partido que acabó, año y medio después, con la cabeza de Gonzalo Caballero. Una crisis de la que el socialismo gallego todavía no logró recuperarse.

Ana Pontón y José Ramón Besteiro escenificaron en el debate de TVE el gobierno alternativo a la Xunta de Rueda

Ana Pontón y José Ramón Besteiro durante el debate en TVE en la campaña de las autonómicas / FdV

Cambio de presidente

Pero sin duda, el verdadero giro de guion de la legislatura se produjo a principios de 2022, cuando Alberto Núñez Feijóo se convirtió por aclamación, en un congreso en Sevilla, en el nuevo líder del Partido Popular en sustitución de Pablo Casado, lo que motivó la primera renuncia voluntaria de un presidente de la Xunta de Galicia. El PPdeG afrontó un relevo exprés entre abril y mayo de ese año, a nivel institucional y orgánico, que puso a prueba la fortaleza interna del partido hegemónico en Galicia. Y una vez más lo aprobó. El proceso, sin apenas fisuras, catapultó a Alfonso Rueda.

La legislatura gallega alcanzaba así su ecuador con un decorado diametralmente opuesto al que había cuando empezó. Nuevo presidente de la Xunta, nuevo líder del PSdeG y figuras políticas en retirada o desplazadas a Madrid, mientras aquí emergían otras en la que muchos bautizaban ya como era Rueda.

Alfonso Rueda celebra, abrazado a Paula Prado, su mayoría absoluta.

Alfonso Rueda revalidó el 18 de febrero la mayoría absoluta del PP después de adelantar las elecciones / ANTONIO HERNÁNDEZ

Todo ello sin apenas tiempo para rodarse, ya que en el horizonte, el año 2023, asomaba un nuevo ciclo electoral con las municipales, que además se intensificó con el adelanto electoral de las generales de Pedro Sánchez, lo que contribuyó a agitar todavía más una legislatura gallega ya de por sí convulsa.

Ni Galicia ni su política lograron aislarse de la agenda estatal, en parte por la propia presencia de Feijóo y Besteiro en Madrid, y en parte por interés y estrategia electoral de unos y de otros. Y tanto fue así que, al final, el ciclo electoral acabó arrastrando también a Alfonso Rueda, que adelantó las autonómicas gallegas al 18 de febrero de este año. Un adelanto electoral que puso punto y final a una legislatura que, sobre el papel, terminaría hoy.

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