Cinco puentes colgantes gallegos para perder el vértigo

Galicia goza de una diversidad paisajística única en todo el planeta. Sus playas y sus montes son elogiadas por los visitantes a partes iguales y cada vez son más los turistas que atraen. Al margen de los paisajes naturales, muchos pueblos gallegos cuentan con escenarios impresionantes e imponentes como son los puentes colgantes.

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Ya sea sobre tablas de madera o con rejilla metálica bajo los pies, la experiencia de atravesar uno de estos puentes colgantes es única. Sobre todo para aquellas personas que no tengan vértigo y no se mareen con su bamboleo al cruzarlo. Es por eso por lo que desde El Correo te compartimos estos cinco puentes colgantes para perder el vértigo.

Puente de O Xirimbao

Con sus 80 metros de largo y solo 1,50 metros de ancho, el Puente Colgante de O Xirmbao, también conocido como A Mariola, se erige como uno de los puentes colgantes más largos de la comunidad. Ubicado sobre el río Ulla, la estructura metálica une las provincias de A Coruña y Pontevedra, conectando los concellos de Teo y A Estrada.

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Construido en los años 60 para que pudiera ser utilizado para la pesca del salmón, en la actualidad es un gran atractivo en la zona.

Puente colgante del Tambre

En las proximidades de la central hidroeléctrica del Tambre se encuentra esta estructura que une las orillas de Noia y Outes. El puente ofrece una experiencia única al caminar sobre su suelo de rejilla, que permite ver el río justo debajo de los pies. Además, desde el puente parten diversas rutas de senderismo, entre la que destaca una que lleva a Ponte Nafonso, el monumental puente de piedra que se cree que fue construido en época de Alfonso IX.

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Puente colgante de Soutomaior

Si vas a Soutomaior, Pontevedra, te encontrarás con este puente construido en madera y que se eleva seis metros sobre el nivel habitual del río. La estructura emplazada en la desembocadura del río Oitavén con el río Verdugo, cruza la profunda Poza das Bestas. Es un lugar frecuentado por los amantes del senderismo, ya que el puente forma parte de rutas que exploran antiguos molinos y la vegetación exuberante de la zona. Además, cerca del puente se encuentra una pequeña playa fluvial, perfecta para un descanso refrescante.

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Puente colgante de Leiro

A su paso por el municipio ourensano de Leiro se alza sobre el río Avia esta impresionante escultura. La pasarela blanca de metal contrasta con el verde del entorno, y forma parte de una popular ruta de senderismo que conecta Pazos de Arenteiro con Ribadavia. Además de disfrutar del senderismo, los visitantes pueden relajarse en la cercana playa fluvial de O Salgueiral. El puente no solo es un medio de cruce, sino también un punto estratégico para disfrutar del paisaje natural y del patrimonio histórico, como el Monasterio de San Clodio.

Puente colgante de Calvelo

El puente colgante de Calvelo, en Cerdedo-Cotobade, es considerado como uno de los más impresionantes del territorio gallego. La estructura de madera, sostenida por cables de acero, cruza el río Lérez a unos 15 metros de altura. Aunque solo tiene 30 metros de longitud, su elevación lo convierte en un desafío para quienes temen las alturas. El puente ofrece vistas espectaculares del valle y conduce a la cercana playa fluvial de Calvelo.