La historia de la casa que pensaban que era un castillo y ahora se cae a pedazos a una hora de Santiago

Todo el mundo comete errores alguna vez en la vida. Nadie es perfecto, dicen. Sin embargo, hay algunos errores más costosos que otros, o más extraños. En Galicia tenemos algunos castillos muy famosos, como el de San Antón (A Coruña), el de Santa Cruz (Oleiros), o el de San Vicente (Monforte de Lemos) y, durante siete décadas, también la Casa Torre de Escuredo en O Grove.

¿El problema? La casa nunca fue un castillo, su estatus fue retirado y lo que antes era un icono de O Grove ahora languidece entre un edificio a medio construir y un bloque de pisos sumida en una batalla burocrática que amenaza su supervivencia. En EL CORREO GALLEGO te contamos su historia.

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Influencias catalanas e indianas

La Casa Torre de Escuredo es uno de los edificios más emblemáticos del centro urbano de O Grove, situado en el extremo más occidental de la península de O Salnés. A pesar de que se llame Casa ‘Torre’, no es realmente una torre, sino que se denomina así por el origen de su propietario, Luis Mestre Roig, catalán de nacimiento, donde a las grandes mansiones se las conocía por esa denominación.

El edificio descansa sobre la finca que antes acogía al pazo Casa da Carrela, que pertenecía a Fernández Mariño de Sotomayor allá por el siglo XVIII. El origen de la edificación actual se remonta al siglo XIX, cuando el solar es vendido a Mestre Roig, también gestor del balneario de A Toxa, e inicia la construcción de la casa entre 1870 y 1891.

Después del fallecimiento de Mestre Roig, la casa quedó en herencia a sus dos hijos, Luis Antonio y Luisa. El primero fue el que construyó el edificio actual, cuyo estilo arquitectónico es marcadamente modernista, con un torreón y balcón acristalados como protagonistas y una planta en forma de L. Su interior incluía salones de estilos japonés y árabe, escaleras de forja, todo rodeado por un imponente jardín.

Por su parte, Luisa construyó una casa con galería en su parte de la finca. Después, los hermanos vendieron sus partes a los Escuredo –una familia relacionada con la historia conservera de O Grove– y los Lores respectivamente. Los Escuredo adquirieron la finca a principios del siglo XX, apenas modificándola, mientras los Lores construyeron una nueva edificación, la “Torre de Lores”, que vendieron a finales del siglo pasado. En su lugar, una constructora edificó un bloque de pisos que han descontextualizado el edificio y su emplazamiento.

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Una confusión “de palacio”

En 1949, el Estado elaboró una lista de todos los castillos del país para tenerlos registrados y asegurar su protección. Por algún motivo, la Casa Torre de Escuredo fue incluida en la lista. Ya en 1994, cuando el bloque de pisos que antes mencionamos ya estaba construido, su categoría de castillo le valió la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), sin que nadie fuese a comprobar en persona que la casa, por muy espectacular que fuese, no era un castillo.

Finalmente, tras un estudio a petición de la propiedad, la Xunta declaró en 2021 que, en efecto, no era un castillo, y su protección BIC fue retirada. Este fue solo uno de los muchos golpes a mayores al complicado entramado en el que la edificación se ve sumida, y que imposibilita la rehabilitación de la misma.

En 1989 se vendió la Torre de Lores para edificar el bloque de pisos que ahora hace sombra a la casa indiana, inicialmente pensado en ser de tres pisos (un bajo y dos plantas). Al final terminaron por ser seis plantas, y a pesar de una orden de paralización de las obras, estas siguieron adelante.

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La demolición de la Torre de Lores debilitó la estructura del edificio actual, y los Escuredo intentaron paralizarla por varias vías, fracasando finalmente y teniendo que abandonarla, al no ser habitable por el estado en el que quedó. Al ser BIC, tampoco podían tocarla, por lo que no pudo ser rehabilitada. De hecho, fue la propia familia la que solicitó la retirada de la Casa Torre del registro de BICs.

Tras intentos sucesivos del ayuntamiento por comprar el inmueble, un precio de venta de 3 millones de euros y una denuncia por parte de la familia de “bloqueo administrativo” del Concello, la lucha por la conservación de la casa sigue en un limbo.

Amenaza de derrumbe

Tras todo esto, la situación actual de la edificación es terrible. Las ventanas están rotas, la maleza invade los jardines, el vallado de hierro está oxidado y el descuido campa a sus anchas.

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Quizás más preocupante es que la casa cuenta con yeso en su estructura, que se debilita con el tiempo sin intervención, lo que hace posible que se derrumbe en cualquier momento. De hecho, el techo de la sala árabe y del torreón galería se vinieron ya abajo.

El aparente desinterés de las instituciones, el vacío legal en el que se encuentra y la destrucción visual de su entorno hacen que el futuro de esta majestuosa edificación peligre, y su posible derrumbe podría ocurrir más pronto que tarde.

El edificio se encuentra en la calle que lleva el nombre de su creador, Luis Antonio Mestre, en O Grove, a poco menos de una hora de Santiago por la autopista AP-9. Aunque la propiedad es privada y no se puede entrar a la misma –además puede ser peligroso por su estado–, merece la pena verla desde fuera y en el contexto del pueblo, que tiene además otros atractivos especiales, como la isla de A Toxa, la playa de A Lanzada o el idílico lugar costero de San Vicente do Mar.