Radiografía de la crisis del alquiler en Galicia: "Seguir viviendo yo solo en Santiago es inviable"
El arrendamiento se lleva ya más del 30% de los ingresos en todas las provincias, salvo Lugo
La tensión del mercado se dispara en A Coruña: 60 contactos por cada nueva oferta

Jóvenes esperan a ser atendidos en una inmobiliaria compostelana / Xoán Álvarez

Encontrar una oportunidad laboral en alguna de las ciudades de la comunidad se ha vuelto recientemente un quebradero de cabeza para muchos jóvenes que, más allá del nuevo empleo, se enfrentan a la dificultad de encontrar una alternativa habitacional. Es el caso de Carlos Gómez, de 23 años, natural de Baiona y trabajador del sector audiovisual en la capital gallega.
«Cuando empecé a trabajar en Santiago el año pasado, compartía piso con dos compañeros con los que hice la carrera. Era un contrato estacional que en julio de 2024 se terminó», relata Gómez.
Al término del curso sus amigos se marchaban de la ciudad, por lo que meses antes el joven trabajador se puso a buscar vivienda. «En marzo comencé a mirar, y llegué a agosto sin vivienda. Finalmente tuve que optar por contratar un piso destinado a estudiantes por el que pago 475 euros más gastos, más del 40% de mi sueldo», señala. Se trata de un inmueble muy antiguo y sin apenas luz natural, al dar a un patio interior. «Por no tener, no tiene ni campana extractora en la cocina. Me come la grasa», bromea el baionés.
En estas condiciones, Gómez se plantea qué hacer en el futuro. «El contrato se termina en julio y ni se me pasa por la cabeza volver a hacer algo parecido. Lo más probable es que cuando tenga que salir del piso me vuelva a Baiona a vivir con mis padres y buscar trabajo en algo por allí cerca. Vivir solo de alquiler en Santiago es inviable», sentencia.
Una situación generalizada
Puede parecer que el de este joven sea un caso muy extremo derivado de la complicada situación en la que se encuentra el mercado del alquiler en Santiago, sin embargo es una realidad que atraviesa la comunidad gallega de un extremo al otro, fundamentalmente en las ciudades. Según los datos del Observatorio del Alquiler que elaboran la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos, el arrendamiento de un inmueble en todas las provincias gallegas, a excepción de Lugo, suponen ya un esfuerzo económico de más del 30% de los ingresos mensuales. Una situación que, en virtud de la Ley de derecho a la vivienda, posibilita a las comunidades autónomas a declarar zonas de mercado residencial tensionado aunque las autonomías gobernadas por el PP, entre las que se encuentra Galicia, se resisten a aplicar este mecanismo al entender que no contribuye a la reducción de los precios.
Según los datos del tercer trimestre de este año, el alquiler de un piso en la provincia de Pontevedra se sitúa por encima de los 800 euros mensuales de media. Un valor que continúa estable desde el inicio de 2024 y que sitúa el esfuerzo necesario para acceder a un inmueble en el 33% del salario medio.
En A Coruña, los alquileres continúan al alza con un incremento durante el tercer trimestre del 3,5%, lo que eleva el precio medio de una vivienda hasta los 739 euros mensuales. En este caso, el esfuerzo es menor que en la provincia del sur, pero excede igualmente el límite que marca la ley estatal al suponer el 31% de los ingresos.
En Ourense, el precio medio se sitúa en los 619 euros de media al mes. No obstante, unos salarios de media más bajos que en la fachada atlántica de la comunidad hacen que el pago del alquiler se lleve un 30% de los emolumentos recibidos por el desempeño laboral.
La provincia de Lugo, con un valor medio del alquiler menor a los 550 euros mensuales, es la única demarcación gallega en la que la vivienda no se come más del 30% del salario. Aunque tampoco se queda tan lejos, al situarse la tasa de esfuerzo en el 27%.
Alquiler de habitaciones
Los elevados precios del arrendamiento han supuesto la popularización del alquiler de habitaciones, fundamentalmente en ciudades como A Coruña, Vigo o Santiago. Se trata de una fórmula que estaba ya muy extendida entre los jóvenes que se desplazaban a estas urbes por razones de estudio, pero que cada vez en mayor medida se está convirtiendo en la única alternativa habitacional para nuevos profesionales que se incorporan al mercado laboral con salarios relativamente reducidos. «Cuando conseguí trabajo en Santiago, me di cuenta de que la única opción que tenía para vivir era alquilar una habitación», explica Roberto, trabajador en una factoría maderera cercana a Compostela. ¿El precio? «360 euros». Ciertamente, las prisas por encontrar un techo donde poder refugiarse tras su jornada laboral jugaron una mala pasada a Roberto, que paga un precio por encima del mercado. No obstante, según las cifras del Observatorio del Alquiler, el arrendamiento de una habitación en alguna de estas urbes gallegas supone desembolsar ya más del 15% del salario.
La tensión del mercado se dispara en A Coruña: 60 contactos por cada nueva oferta
Más allá de los precios, los datos del Observatorio del Alquiler reflejan cómo la provincia de A Coruña cuenta con el mercado del alquiler más tensionado de la comunidad. Durante el tercer trimestre del año, hasta 60 personas de media mostraron su interés por cada una de las viviendas disponibles para arrendamiento.
Esto supone un incremento del 30% en los contactos por oferta con respecto a los anteriores tres meses del año, cuando se registraron 46 interesados por inmueble. Una tendencia alcista que pone de manifiesto el claro desequilibrio existente entre la oferta y la demanda en la provincia herculina, donde el número de demandantes asciende a un ritmo que el mercado muestra dificultades para encauzar. En este sentido, cabe subrayar que el incremento de interesados por oferta de arrendamiento se da en un periodo temporal en el que la provincia fue el único territorio de la comunidad que sumó inmuebles a su mercado del alquiler. Concretamente 352, hasta alcanzar las 15.694 viviendas arrendables.
En el conjunto de la comunidad, la presión también siguió una tendencia al alza durante el tercer trimestre. De media, 38 personas contactaron con inmobiliarias y particulares por cada oferta de arrendamiento, un 22% más que en abril, mayo y junio.
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