Bochorno de nuevo en la CEG al renunciar, 2 días después, Díaz Barreiros

Si los miembros de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) querían abrir una nueva etapa, donde se dejasen de lado las luchas internas, su eterno juego de tronos, una vez más, y siempre de la forma más bochornosa posible, hacen lo contrario.

Poco importa que el empresariado gallego necesite, hoy más que nunca, alguien que vele por sus intereses: la patronal gallega volverá al estatus de sede vacante, después de que el elegido presidente dos días antes, anunciase ayer su renuncia.

José Manuel Díaz Barreiros pasa a ser considerado el breve, pues ha durado como titular dos días, apenas 48 horas, después de proclamarse vencedor en el raro proceso electoral “democrático” –así lo explica la CEG en un comunicado– del pasado martes 24, una fórmula mixta entre presencial y telemática.

Fue extraño porque, apenas cinco minutos antes de que se procediese al voto presencial en la asamblea general electoral, y ya realizado el que se emitió a distancia, se llegaba a un acuerdo por el que, tras renunciar voluntariamente a su candidatura el aspirante Pedro Rey Vera, Díaz Barreiros era el único candidato a la presidencia.

Y así resultó elegido, nos dijeron entonces a los medios de comunicación allí presentes, por aclamación. Foto de rigor, todos los presidentes de las patronales provinciales presentes sonrientes tras las máscarillas, chocando los codos a modo de saludo: Antonio Fontenla, titular de la coruñesa CEC; Marisol Nóvoa, de la CEO ourensana; el secretario general lucense, Jaime López; y Jorge Cebreiros, de la CEP pontevedresa.

Pero esto no iba a quedar así. Comunicó la patronal que surgieron “dudas manifiestas por asociados de esta institución que ponen en entredicho la legalidad de dicho proceso acordado por los órganos de gobierno de la CEG”, que se dirigieron a la secretaría de la confederación para buscar explicaciones.

Los escritos los firman los vocales representantes de la patronal sectorial del metal Asime, Enrique Mallón; el presidente de los centros especiales de empleo sin ánimo de lucro, Cegasal, José Antonio Vázquez Freire; el de CECE Galicia, y ex presidente de la CEG Antonio Diéter Moure Areán –que al menos duró de enero a octubre de 2016–... y por la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) su líder, Cebreiros quien, según defendían desde la patronal gallega, “apoyó personalmente con su voto la elección por aclamación del nuevo presidente”.

José Manuel Díaz Barreiros consideró que el proceso electoral fue “democrático en todo momento” y celebrado bajo las directrices de la CEG. En la asamblea presencial, recuerda el comunicado, “se tomó el acuerdo por unanimidad de los presente de no votar y de elegir por aclamación unánime presidente electo al único candidato”. Él mismo.

Según certificación telemática de la empresa contratada, su candidatura obtuvo 21 votos a su favor en la fase de voto en remoto, los cuales sumados a los 116 vocales presentes y representados en la asamblea electoral presencial (según documentación de la CEG), sumarían un apoyo total de 137 vocales a su favor de los 179 con derecho a voto. “Este resultado confirma que la candidatura de Díaz Barreiros obtuvo un gran apoyo y consenso mayoritario”, reza la nota. Al no producirse el voto final, se queda en elucubración. Moraleja: llegados al día de las urnas, mejor votar, y más si se trata de esta confederación anclada en los líos. Aunque se muestre así que existe división interna.

Tras esta kafkiana situación, el dimisionario alega que para “proteger la buena imagen de la institución, que está por encima de los asociados” –aunque defienda que los hechos citados le dan la razón–, presenta su renuncia al cargo de presidente de la CEG para que se proceda a la convocatoria de un nuevo proceso electoral. En enero, en plena pandemia, la patronal hará tres años sin líder al frente.