Boiro sube hasta las 2.000 hectáreas calcinadas y se convierte en el fuego más grande de la historia de la zona

Noche negra para la comarca del Barbanza. Todos aquellos que decidieron desplazarse ayer hasta alguna de las numerosas fiestas que se celebraban en el entorno –las grandes festividades de Ribeira, por ejemplo– pudieron observar desde la autovía AG-11 o desde las carreteras secundarias cómo la cima del monte se teñía de rojo.

Una línea de llamas que definía bien su avance hacia Ribeira, ante las inclemencias del tiempo, con fuertes rachas de viento que llegaron hasta los 60 kilómetros por hora. La escena daba pavor, tristeza y desolación. El olor fuerte olor a humo impactaba y en la zona se había hecho de noche antes de tiempo al encapotarse el cielo. En medio de las nubes de humo, una luna de sangre coloreada por las llamas.

El resultado de una noche como pocas se recuerdan en O Barbanza fue la ampliación de la superficie del incendio a nada menos que 1.200 hectáreas. Cabe recordar que a última hora del viernes estaba en las 400, por lo que a lo largo de la madrugada del sábado creció en nada menos que 800 más, convirtiéndose ya en un gran fuego.

Y lo que parecía que iba a ser una mañana más tranquila, con el viento menos amenazante, terminó por convertirse en una tarde donde las rachas volvieron a azotar la montaña, provocando el avance de las llamas hasta las 1.750 hectáreas. Y ya en estos momentos, a punto de meterse el sol, la superficie calcinada sigue creciendo, otras 250 hectáreas más arrasadas, llegando ya a las 2.000.

El viento ha vuelto a levantarse y se avecina una noche dura (esperemos que no tanto como la pasada) en el combate contra el fuego. Las rachas del nordés serán las que decidan si los efectivos de extinción son quiénes a contener el incendio más grande de la historia boirense.

La situación dos de alerta por proximidad de las llamas a las viviendas del núcleo de Piñeiro se mantiene todavía activa. Ayuntamientos colindantes, como los de Ribeira, donde en Oleiros fueron desalojadas 700 personas del cámping Ría de Arosa, y A Pobra, se han visto afectados por la propagación.