Castrelo de Miño se tiñe de luto tras morir un joven en el embalse
Yoandro José Ibarra tenía 23 años y era cubano // Trabajaba en un local en Ourense y junto a su pareja y amigos acudió de madrugada a bañarse
En Castrelo de Miño no se celebró este domingo la II Regata Liga Provincial de Piragüismo; tampoco se produjo, como también estaba previsto, la inauguración del catamarán que viene a reforzar, entre julio y septiembre, la oferta turística del municipio. En el ayuntamiento suspendieron las dos citas, sumido en el luto tras la muerte, apenas unas horas antes, de un joven de tan sólo 23 años en las aguas del embalse.
Se trata de Yoandro José Ibarra Álvarez, natural de Cuba, que trabajaba en un establecimiento de hostelería de Ourense. Según detallan desde los servicios de emergencias, al cerrar el gastrobar, junto con su pareja, unos amigos y un perro, decidieron acudir, ya comenzada la madrugada del domingo, a refrescarse al embalse de Castrelo do Miño ante las altas temperaturas en la provincia ourensana.
Fue la pareja del joven fallecido la que, al filo de las dos de la madrugada, dio aviso al 112 Emerxencias Galicia porque no lo encontraban después de que éste se zambullese en las aguas. Se activó entonces un operativo de búsqueda que, coordinado por la Guardia Civil, contó con la participación de los Bomberos de O Carballiño, así como de miembros del GES de Ribadavia y los efectivos de Protección Civil del ayuntamiento de Castrelo de Miño.
Los buzos de la benemérita acabarían localizando el cuerpo sin vida del joven unas seis horas después, en torno a las ocho y media de la mañana de este domingo. El cadáver de Ibarra Álvarez se encontraba hundido a 12 metros de profundidad.
Además de los medios sanitarios y de emergencias, un equipo del grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias se desplazó hasta el punto del suceso para prestar ayuda tanto a la pareja de la víctima como a los amigos que estaban con el joven fallecido en el momento de la desaparición.
El shock de éstos fue muy grande, pues según relataron, mientras caminaban al lado del embalse se habían zambullido en varias ocasiones sin ningún problema. Sin embargo, en determinado momento algo le ocurrió a la víctima, pues habría empezado a gritar y gesticular, reclamando auxilio. En un primer momento sus acompañantes creyeron que se trataba de una broma, pero cuando dejaron de verlo se lanzaron al embalse para tratar de sacarlo, pero la oscuridad impidió que pudiesen localizarlo.