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medidas judiciales. La asociación Arela y la Xunta colaboran desde 2018 en el programa ‘CONVIVE.COMigo’ para ayudar a adolescentes TEXTO Á.P.

Cuatro familias pontevedresas se prestan a acoger a un menor con dificultades para la convivencia

La asociación Arela y la Xunta de Galicia están desarrollando el programa ‘CONVIVE.COMigo’ en la provincia de Pontevedra desde el año 2018 con el objetivo de crear y mantener un banco de personas o familias que quieran convivir con un adolescente derivado del Juzgado de Menores, para el cumplimiento de la medida judicial de la convivencia con otra persona, familia o grupo educativo.

Realmente, el ‘CONVIVE.COMigo’ nace como proyecto piloto ya en el año 2017, en la provincia de A Coruña, pero es en el 2018 cuando se expande también a la provincia de Pontevedra. Y desde el pasado año 2020 ya solo se mantiene activo en el Juzgado de Pontevedra, pues destaca la apuesta que desde este juzgado se hace por la derivación de los jóvenes para el cumplimiento de la medida de convivencia con otra persona o familia.

¿En qué consiste esa medida de convivencia? A rasgos genéricos, es la que obliga al adolescente a vivir en otro contexto familiar diferente al de origen, tratando así de reconducir la situación que lo llevó a un Juzgado de Menores. El programa, a través de las personas y familias que lo conforman, facilita que se pueda cumplir esta obligación judicial en un contexto positivo en el que aprender o modificar aquellas conductas que fueron motivo de la denuncia, y así evitar la reincidencia futura.

Dentro de este proceso, el ‘CONVIVE.COMigo’ tiene el objetivo de captar, formar y evaluar a las personas que se interesen por participar, además de realizar un acompañamiento a las familias de convivencia durante el cumplimiento de la medida judicial.

EXPERIENCIA POSITIVA Y ENRIQUECEDORA. A día de hoy, dentro de programa existen cuatro núcleos familiares disponibles para realizar una convivencia, contando con varias familias en situación de baja temporal por causas personales o laborales. Además, cuatro personas o familias llevaron a cabo convivencias temporales, algunas de ellas incluso repitiendo la experiencia.

Asimismo, cabe señalar que todas las unidades familiares que llevaron a cabo una convivencia refieren la experiencia como algo muy positivo y enriquecedor, manifestando estar dispuestos a volver a participar en una futura convivencia con un adolescente en situación de conflicto personal o familiar.

SELECCIÓN DE FAMILIAS. En un primer lugar, las personas interesadas reciben información sobre el programa, a través de la difusión que se hace del mismo o del propio ‘boca a boca’, contactando posteriormente con el personal del programa para solicitar más información y ver si reúnen las condiciones para incorporarse al mismo.

Además de la información, de valorar seguir dando pasos en el proceso, se les facilita un cuestionario inicial para ayudarle a ponerse en contexto con el desarrollo de la medida de convivencia. Posteriormente, se mantienen diferentes entrevistas, test psicológicos, la visita domiciliaria y, después de todo ello, se da inicio al proceso de evaluación y formación de las personas o familias interesadas.

Todo ese proceso permite conocer en profundidad las características personales y familiares de cada unidad de convivencia que forma parte del programa, por lo que, teniendo en cuenta la información de las características y necesidades que se traslada del adolescente, se hace una valoración de las familias y personas disponibles y se asigna a aquella que se valore que puede ser la más ajustada a cada caso.

EDADES DE ENTRE 14 Y 18 AÑOS. Todos los jóvenes participantes en el programa tienen edades comprendidas entre los 14 y los 18 años, y atraviesan una situación de dificultad en la convivencia familiar que, generalmente, es la que deriva en la denuncia que los lleva al cumplimiento de la medida de convivencia.

Durante su cumplimiento, se lleva a cabo una intervención educativa tanto con el adolescente como con su familia, ya que es fundamental que todas las partes hagan cambios en las dinámicas de partida.

Los adolescentes mantienen contacto y salidas con la familia de origen, que van aumentando con la evolución de la misma, siendo esta la mejor forma de que ambas partes puedan poner en práctica aprendizajes realizadas e ir haciendo ajustes de cara al regreso a la unidad familiar una vez termine la medida de convivencia. Esta suele tener una temporalidad de entre 6 y 12 meses.

Y una vez que termina la medida, el adolescente, de forma general, se incorpora ya plenamente a la convivencia con su familia de origen, siendo este el objetivo principal de esta medida y para lo que se lleva trabajando desde el inicio. Al ser una incorporación progresiva, tanto la familia de origen como el adolescente son acompañados y guiados en las dificultades que van surgiendo, donde ambas partes van trabajando las carencias de cara al final de la medida la incorporación sea exitosa.

Por otra parte, cuando los jóvenes cumplen la mayoría de edad durante el cumplimiento de la medida judicial y la situación familiar no es favorable para su reintegración, se centra el trabajo en la preparación para su independencia una vez termine la medida de convivencia.

SEGUIMIENTO DE TODO EL PROCESO. El Centro de Intervención Educativa en Medio Aberto (CIEMA) es el encargado de la intervención educativa con los adolescentes, y durante la ejecución de la medida judicial trabaja con diferentes profesionales, como pueden ser: servicios sociales, terapeutas, departamento de orientación, etc., que son los que harán el seguimiento de la situación una vez termina el cumplimiento de la medida judicial.

Una vez pasado ese proceso judicial, donde se resuelve la convivencia con otro grupo de convivencia y se incorpora al mismo, los adoslescentes hacen un reajuste a la nueva realidad donde desde el inicio existen unos límites y normas claras que deben cumplir, pero también tienen la oportunidad de poder mantener las dinámicas y hábitos como cualquier otro adolescente, ya que se trata de reconducir las conductas inadecuadas a través de un aprendizaje natural y en un contexto de socialización positivo.

Cada caso es diferente y las mejoras también, pero, una vez terminada la medida de convivencia, las familias destacan mejoras en la actitud y aumento de la madurez y la empatía, además de la incorporación de hábitos relacionados con el ámbito académico o con actividades de ocio positivo.

09 oct 2022 / 01:00
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