De las fritangas a mover coches: hidrobiodiésel con sello coruñés

En el nuevo mundo de la transición ecológica y energética, en general, toca renovarse o desaparecer. Sobre todo si se explota una térmica de carbón o se refina petróleo. Repsol lo sabe, y de ahí sus apuestas de inversión en las fuentes renovables, el mercado eléctrico y, dentro de su actividad más tradicional, por reforzar su capacidad de producción de diésel renovable a partir de residuos. La compañía informó de que refuerza hasta 500 toneladas el aceite de fritura de origen nacional como materia prima para la fabricación de hidrobiodiésel en su refinería de A Coruña.

Constituye todo un hito que este centro industrial, en plena transformación, fabricase con éxito el primer lote de este tipo de biocombustible. Utiliza aceite usado de cocina, mezclado con aceite vegetal y otros componentes, procesándose en una unidad desulfuradora que lo transforma en hidrobiodiésel. Este proceso se añade a la producción en el complejo industrial herculino de otros combustibles de baja huella de carbono. En el proceso de biogasolinas se utiliza bioetanol y en la fabricación de hidrobiodiésel se usa como materia prima aceite vegetal. En otros productos también se incorpora éster metílico de ácido graso, (FAME).

El caso es que cuando la producción se normalice, estima la compañía que podrán necesitar anualmente 25.000 toneladas de estos aceites de fritura, para lo que ya están en contacto con empresas de la economía circular y ONG que podrían encargarse de su recogida y de los tratamientos necesarios para su utilización posterior en motores.

Explica Repsol que es un paso más en la descarbonización de los combustibles para el transporte por carretera utilizando residuos que se generan en España, dado que la fabricación y uso de este nuevo biocombustible en un vehículo supone una reducción de hasta el noventa por ciento de las emisiones de CO2 respecto a las de un gasóleo mineral. De hecho, el 95 % de este carburante para automoción que se fabrica en la planta coruñesa, de la que de media sale, anualmente, en torno a 1,8 millones de toneladas.

El caso es que el pasado 14 de julio, la Comisión Europea publicó, como parte del paquete de medidas Fit for 55, nuevos objetivos para el uso de energías renovables en el transporte, como la reducción del 13 % en la intensidad de carbono de los combustibles para 2030. En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima reconoce en los biocarburantes la tecnología renovable más ampliamente disponible y utilizada en la actualidad en el transporte. Por su parte, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, aprobada el pasado mayo, contiene un artículo sobre los combustibles alternativos sostenibles en el transporte, con especial énfasis en biocombustibles y otros de origen no biológico, como los sintéticos o el hidrógeno.

Además, en determinados sectores como el de los vehículos pesados y el de la aviación, no electrificables actualmente, los biocombustibles seguirán siendo en los próximos años la opción más rápida y eficiente en relación al coste para reducir las emisiones.

La refinería coruñesa está en plena transformación para convertirse en un polo multienergético que fabrique productos de baja huella de carbono como los biocombustibles a base de residuos. Este foco en la economía circular se recoge en el Plan Estratégico 2021-2025 de Repsol y es uno de los ejes para alcanzar su objetivo de cero emisiones netas en el año 2050. Además, este proceso de transformación contempla la producción de hidrógeno renovable a partir de biogás, y modificaciones en unidades e implementación de nuevas tecnologías para reducir emisiones CO2, y también permitirá la integración energética con el entorno local.

Además, las nuevas instalaciones logísticas en Punta Langosteira, permitirán la gestión de los nuevos productos y los tráficos de materias primas; ayudando a crear el hub de energías renovables dentro del proyecto A Coruña Green Port.

Repsol elevó sus inversiones en el periodo 2021-2025 hasta los 19.300 millones de euros, dedicando mil adicionales con respecto a lo previsto en el Plan Estratégico para elevar su generación eléctrica renovable y su producción de hidrógeno libre de emisiones, y otras iniciativas bajas en carbono. Su objetivo es liderar la transición energética, en línea con el Acuerdo de París.