Una ruleta rusa en la boca

Las amalgamas dentales (empastes plateados) serán prohibidas en Suecia a partir de junio. En Noruega ya opera esta misma prohibición y, dentro del territorio estatal, la comunidad catalana recomienda que este material no se utilice en mujeres embarazadas ni en menores de 14 años dada la elevada presencia de mercurio (metal pesado de alta toxicidad) en su composición.

En los años 70, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que un empaste de este tipo implicaba la liberación diaria de entre 3 y 17 microgramos de mercurio, y en un informe de 2003 Maths Berlin, coordinador del proyecto internacional sobre Seguridad Química de la OMS, apuntó que "todo doctor y dentista, cuando sus pacientes sufren patologías poco claras y enfermedades autoinmunes, debería considerar la posibilidad de que el mercurio que sale de sus amalgamas sea una de las causas de esa sintomatología".

Servando Pérez, profesor de Ciencias de la Educación de la Universidade de Santiago, empezó en 1998 una complicada carrera en solitario para encontrar el origen del empeoramiento de su salud. Hoy es presidente de la asociación Mercuriados (que integra a más de 200 afectados) y la única persona en España a la que se le ha reconocido una incapacidad permanente absoluta por una intoxicación de mercurio derivada de sus empastes.

Tiene 41 años, se ha deshecho de sus cuatro amalgamas y padece fatiga crónica, fibromialgia, problemas intestinales y dermatológicos, alergias y pérdidas de la memoria a corto plazo como consecuencia del mercurio acumulado en su cuerpo.

Los primeros síntomas eran imprecisos: cansancio, ­inflamación abdominal... Tenía 30 años, era deportista de competición y empezó un largo peregrinar por las consultas. Llegó a tener diez diagnósticos diferentes -fue derivado incluso a psiquiatría-, hasta que en 2004 recurrió a un laboratorio y encontró la respuesta: una concentración de 24 microgramos de mercurio por litro de sangre, cuando el nivel normal nunca supera los 10. Empezó entonces a descartar posibles fuentes de intoxicación. Dejó de comer pescados y mariscos, pidió al Ayuntamiento de Brión que analizase el agua de una fuente pública, examinó su vivienda y demostró que el problema estaba en su boca. Ahora, inicia una demanda judicial contra el Sergas por error continuado en el diagnóstico y desatención sanitaria y participa en una acción colectiva frente al Ministerio de Sanidad.

La OMS estima en un 1% la posibilidad de sufrir reacciones adversas a los empastes plateados. "Es como llevar una ruleta rusa en tu boca", dice Servando Pérez. Desde Mercuriados denuncian la presión económica que mantienen el silencio en torno al riesgo de las amalgamas, exigen una mayor información y que las reacciones adversas al mercurio formen parte de la formación que reciben médicos y odontólogos.

. rlizcano@elcorreogallego.es