Eduardo Pardo: Convendría no olvidar la obviedad: para innovar, primero hay que investigar
Entre quienes recorren el campo de batalla de la crisis para hacer el recuento de las víctimas, ocupan un lugar destacado los investigadores. Como recordó aquí hace dos años su delegado institucional, los centros gallegos del CSIC no fueron ajenos a esos sinsabores
Eduardo Pardo señala ahora, dos años después de haber alertado de la anómala marginación de los investigadores no universitarios en las convocatorias públicas, que las cosas empiezan a enderezarse.Como también la delicada situación que el CSIC atravesaba en 2013, encauzada al fin por lo que atañe a la presencia de la institución investigadora en Galicia. En su otra vertiente, la de director del Instituto de Estudios Galegos Padre Sarmiento, Pardo de Guevara apunta a que aún quedan incomprensiones que superar. Mientras, el trabajo investigador sigue. A buen ritmo.
-Hace un par de años denunciaba usted la difícil situación que padecía el 39% de los investigadores gallegos por no poder acceder a las convocatorias públicas de apoyo a la investigación ¿Ha cambiado algo?
El sistema de I+D+i vigente en Galicia todavía mantiene segregada la investigación universitaria de la no universitaria y este modelo no es bueno; de hecho es una anormalidad. Por fortuna, todo parece indicar que caminamos de nuevo hacia el modelo unitario, abandonado en los últimos años de la pasada década. La reciente reapertura de las convocatorias públicas a los investigadores ajenos al SUG resulta muy significativa en este sentido. Desde el CSIC reconocemos y agradecemos el esfuerzo, aunque se trata sólo de un primer paso que todavía deberá perfeccionarse y consolidarse
El objetivo es garantizar la concurrencia competitiva, la igualdad de oportunidades; es el principio inexcusable para alcanzar la excelencia.
-El discurso oficial en Galicia insiste en la relevancia de la investigación, pero en la práctica parece que la apuesta es la innovación.
La investigación, el desarrollo y la innovación son conceptos diferentes pero complementarios, por eso no pueden o no deben declinarse de manera independiente. Es verdad que a veces parece producirse un cierto desequilibrio utilitarista, al marcarse inoportunas fronteras entre la ciencia y la tecnología, o más exactamente entre la investigación básica, que sólo genera conocimiento, aunque muchas veces transferible, y la aplicada, que es vital para el desarrollo tecnológico. Pero la I+D+i debe compartir un mismo asiento, sin que la i minúscula desplace o desbanque a la I mayúscula. Como principio, pues, lo importante es tener presente siempre la obviedad: para innovar, primero hay que investigar.
Más información en El Correo Gallego (edición papel) y en Orbyt