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María de los Ángeles Gómez González / Catedrática de Filología Inglesa en la USC

“Una formación humanístico-filológica es fundamental para paliar el déficit cultural”

Es catedrática de Universidad en Lengua y Lingüística Inglesas en la USC, donde imparte y coordina las asignaturas English Phonetics and Phonology, English Syntax and Semantics y Pragmatics and Discourse Analysis in English

    María de los Ángeles Gómez González es investigadora principal de SCIMITAR, ha liderado muchos de los proyectos de investigación otorgados a este grupo tanto a nivel regional, nacional como internacional. Ha publicado más de cincuenta capítulos de libro, reseñas y artículos en numerosas revistas académicas como Applied Linguistics, Discourse Studies, Language Sciences y ‘Word, entre otras. Es autora de dos libros. Recientemente ha sido reconocida por la Asociación Española de Lingüística Aplicada (AESLA) con su XXII Premio de Investigación en la categoría de investigadores experimentados.

    La Lingüística es la disciplina científica que investiga el origen, la evolución y la estructura del lenguaje. ¿Cuándo supo que quería ­dedicarse a ella?

    Mi curiosidad por la Lingüística nace con mis estudios de educación Primaria en Vigo, y continúa en la educación Secundaria. Pero, sin duda, es a lo largo de mi formación universitaria cuando se consolida, primero, en la ahora UVigo, y posteriormente, en la USC y en mis estancias en universidades de EE. UU., Reino Unido, Holanda, Canadá... A lo largo de esta trayectoria he tenido la suerte de conocer a grandes maestros que han incentivado mi pasión por el estudio del lenguaje y las lenguas. Muchos han sido los que han jugado un papel inspirador como especialista en Lingüística Inglesa, una práctica profesional compleja con innumerables implicaciones y aplicaciones en los retos que afronta la sociedad.

    ¿Su investigación en qué se ­centra, profesora?

    En el estudio de la lengua en el momento presente. Más específicamente, una de mis líneas consiste en explorar la estructura de la información. En consecuencia, examino en distintos géneros y registros las funciones comunicativas, el orden de las palabras, y el componente textual de la lengua inglesa, indagando cuestiones tales como la coherencia y la cohesión, así como sus relaciones con la prosodia y los ­contrastes que ofrece el inglés con otras ­lenguas.

    ¿Qué factores influyen en el cambio lingüístico?

    Diría que, sobre todo, la diversidad de la sociedad y las necesidades asociadas a los distintos ámbitos sociales en los que se mueven los hablantes, cuyo correlato lingüístico a lo largo del tiempo nos ha permitido rastrear la evolución diacrónica de las lenguas. Relacionada con esta temática, en mi segunda línea de investigación exploro la simbiosis existente entre texto e imagen, en distintos tipos de discurso (mediático, político, publicitario, fílmico, internet, redes sociales, etc.), así como su idoneidad e ­intencionalidad con respecto a los grupos sociales a los que van dirigidos. Me interesa especialmente el análisis crítico de la narrativa infantil y del discurso mediático y audiovisual, así como el utilizado en las redes sociales.

    ¿Y en el proceso de adquisición de una lengua?

    En mi caso particular, me interesa especialmente el diseño de material didáctico. A este respecto, por ejemplo, nuestra experiencia nos ha permitido constatar que la fonética y pronunciación inglesas entrañan una especial dificultad para los estudiantes universitarios y de Secundaria españoles, conclusión a la que han llegado igualmente estudios internacionales que comparan las competencias lingüísticas en Europa, como el informe Pisa o The European Survey on Language Competences, entre otros.

    Para revertir esta situación, integrantes del equipo que coordino, SCIMITAR, hemos diseñado el USC EPSS pack, muy bien recibido por la crítica y los medios. En la actualidad, continúo trabajando en la optimización de recursos educativos en lengua inglesa, principalmente en entornos digitales.

    Recientemente, ha sido premiada por la Asociación Española de Lingüística Aplicada. ¿En qué consistió su trabajo, para que todos podamos entenderlo? ¿Podría ponernos algún ejemplo?

    El premio tiene como objetivo fomentar la investigación de calidad en los ámbitos temáticos de la Lingüística Aplicada, valorando el grado de conocimiento sobre el tema investigado, el rigor científico del trabajo, la relevancia y la innovación de los resultados obtenidos y las implicaciones teórico-prácticas para investigaciones futuras. En mi caso, me fue otorgado por el libro The Construction of Discourse as Verbal Interaction (John Benjamins, 2018), teniendo en cuenta, además, mi trayectoria profesional.

    El volumen, coeditado en colaboración con el profesor J. L. Mackenzie, recibió este galardón por presentar contribuciones novedosas sobre el análisis del discurso y por proporcionar una visión ­innovadora de la interacción verbal. Sus páginas recogen trabajos que combinan la teoría y la práctica al analizar, en distintas lenguas y registros, el discurso argumentativo, la expresión de la emoción, la empatía y la evaluación, así como la utilización de marcadores discursivos y muletillas interrogativas (isn't it?, shall we?, right?, Okay?) o fórmulas de apertura en ­conversaciones por Skype, entre otras cuestiones.

    ¿Qué papel juegan las emociones y la empatía?

    Existe una corriente en lingüística (inglesa), muy en boga en la actualidad, relacionada con la Emotion Detection. El cometido de esta aproximación es detectar, reconocer y codificar distintos tipos de emociones, como la ira, el miedo, la felicidad, la tristeza, la sorpresa o la repugnancia, a través de expresiones verbales, el lenguaje corporal. Se suele utilizar software especializado para analizar grandes cantidades de datos (Big Data) extraídos de interacciones entre seres humanos o bien en comunicaciones mediadas por máquinas (internet, dispositivos móviles o llamadas telefónicas, por ejemplo, a centros de atención o de urgencias). El objetivo es reconocer automáticamente expresiones lingüísticas y/o acústicas que denoten distintos estados emocionales.

    En cuanto a su impacto inmediato en la sociedad, destacaría la ayuda que brindan para expresar y manejar las emociones de manera adecuada al contexto y con empatía, habilidades especialmente necesarias en situaciones de estrés, como las que podemos vivir en contextos hospitalarios o jurídico-forenses, y de manera más generalizada, en otros ámbitos como el docente (interacciones alumnado-profesorado), la política o el entorno laboral. Asimismo, las indagaciones en esta línea han supuesto un avance para la detección de emociones falsas, con consecuencias especialmente relevantes en la práctica jurídico-forense (llamadas falsas, en caso de atentado o emergencia, etc.).

    ¿En qué momento se encuentra ahora la Filología? ¿Cómo se le puede dar un impulso?

    El estudio de la Filología ('amor o interés por las palabras'), desde sus distintas orientaciones, ramas y paradigmas, ofrece un horizonte inagotable para la investigación y la formación. No sólo nos ayuda a conocer, utilizar y entender mejor las lenguas y a sus hablantes, sino que también resulta de gran utilidad para resolver muchos de los retos de nuestra sociedad globalizada. Del mismo modo, desde una óptica más general, una formación humanístico-filológica es fundamental para paliar el déficit cultural. Precisamente por todo ello, es imprescindible dotar de una mayor visibilidad a los estudios filológicos, enfatizando su contribución a los avances de la sociedad.

    Centrándonos en la lingüística, ejemplos evidentes son disciplinas como la lingüística forense que está relacionada con el lenguaje jurídico y legal, el lenguaje del procedimiento legal, y el lenguaje evidencial o probatorio (incluyendo la detección del plagio), cuyas aportaciones son fundamentales para el correcto funcionamiento de las prácticas asociadas. Otro caso ­palmario es el de la Neurolingüística, que explora las patologías del lenguaje más frecuentes con el fin de contribuir a minimizar o ­erradicar sus efectos.

    Por su parte, las aplicaciones de la inteligencia artificial en combinación con la lingüística computacional ofrecen retos constantes para el avance del conocimiento. Su objetivo fundamental es lograr que los ordenadores realicen tareas útiles basándose en el lenguaje humano, por ejemplo, mejorando la comunicación interpersonal u optimizando la comunicación mediada por un dispositivo, o bien realizando procesamiento de texto a voz. Igual sucede con la Tecnología Lingüística, entre cuyas muchas aplicaciones se incluyen: la traducción automática, la extracción y recuperación de la información (buscadores, Google, etc.), correctores automáticos, la edición electrónica, la enseñanza asistida por ordenador o el desarrollo de otros recursos electrónicos.

    La filología permite entender el pasado, el presente y, en cierta medida, también labrar el futuro, porque a través del lenguaje entendemos la realidad e interactuamos en sociedad, en un mundo en el que el dominio de lenguas es una necesidad manifiesta.

    27 sep 2019 / 23:12
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