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El fuego calcinó en Galicia cuatro veces la superficie de Vigo en menos de un mes

Un total de 42.300 hectáreas del monte gallego consumidas por las llamas desde el jueves 14 de julio // Este lunes la comunidad respiró más tranquila, con el incendio de Boiro estabilizado

Galicia respira. Los montes respiran. La fauna respira. La flora respira. Después de otra semana intensa en lo que a incendios forestales se refiere, destacando la voracidad del iniciado en la parroquia coruñesa de Cures que fue saltando desde Boiro hasta Ribeira pasando por A Pobra y Porto do Son, este lunes la comunidad parecía ya mucho más apacible, con todos los incendios que permanecían desactivados y bajo control, algunos incluso extinguidos y el más grande, el del Barbanza, ya estabilizado, tras calcinar una superficie de 2.200 hectáreas.

Unas 2.200 hectáreas que se suman a las ya quemadas desde finales del mes de julio, cuando se inició en Galicia la gran ola de incendios que sigue sin remitir todavía. Ya el Día de Galicia, el pasado 25 de julio, el satélite Copernicus de la Unión Europea hablaba de 36.716 hectáreas calcinadas (más de las que la Consellería de Medio Rural emitía en su parte). A esas hay que sumar las quemadas en otros grandes (y también pequeños) incendios como los que surgieron posteriormente en el propio municipio de Boiro (2.200 hectáreas), Verín (600) o Caldas (450). Hasta sumar un total de 42.300 hectáreas arrasadas hasta el día de hoy.

Hablar en hectáreas puede resultar poco útil para la mayor parte de la población. ¿Cuánto son 42.300 hectáreas realmente? Pues, para hacerse a la idea, 100 hectáreas equivalen a un kilómetro cuadrado. Esto supone que 42.300 hectáreas son 423 kilómetros cuadrados arrasados. Teniendo en cuenta que la ciudad de Vigo, la más grande de Galicia, tiene 109,6 kilómetros cuadrados, en la comunidad los incendios han arrasado con casi cuatro ciudades olívicas en menos de un mes. Una barbaridad.

Por fortuna, en estos momentos ya no hay ningún fuego que entrañe peligro para la población, estando todos alejados de las viviendas. Y, probablemente, la principal novedad de la jornada de ayer sea la extinción de los dos incendios de Arbo, que quedaron apagados en la noche. El que se había declarado en la parroquia de Mourentán, el más grande, afectó a una superficie de 484,68 hectáreas (364,68 arboladas y 120 rasas). Y el que se activó en la aldea de Barcela terminó con 82 (70 arboladas y 12 rasas).

Asimismo, durante la madrugada del lunes, alrededor de la una, comenzó un pequeño foco en la parroquia de Randín, en el municipio ourensano de Calvos de Randín, pero quedó extinguido sobre las tres y media de esa misma noche, tras arrasar únicamente con 0,1 hectáreas de monte raso. La importancia radica en que afectó al Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés, y después de la desgracia en el Parque Natural do Invernadoiro, en la Serra da Enciña da Lastra y, más recientemente, en el entorno natural de las Pozas do Río Pedras, esto podría haber sido una nueva pérdida para la biodiversidad tan singular de Galicia.

Por su parte, el incendio de Verín logró controlarse ayer en las 600 hectáreas, cifra que no ha avanzado desde hace tres días, así que, a pesar de haberse iniciado en una decena de focos diferentes con la intención de colapsar los servicios de extinción, lo cierto es que los efectivos estuvieron rápidos y eficaces en su gestión.

Por su parte, quedó estabilizado, en unas 380 hectáreas, el fuego de la aldea de Xustáns, en Ponte Caldelas, donde el domingo hubo que declarar la situación dos de alerta por proximidad a las casas, algo que se desactivó en pocas horas gracias a la labor de los bomberos.

Finalmente, el otro incendio que mantuvo en vilo a la comunidad la pasada semana, el de la parroquia de Saiar, en Caldas, está controlado en las 450 hectáreas desde hace dos días.

El BNG no cree en un “gen pirómano”

Santiago. El viceportavoz parlamentario del BNG, Manuel Lourenzo, manifestó este lunes que los incendios forestales que han asolado Galicia en las últimas semanas no se deben a que los gallegos tengan “un gen pirómano”, sino a que el monte está convertido en un “polvorín”.

En una rueda de prensa en el Parlamento, apuntó que son las autoridades las que tienen que determinar cuál es la causa principal de los incendios, pero que los gallegos no tienen “un gen pirómano que vaya más allá del que puede haber en otros lugares del Estado”, dijo.

Para Lourenzo, la oleada de incendios tiene que llevar a “un giro de 180 grados” en la política forestal y del propio funcionamiento del servicio de extinción, para acabar con la “precariedad del personal” y ser un sistema profesionalizado que funcione durante todo el año.

Y advirtió de que esta es una de las tres oleadas que ha sufrido Galicia en este “agosto negro”, ya que se ha sumado a las “oleadas de recortes” en sanidad y educación. efe

08 ago 2022 / 22:56
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