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El jefe de maquinistas: “Los que dieron de alta la línea debieron ver lo que vi yo”

Mazaira aseguró en su declaración que las señales que pedía para la curva de Angrois habrían evitado el siniestro // “El riesgo de accidente con ERTMS era el mismo, dependía solo del factor humano”

Todo apuntaba a que la declaración de José Ramón Iglesias Mazaira, jefe de maquinistas de Ourense y formador de conductores iba a ser extensa y por eso lo primero que escuchó del fiscal fue que tuviera paciencia.

Su interrogatorio se centró en la ausencia de señalización y el cambio de velocidad en la curva de A Grandeira, un riesgo que había comunicado en un informe enviado a sus superiores un año y siete meses antes de producirse el accidente y que finalmente no se tuvo en consideración. Incluso llegó a afirmar que desconoce si llegó entonces a alguien de Adif, pero en cualquier caso es consciente de que si se hubiera atendido el escrito el accidente “no” hubiera ocurrido.

En su declaración, que duró unas cuatros horas, Mazairas afirmó que “no había visto nunca” un salto “muy importante de velocidad”, de 200 a 80 kilómetros por hora, en un punto “donde se podía dividir la atención” del maquinista.

Esta división de la atención, según argumentó, se debía a que en ese punto en el que había que reducir de 200 a 80 kilómetros por hora, el maquinista también debía ir pendiente de la transición del sistema de seguridad ‘ERTMS’ al ‘Asfa’ y además “coincidía” con la proximidad de una “zona neutra”, a las puertas de la estación de Santiago.

Mazaira afirmó así que vio “ese escalón muy importante de velocidad” en una línea en que “las señales no le obligan (al maquinista) a ningún tipo de restricción”. En concreto, se percató de esta circunstancia a partir de que los trenes comenzaron a circular por la vía 1, “a finales de noviembre” de 2011, puesto que en ella la señal avanzada estaba siempre en libre. Su informe lo envió el 26 de diciembre.

Sobre esta cuestión Iglesias Mazaira apuntó a una conversación con el responsable de la gerencia de seguridad en la circulación de Renfe, Ángel Lluch, que “demuestra” que el informe con el que avisó del riesgo antes de la curva de A Grandeira “se estaba siguiendo”. “Sí llegó” y “se estaba tratando”, afirmó.

La “respuesta” que le dieron es “que eso no se iba a trasladar porque estaba amparado normativamente”, destacó. Por ello, ha llamado la atención sobre que, según lo que le respondieron, “se tenía que hacer un cambio normativo, como se hizo más tarde”, que implicara la colocación de señales laterales para avisar al maquinista de que debía reducir la velocidad.

con el ertms habría un recordatorio más A mayores, y a preguntas de los abogados de la acusación, Mazaira aseguró incluso que en caso de estar funcionando hace nueve años el ERTMS, que ejerce un control continuo de la velocidad, a diferencia del ASFA, sistema inferior, el desenlace, ha opinado Mazaira, hubiese sido el mismo, porque la fatalidad por un error humano, bajo su criterio, únicamente se podría haber soslayado con esas señales laterales con balizas que llegaron en agosto de 2013. Con el ERTMS habría “un recordatorio más”, pero, si hubiesen estado las balizas, ya “tendría que hacer un reconocimiento más” el maquinista. Aparte, “con la baliza el tren no podría pasar nunca a 200 kilómetros por hora”, aseguró, porque una señal vertical con baliza lo hubiese frenado.

Puntualizó también Mazaira que Garzón tenía solamente el cuadro de velocidades para guiarse y no una referencia exacta de dónde debía empezar a adecuar la velocidad.

sore la llamada: “distrae pero no estaba prohibida” Sobre la llamada de 100 segundos entre Garzón Amo y el interventor de a bordo, Antonio Martín Marugán, a las preguntas de la abogada que defiende a Adif, admitió que el uso del teléfono móvil “distrae”, como ocurre “en la vida diaria”, y que él, como formador, recomendaba un uso “comedido”.

La abogada del estado se refirió a una guía de buenas prácticas para intentar demostrar que Adif alertaba del riesgo de su utilización, pero Mazaira indicó que estas eran “recomendaciones” e incluso entendió que Garzón respondiera al teléfono corporativo aquel día pues quien le llamaba era el interventor.Puntualizó que no prohibidas y que Garzón tenía que contestar a la misma ya que no podía saber si era un tema urgente o no.

preguntas y respuestas más comentadas
Tras un informe clave pero sin éxito

Mario Piñeiro, el fiscal: ¿Y cuando les dicen que eso se ajusta a la normativa (en referencia a la falta de señalización de la curva), ¿ustedes qué hicieron?

Mazairas: Convivimos con ello, no quedaba otra.

Abogado de Garzón: Desde Ourense a Santiago se han señalizado tres curvas y no se señaliza la de Angrois,en la que se pasa de 200 a 80 por hora. ¿Qué le sugiere esto?

Mazairas: Que quizás los riesgos no se analizaron en profundidad.

Adela Álvarez, abogada de Adif: ¿Garzón debería haber colgado la llamada o le parece bien que hubiera continuado hablando durante 100 segundos?

Mazairas: Desde mi punto es imprudente, pero no estaba prohibido que lo hiciera

Carreira García había escuchado que la entrada en Santiago era complicada
El jefe de Circulación de esa estación declaró que los maquinistas se quejaban de la curva

Santiago. José Luis Carreira García, jefe de Circulación de la estación de Santiago, constató ayer en su declaración que los maquinistas se quejaban de que la entrada en la estación de Santiago era “complicada” por la curva. Se lo dijeron varios conductores. “Sí, lo tienen comentado, pero yo conozco la peligrosidad de la curva, en mi sistema es una línea recta,” dice en referencia a los planos de vías del enclavamiento que manejan los jefes de circulación. “Todo es mejorable, las curvas, las señales... Nos decían que podía estar mejor señalizada”. Estas observaciones, confirmó, se hacían durante la fase de pruebas y prácticas previas a la puesta en servicio. Una vez se abrió la línea no se comentó más, “porque todo el mundo sabía lo que había allí”. “Lo comentaban entre ellos yo era más bien un espectador. Pero yo nunca estuve a pie de vía allí”, alegó.

En cualquier caso dejó constancia de que pero no era su “cometido” comunicar estas circunstancias. “Yo puedo trasladar averías que me ocurren a mí, en mi sistema. Si son reiteradas o no son reiteradas. Averías concretas de mi sistema. Nada más”, indició, ante las preguntas que hizo el fiscal y algún letrado sobre el motivo de por qué no había trasladado estas quejas.

A cuestiones del abogado José Luis Carreira afirmó que él no participa en reuniones con personal de seguridad, mientras que a la abogada del estado le indicó que el ordenador protege contra el fallo humano, “tiene incompatibilidades” que no le permite hacer.

Esto fue aprovechado por el abogado que defiende al maquinista acusado, Garzón, en su turno, cuando le interrogó sobre qué es lo que protege del error humano a un maquinista. “Imagino que el sistema de señales. Debería”, dijo el jefe de circulación.

A mayores, precisó que la señal E’7, en vía libre –la que tomaban como referencia la mayor parte de maquinistas para comenzar el frenado de 200 a 80 kilómetros por hora ante la ausencia de otras señales–, “no indica ninguna velocidad”, sino simplemente que se puede circular sin ningún tipo de restricción, siguiendo el libro horario y el cuadro máximo de velocidades.

En otro punto de los interrogatorios, Carreira fue interpelado por su conocimiento sobre las funciones de seguridad en la circulación. “Yo tengo visitas de seguridad para saber que mi servicio está en condiciones de seguridad. Y tengo una habilitación”, respondió.

En concreto al letrado que defiende al exdirectivo de Adif, le apuntó que “evaluaciones de riesgo son unas cosas y visitas de seguridad son otras”. “Lo que me hacen a mí son visitas”, aclaró.

También se le preguntó sobre si era habitual que un jefe de seguridad llamase a los maquinistas. “No, y en tal caso lo haría a tren parado desde el tren tierra”, mencionó.

Por último, el abogado de Garzón le preguntó sobre “a quién correspondía en Adif verificar si había un riesgo”, a lo que Carreira dijo que “al personal que analiza los riesgos de la línea”. l.rey / E.press

Los vecinos que auxiliaron a Garzón recuerdan que “sólo se quería morir”

Santiago. Uno de los vecinos que auxiliaron al maquinista Francisco Garzón en el primer momento tras suceder el descarillamiento del Alvia, Julio Santiso Rielo, recordó que admitió “culpa” pero que ya entonces señaló que “eso ya lo tenían denunciado, que no se podía circular por esa vía a esa velocidad”. Así lo manifestó durante su declaración ante la jueza este jueves.

Este vecino de Angrois tuvo que hacer memoria ante las preguntas del fiscal para indicar que lo primero que le preguntó a Garzón es si había habido “alguna explosión”, puesto que él pensaba que se trataba de “un atentado”. “Y dijo que no, que nada de eso, que fuera culpa de él”, dijo.

En este sentido, añadió que el maquinista también se lamentaba por no ser él uno de los fallecidos.

Una abogada de la acusación le preguntó le había dicho algo como que “si pillo al de seguridad lo mato...”. “Me parece que sí”, contestó el testigo.

Por último, en respuesta a la abogada de Adif de si el maquinista le dijo que estaba utilizando el teléfono. El testigo aseguró que no le comentó nada.

El segundo de los vecinos, Evaristo Iglesias, que recordó que se trataba de un día en el que había empezado a lloviznar, apuntó que solo escuchó decir a Francisco Garzón que se quería morir y “nada más”.

Por su parte, indicó que “nunca antes” se había producido “un susto” en esa zona, pese a que “hubo momentos en que pasaba algún tren más rápido o más despacio, pero era lo normal”. “Pero ninguno tan rápido como ese», añadió con respecto al Alvia que descarriló al insistirle en su rápida declaración si algunos trenes iban a más velocidad que otros. l.rey

28 oct 2022 / 01:00
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