El ‘MIR educativo’ podría empezar a probarse ya en el curso 2022-23
La ley Celaá da el plazo de un año desde su entrada en vigor para presentar una propuesta que regule la formación, el acceso y el desarrollo profesional docente
La Lomloe, la nueva ley educativa impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez y aprobada el pasado 20 de diciembre de 2020, va a cambiar mucho la educación, pero también la manera de educar. Y es que la llamada ley Celaá afecta a muchas más cuestiones que la escuela concertada, la asignatura de Religión, el castellano o las repeticiones de curso. Se necesita una reforma en la manera de formar al profesorado.
De hecho, la Disposición adicional 7.ª de la propia ley acerca de la normativa sobre el desarrollo de la profesión docente dice exactamente: “A fin de que el sistema educativo pueda afrontar en mejores condiciones los nuevos retos demandados por la sociedad e impulsar el desarrollo de la profesión docente, el Gobierno, consultadas las comunidades autónomas y los representantes del profesorado, presentará, en el plazo de un año a partir de la entrada en vigor de esta Ley, una propuesta normativa que regule, entre otros aspectos, la formación inicial y permanente, el acceso y el desarrollo profesional docente”.
Es decir, antes de un año –entró en vigor el pasado 20 de diciembre– se hará una reforma de la formación del profesorado, que implica la renovación de la formación inicial –grados y máster– así como el sistema de acceso, lo que se ha dado en llamar el MIR educativo.
En esta línea, la decana de Ciencias da Educación de la Universidade de Santiago (USC), Carmen Fernández Morante, presidenta también de la Conferencia Nacional de Decanas/os de Educación, asegura que, si todo va según el cronograma, en el curso 2022-23 estará en marcha tanto el cambio de los planes de estudio como el sistema de acceso a la profesión en fase experimental, el llamado MIR educativo.
Cree en la necesidad de un cambio en el sistema de oposiciones actual, algo en lo que “estamos completamente de acuerdo”. La idea es cambiar el método de examen actual por un sistema de inducción como el MIR en Medicina, de ahí el nombre. Es decir, la iniciación de un novel que durante un tiempo, sea uno o dos años lo que se decida finalmente, está contratado y formándose en centros de elevada calidad pedagógica en el caso educativo.
Y es que el actual sistema de oposiciones “no selecciona bien, no selecciona a los mejores, es un modelo memorístico, tú declaras que sabes algo pero no se evidencia”, afirma la experta.
De cualquier manera, el cambio es imprescindible. Los grados de Magisterio, Infantil y Primaria, y el máster de Secundaria tienen ahora mismo una organización en base a materias. Si el nuevo modelo educativo va a ser de competencias y no memorístico, la formación también tiene que repensarse desde esa perspectiva. Se trata de mejorar en la formación de maestros, en el prácticum, en la metodología de enseñanza, en la evaluación...
Los que ya son profesores tendrán que reciclarse a través de la formación continua.
··· La Conferencia Nacional de Decanas/os de Educación, de la que Fernández Morante es presidenta, hace tres años que trabaja en la reforma de los planes de formación del profesorado.
··· Asegura que la intención del Ministe-rio, “no solamente este, también en el del anterior Gobierno”, es poner en marcha un nuevo sistema y abrir una fase experimental, y todas las autonomías están de acuerdo. La decana recuerda que el titular gallego de Educación, Román Rodríguez, en su anterior etapa como conselleiro del ramo, manifestó su disponibilidad a implementar el sistema de forma piloto.
Santiago. Antes de Semana Santa, la ministra Isabel Celaá presentó el borrador del perfil de salida del alumnado al término de la educación básica en el marco de la Lomloe, donde se describen las competencias clave que todo el alumnado debe haber adquirido y desarrollado al finalizar determinadas etapas.
Y las competencias que se consideran clave son ocho: en comunicación lingüística; plurilingüe; en matemáticas, ciencia, tecnología e ingeniería (STEM); digital; personal, social y de aprender a aprender; ciudadana; emprendedora, y en conciencia y expresión culturales.
A modo de ejemplo, el borrador señala que, en la competencia en comunicación lingüística, el alumnado al completar la educación primaria, entre otras cosas, “comprende, interpreta y valora de manera guiada textos orales, escritos y audiovisuales sencillos del ámbito personal, social y educativo para participar activamente en contextos cotidianos y para construir conocimiento”.
Sin embargo, al completar la educación básica: “Comprende, interpreta y valora con actitud crítica textos orales, escritos y audiovisuales del ámbito personal, social, educativo y profesional para participar en diferentes contextos de manera activa e informada y para construir conocimiento”.
En la competencia plurilingüe, al escolar se le pide al rematar Infantil que use “al menos, una lengua –además de la(s) lengua(s) materna(s)– para responder a necesidades comunicativas sencillas, de manera adaptada tanto a su desarrollo e intereses como a situaciones y contextos cotidianos de los ámbitos personal, social y educativo”, mientras que al completar la educación básica debe usar “eficazmente una o más lenguas –además de la(s) lengua(s) materna(s)– para responder a sus necesidades comunicativas, de manera apropiada y adaptada tanto a su desarrollo e intereses como a diferentes situaciones y contextos de los ámbitos personal, social, educativo y profesional”.
El documento desarrolla cada una de las competencias clave y describe esos conceptos. El apartado personal, social y de aprender a aprender supone, por ejemplo, la habilidad de reflexionar sobre uno mismo, gestionar el tiempo y la información eficazmente, colaborar con otros de forma constructiva, mantener la resiliencia y gestionar el aprendizaje a lo largo de la vida. C. Barba
