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El patrón del ‘Villa de Pitanxo’ se reafirma en su versión del naufragio

Santiago. El patrón del Villa de Pitanxo y uno de los tres supervivientes del naufragio e n aguas canadienses del que ayer se cumplió un mes, sostiene que la catástrofe fue debida a un fallo del motor del barco. Según aseguró en una entrevista publicada por Faro de Vigo, él solicitó a los encargados de máquinas que encendiesen el motor auxiliar, “pero nunca se produjo”. “Nunca se llega a encender, y al ver que el agua está entrando constantemente por la popa y el barco empieza a coger una escora, ahí es cuando decido abandonar el buque”, indica Padín, que asegura asegura estar “tranquilo” pese a las declaraciones de Samuel Kwesi, a quien acusa de “estar mintiendo”.

“Él puede decir que a cuenta del capitán está vivo. Eso sí que lo puede decir, porque lo sabe. Lo puedo ver a la cara cuando sea, hoy, mañana o pasado, y decirle que está vivo porque conseguí echar la balsa fuera. Y él lo sabe. Lo único que le puedo pedir es que deje de mentir”, añade el patrón del ‘Villa de Pitanxo’.

Preguntado sobre el papel que jugaron las maquinillas o el peso del aparejo en el suceso, debido a que Samuel aseguró que la tripulación pidió que se cortasen las cuerdas, Padín explicó que el aparejo lleno “nunca viene”, aunque sí con una captura. “Pero el efecto de no tener maquinilla, en este caso en el que ya falló el motor principal y no se conecta el auxiliar, pues no puedes virar. Ni desvirar. Aunque quisiera soltar el aparejo e izar cable, por decirlo así, tampoco puedes porque necesitas energía”, subraya.

Según su versión, es posible que todos los marineros consiguiesen salir del barco, porque estaban todos en el puente de mandos. “Yo pienso que no puede haber nadie en el barco”, asegura Padín, indicando que unos se distribuyeron en una balsa y otros en la otra.

Samuel Kwesi, sin embargo, según fuentes de la investigación, afirmó en su exposición que los tripulantes habían pedido a gritos al patrón, a cuya casa lanzaron pintura roja esta semana, que arriara los cables, una actuación que, alega el trabajador africano, podría haber evitado el desenlace.

Las causas del naufragio del arrastrero de 50 metros de eslora que pescaba fletán en Canadá siguen siendo una incógnita. De 24 marineros enrolados, solamente tres sobrevivieron y solo ellos pueden dar su versión de los sucedido en la madrugada de aquel día. Hay una investigación abierta para esclarecer los sucedido.

Las respuestas están en manos de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) y, aparte, el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno está estudiando si este tribunal es competente para dilucidar si hubo responsabilidad penal en una de las mayores tragedias marítimas de la navegación española.

El asunto ha recaído por reparto en el juzgado central de instrucción número 2, del que es titular el magistrado, y este ha dado traslado a la Fiscalía para que haga su pronunciamiento.

La empresa armadora, en base a la certificación aportada por el patrón, explicó en su momento que el buque sufrió una repentina parada del motor principal durante una maniobra de virada que dejó al congelador sin propulsión ni gobierno y expuesto al viento y al oleaje. Debido a este fallo en plena recogida del aparejo, sostienen los dueños y mantiene el testigo Padín, los golpes de mar escoraron y hundieron al pesquero. Agen.

16 mar 2022 / 01:00
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