En épocas de crisis: ¿mejor el oro estable o la volátil criptomoneda?

Hace menos de 10 años (en enero de 2012) un bitcoin costaba un solo euro. Por entonces, adquirir 20 de estas criptomonedas era igual a tomar unos gin tonics en la plaza. Tampoco muchos. Suficientes para entrar en calor y celebrar la navidad. El pasado mes de abril, sería equivalente a poseer 20 kilos de oro: un millón de euros. Entre las crisis, el preciado material (empleado en joyerías bajo dorados y blancos) siempre se movió bien, manteniéndose como un valor refugio. Paralelamente, la divisa digital ha pronunciado su tendencia alcista, mucho más volátil pero fructífera. Si bien ahora bitcoin y compañía se han precipitado al caos... ¿Sigue deseándose más el oro?

Tal como destaca José Luis Míguez, miembro de la junta de Gobierno del Colexio Oficial de Xoiaría, en tiempos revueltos el “dinero busca estabilidad, busca un sitio seguro” y, si vemos la gráfica de la evolución del oro, queda patente que este elemento se consolida como una de las opciones más fiables a la hora de invertir. En este contexto, recordando que el pasado agosto estaba en 56.000€ frente a los 50.000€ que vale actualmente, mantiene que “el oro va a volver a subir”.

Ya ascendió tras experimentar en su momento un retroceso con motivo de la COVID, que le llevó de los 49.000 euros que costaba en febrero a los 43.000 que alcanzó en marzo del 2020. Desde esa fecha hasta la actualidad, más de un año después, rebasa los niveles de pre pandemia y vale un 16,3% más que cuando se produjo el mencionado bajón.

Ese álgido tirón de su precio, aunque ahora más leve después de descender un 10,7% durante los últimos 10 meses, también se notó en los establecimientos del sector. ¿Lo pagó el consumidor? Casi no. Las joyerías “llevan muchísimos años” y están acostumbradas a “capear estos temporales”, adaptándose habilidosamente a los peores tiempos. Como el mismísimo oro. “Si el metal sube se buscan piezas que tienen más volumen, que son más finas”, comenta Míguez, indicando que además “tienen una tecnología muy puntera para fabricar” estas y “son capaces de hacer cosas increíbles a unos costes muy reducidos”.

Hablando de crisis y cómo influyen en el valor del preciado material, el vocal del órgano colegial señala que “afectó mucho más la anterior”. Según explica, con aquella subida llegó el “auge” de los negocios que desde el 2008 “proliferaron como setas” bajo las palabras “Compro Oro” y ello hizo que algunas familias pudiesen tener liquidez y pudieran aguantar “gracias a esa bolsa de oro que había en las casas”. Asimismo, dentro del sector, todo el que “había en muchas tiendas” también se aprovechó con idénticos fines.

¿VIRTUAL O FÍSICO? Los antecedentes del oro como “refugio de inversión” y su revalorización con el paso del tiempo coinciden en la actualidad con las jóvenes criptomonedas, que tras su creación no dejan de impactar, mostrando una vertiginosa tendencia al alza, mayor que la del preciado material, pero más volátil. No obstante, conforme indica Míguez, ambas subidas “no guardan ninguna relación”, aun constatándose desde que llegó el virus.

“El bitcoin en los últimos dos años pegó un tirón para arriba impresionante, pero también hace un mes pasó de 48.000 euros a 29.000, es decir, cuidado. Yo voy a cama y tengo un lingote y voy a dormir tranquilo, ¿pero si tengo un bitcoin?”, resalta el experto, que conoce el mercado de estas divisas, señalando que “hay unas 6.500 criptomonedas diferentes, y sacando las más conocidas, las old coins, que son las más viejas en el mercado y tienen una capitalización enorme, el resto, muchas, van a desaparecer”.

Sobre ello, Míguez resalta además que “el 95% de los bitcoins están en el 2,4% de las direcciones de carteras de bitcoins y solo estamos especulando, esas cifras que vemos tan bonitas, con el 5%”. “Cuando esta gente decida sacar a vender los bitcoins, los otros ciudadanos que tienen el 5%”, incide, lo pagarán “muy caro” y eso pasará “a valer cero”.

Entre las criptomonedas y el oro, apunta también que con el segundo producto de inversión “si el mercado está retorcido siempre tenemos un bien industrial que sacar adelante”, porque los metales como este o la plata se utilizan y son “un valor de soporte seguro”, pero nada se puede hacer con un bitcoin “si nadie te lo compra y cae en picado”.

OFERTA Y DEMANDA. “Cuando las cosas vienen mal dadas o cuando hay problemas el oro es un valor refugio”, remarca (en sintonía con Míguez) el orfebre y diseñador Fernando Gallego, propietario de una joyería situada en Outes (A Coruña), indicando que “quizás el oro volvió a darle a la gente confianza como un metal de inversión”.

Asimismo, el profesional destaca que la compra de piezas elaboradas con este material se rige sobre todo por la estética y la moda, dependiendo también de la edad y el consecuente poder adquisitivo de sus consumidores. “No puedo decir que haya una pieza más demandada o menos, lo que sí ocurre es que dentro de la joyería las piezas valen por el diseño pero sobre todo valen por la cantidad de metal que lleven”, apunta, reconociendo que a nivel de ventas están “contentos” en plena crisis.

Paralelamente, desde el establecimiento Mr.Gold (Santiago), que se dedica (al revés que la anterior) a adquirir productos que tienen o están elaborados con oro, subrayan que no han experimentado un plus en las ventas realizadas por parte de los particulares. Además, en dicho local, que después vende los bienes a una fundición para convertirlos en lingotes y cobrárselos en oro puro, el margen de beneficio es el mismo valga mucho o poco: “Si sube (el precio) lo pagas más y si baja lo pagas menos”, explican.